América Latina, siempre es hora de definiciones (I)

1.223

Rivera Westerberg

Las bases colombo – estadounidenses en territorio colombiano, pero manejadas por el US Army no son un asunto cerrado ni aceptado en el continente.  Lo analizan este sábado Lula da Silva y Evo Morales, recién producido oficialmente el quiebre, por parte de Panamá, del Parlacen –que, como en el cuento del ratón Perez, se siente y las hormiguitas, los demás países que lo integran, lloran.

Este sábado 22 de agosto los presidentes de Bolivia y Brasil intercambiarán ideas en la ciudad de Villa Tunario, Bolivia, sobre el sentido, significados y consecuencias políticas y geoestratégicas del aggiornamiento del pacto politico militar colombo-estadounidense que otorga, en los hechos, control a la potencia extra latinoamericana sobre extensos territorios aledaños al Pacífico y la cuenca amazónica.

La reunión originalmente estaba programada para concretar y precisar una serie de convenios y acuerdos en los planos económicos y para la infraestructura vial entre ambos países.

No resulta improbable que ambos mandatarios –con notables índices de aprobación y apoyo ciudadano en sus respectivos países– analicen también la posición venezolana al respecto; el gobierno de Venezuela sostiene que los siete destacamentos militares estadounidenses en Colombia –que eso es una base, un destacamento– específicamente constituyen un reto a la paz continental y a sus fronteras nacionales.

Bolivia y Brasil comparten con la mayoría de los países suramericanos la Amazonia, un territorio sometido a la más brutal y veloz devastación ambiental de la historia del mundo y codiciado fuera de América del Sur por sus riquezas, todavía no completamente clasificadas, y su amplia biodivesidad.

Casi la totalidad de las organizaciones ciudadanas de base, muchos partidos políticos, académicos y estudiosos de los procesos de integración –puestos en marcha una y otra vez en América Latina– coinciden en que la operación de la milicia estadounidnse en el subcontinente, por el riesgo que representa, constiye un freno a esos procesos y una suerte de chantaje armado al desarrollo de movimientos y fuerzas políticas y culturales opuestos a la hegemonía cultural, económica y política del país del norte.

La reunión boliviano-brasileña tiene lugar con miras al encuentro de la UNASUR programado para el 28 de agosto en Bariloche, en el sur de la Argentina. Llama la atención la elección de la la ciudad y centro turístico ubicado en la Patagonia, que podría interpretarse  como un símbolo y un mensaje, parafraseando al fallecido escritor uuguayo Mario Benedetti, de que "el Sur también existe".
 

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.