Al-Qaida había advertido de ataque en Pakistán

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Syed Saleem Shahzad*

 Éste debería ser el primer artículo de un informe de dos partes. El autor fue secuestrado, torturado y asesinado. Según informes de sus colegas, Syed Saleem Shahzad tuvo la premonición de que sería secuestrado por el ISI (Directorado Inter-Servicios, la agencia de inteligencia paquistaní), debido al artículo que publicamos a continuación. El artículo iba a tener una segunda parte. Saleem dejó una carta a Human Rights Watch mencionando que tenía miedo de que el ISI le secuestrara. La segunda parte de su artículo iba a tratar del reclutamiento y entrenamiento de agentes de al-Qaida. 

 

 

 

Al-Qaida realizó el atrevido ataque contra la estación aeronaval de la Armada Paquistaní PNS Mehran el 22 de marzo después del fracaso de las negociaciones entre la armada y al-Qaida sobre la liberación de los oficiales navales arrestados por sospechas de vínculos con al-Qaida, revela una investigación de Asia Times Online.

Las fuerzas de seguridad paquistaníes combatieron duramente para despejar la base naval después de que fue atacada por un puñado de combatientes bien armados.

Por lo menos 10 personas murieron y dos aviones Orion P3-C de vigilancia y lucha antisubmarina, hechos en EE.UU., por un valor de 36 millones de dólares, resultaron destruidos antes de que algunos de los atacantes escaparan a través de un cordón de miles de militares.

Una declaración oficial estimó la cantidad de combatientes en seis, cuatro muertos y dos que escaparon. Fuentes extraoficiales, sin embargo, afirman que eran 10 combatientes y que seis quedaron libres. Contactos de Asia Times Online confirman que los atacantes eran de la Brigada 313 de Ilyas Kashmiri, el brazo operativo de al-Qaida.

Tres ataques contra autobuses de la armada en los que murieron por lo menos nueve personas el mes pasado, fueron disparos de advertencia a los oficiales de la armada para que aceptaran las demandas de al-Qaida rcon especto a los sospechosos detenidos.

El asesinato de Osama bin Laden en Pakistán el 2 de mayo llevó a grupos de al-Qaida a desarrollar un consenso para el ataque en Karachi, en parte como venganza por la muerte de su líder y también para dar un golpe a la capacidad de vigilancia de Pakistán contra la armada india.

El principal motivo subyacente, sin embargo, fue una reacción contra las masivas medidas represivas internas sobre los afiliados de al-Qaida dentro de la armada.

Volcán de militancia

Hace varias semanas, la inteligencia de la armada rastreó a una célula de al-Qaida que operaba en varias bases de la armada en Karachi, la mayor ciudad del país y un puerto crucial.

“Los sentimientos islámicos son comunes en las fuerzas armadas”, dijo un alto oficial de la armada a Asia Times Online, bajo condiciones de anonimato, ya que no está autorizado a hablar con los medios.

“Nunca nos sentimos amenazados por ese tema. Todas las fuerzas armadas del mundo, sean estadounidenses, británicas o indias, se inspiran en cierto modo en la religión para motivar a sus tropas contra el enemigo. Pakistán llegó a existir gracias a la teoría de dos naciones por la que hindúes y musulmanes son dos naciones separadas por lo cual nadie puede separar al Islam y los sentimientos islámicos de las fuerzas armadas de Pakistán”, dijo el oficial.

“No obstante, observamos un grupo problemático en diferentes bases navales en Karachi. Aunque nadie puede impedir que el personal de las fuerzas armadas desarrolle rituales religiosos o estudie el Islam, el grupo [observamos] se oponía a la disciplina de las fuerzas armadas. Fue el inicio de una operación de inteligencia en la armada en busca de actividades sin escrúpulos.”

 El oficial explicó que el grupo se oponía a la dirigencia de las fuerzas armadas y a su nexo con EE.UU. contra la militancia islámica. Cuando se interceptaron algunos mensajes que mencionaban ataques a los funcionarios estadounidenses visitantes, el servicio de inteligencia tuvo buenos motivos para entrar en acción y después de una cuidadosa evaluación por lo menos 10 personas –en su mayoría cuadros inferiores– fueron arrestadas en una serie de operaciones.

“Fue el comienzo problemas inmensos”, dijo el oficial.

Mantuvieron a los arrestados en una oficina de inteligencia naval detrás de la residencia del ministro jefe en Karachi, pero antes de que se pudiera iniciar un interrogatorio adecuado, los que estaban a cargo de la investigación recibieron amenazas directas de combatientes que dejaron claro que sabían dónde estaban detenidos los hombres.

Rápidamente transfirieron a los detenidos a un lugar más seguro, pero las amenazas continuaron. Los oficiales involucrados en el caso creen que los combatientes temían que los interrogatorios llevasen al arresto de otros partidarios suyos en la armada. Los combatientes, por lo tanto, dejaron claro que si no liberaban a los detenidos atacarían las instalaciones navales.

Era obvio que los combatientes recibían buena información confidencial ya que siempre sabían dónde estaban detenidos los sospechosos, lo que evidencia una considerable infiltración de al-Qaida en las filas de la armada. Se convocó una conferencia naval a nivel superior en la cual un funcionario de la inteligencia insistió en que se tratara el asunto con mucho cuidado porque de otra forma las consecuencias podrían ser desastrosas. Todos los presentes estuvieron de acuerdo,y se decidió abrir una línea de comunicación con al-Qaida.

Se pusieron en contacto con Abdul Samad Mansoori, ex activista de la unión de estudiantes y ahora parte de la brigada 313, quien originalmente provenía de Karachi pero ahora vive en el área tribal de Waziristán del Norte, y comenzaron las conversaciones. Al-Qaida exigió la inmediata liberación de los oficiales sin más interrogatorios. La propuesta fue rechazada.

Se permitió que los detenidos hablaran con sus familias y los trataron bien, pero los oficiales se desesperaban por interrogarlos a fondo con el fin de obtener una idea del grado de penetración de al-Qaida. A los combatientes les dijeron que una vez que se completaran los interrogatorios, los hombres serían dados de baja y liberados.

Al-Qaida rechazó esas condiciones y expresó su desagrado mediante los ataques a los autobuses de la armada en abril.

Los incidentes apuntaban a la existencia en la armada de más célúlas de al-Qaida de las que había identificado la inteligencia. El temor era que si no se encaraba el problema las líneas de aprovisionamiento de la OTAN podrían enfrentar una nueva amenaza. Los convoyes de la OTAN reciben ataques rutinariamente desde que empiezan el viaje de Karachi a Afganistán; ahora podrían estar en peligro en el puerto de Karachi. Los estadounidenses que visitan a menudo las instalaciones navales en la ciudad también estarían en peligro.

Por ello, se tomaron nuevas medidas enérgicas y arrestaron a más gente. Los detenidos tenían diferentes antecedentes étnicos. Un comando naval provenía de la tribu Mehsud de Waziristán del Sur y se creía que había recibido instrucciones directas de Hakeemullah Mehsud, jefe de Tehrik-e-Taliban Pakistan (talibanes paquistaníes). Otros eran de la provincia Punjab y de Karachi, capital de la provincia Sindh.

Después de que los SEAL de la armada de EE.UU, mataron a bin Laden en Abbottabad, a 60 kilómetros al norte Islamabad, los combatientes decidieron que había llegado la hora de una acción de mayor importancia.

Una semana después, conocedores de PNS Mehran suministraron mapas, fotos de diversas rutas de ingreso y salida tomadas de día y de noche, la ubicación de hangares y detalles de la posible reacción de las fuerzas externas de seguridad.

Como resultado, los combatientes pudieron entrar en la instalación fuertemente protegida, y un grupo atacó los aviones, un segundo grupo enfrentó a la primera línea de defensa y el tercero escapó con los otros dándoles fuego de cobertura.

 

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