América Latina y sus perspectivas: Integración o individualismo

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Juan Carlos Alfaro*

 

 

 

 

Los albores del siglo XXI presentaron un nuevo despertar para América Latina y las voces populares irrumpieron en el escenario regional. Sus ecos cuestionaron al modelo neoliberal y sus brazos de control: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Consenso de Washington. Sin embargo, no es más una novedad que: un obrero metalúrgico sea el presidente de Brasil, o que un indígena sea el presidente de Bolivia, o que se haya roto el bipartidismo en Uruguay, o que existan presidentas mujeres o que haya cobrado vida el “Socialismo del siglo XXI”.

Las épocas de las presentaciones a escena ya pasaron. Es tiempo de actuar en consecuencia, ya que la coyuntura mundial así lo exige. La Crisis Financiera hace que el mundo mueva sus bases y que se gesten cambios importantes. Perder el tren o amagar con tomarlo, sería uno de esos tantos repliegues que sufrió la región a la hora de pegar el salto.

Los sectores de derecha y los estrategas de Washington lo saben, y es por eso que mueven sus fichas después de un ilusorio repliegue, producto de la fiebre “progresista y popular” desatada en la región. La “Media Luna” en Bolivia, la “Junta Agraria” en Argentina, los autonomistas de derecha en Ecuador y Venezuela y todos los sectores conservadores en sintonía con Estados Unidos, vuelven a la carga con armas democráticas como también las más antidemocráticas. La dualidad parece ser general: La integración o el individualismo.

Elecciones democráticas: Las voces de las urnas
Durante el 2008 las fuerzas de las nuevas voces supieron hacerse oír en las urnas. En agosto los bolivianos dieron su rotundo apoyo al proceso encaminado por Evo Morales. Más del 67 por ciento de los votos ratificaron al presidente y su vicepresidente en el Referendo Revocatorio. (Ver: “El pueblo ratificó a Evo”. APM 10/08/2008)

Pese a las trabas que pusieron los sectores de la derecha reaccionaria -aglutinados en la “Media Luna”- el 25 de enero de este año se realizó una consulta popular sobre la Nueva Constitución Política del Estado, donde el proyecto liderado por Evo Morales obtuvo un abrumador triunfo con más del 61 por ciento de los votos. Con ese gran apoyp popular, el mandatario boliviano promulgó la nueva Constitución boliviana. Casi a fin de año -en diciembre- se realizarán elecciones presidenciales anticipadas. Una vez más -como tantas otras- el Gobierno de Evo se pondrá a disposición del mandato que el pueblo deposite en las urnas.

En Ecuador sucede algo similar. En septiembre de 2008 más del 60 por ciento del pueblo dio su apoyo a Rafael Correa en el Referendo Constitucional. En ese marco, el 26 de abril de 2009, los ecuatorianos serán convocados nuevamente a las urnas para elecciones legislativas y presidenciales.

En Brasil la situación es otra. La derrota en San Pablo del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones municipales, puso en aprietos al presidente Luiz Inacio Lula Da Silva. El conservador José Serra se puso en carrera -con la socialdemocracia- hacia las presidenciales 2010. Con este panorama, y teniendo en cuenta que la constitución le impide a Lula postularse para un tercer mandato, éste tendrá que afinar movimientos para erguir un candidato que permita que el PT se mantenga en el Gobierno.

En Venezuela, las elecciones regionales dieron como claro ganador al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), liderado por el presidente Hugo Chávez. Sin embargo, la gran victoria tuvo un sabor amargo, en especial por la pérdida -entre otros Estados opositores- de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, bastión simbólico en la república caribeña.

 
El caso argentino tiene sus tintes propios. Después de la pulseada entre la “Junta Agraria” y el Gobierno de Cristina Fernández (marzo-junio del 2008), la oposición, la derecha, los grandes medios corporativos y los sectores disidentes del oficial Partido Justicialista (PJ), aprovecharon la debilidad de la Administración y empezaron a afinar sus armas de cara a las elecciones legislativas de octubre de 2009. Si bien, el oficialismo cuenta aún con un gran apoyo popular y la oposición mantiene sus diferencias, la pelea promete ser muy reñida y abrirá el panorama para las presidenciales del 2011.
 
El 2008 sacudió los cimientos del sistema capitalista. El neoliberalismo estuvo a punto de morir (o al menos eso parecía), pero no fue así. Se le propinó primeros auxilios y parece estar más vivo que nunca, pese a que los países centrales recurrieron al Estado y la intervención del mercado para salvarlo.

Para callar a todos esos que sostenían que había que “refundar el capitalismo”, “terminar con el neoliberalismo” y crear un Nuevo Orden Económico Mundial, la Cumbre del Grupo de los 20 (G20) realizada en noviembre de 2008, se encargó de dejar las cosas claras.

El G20 optó resolver la crisis financiera manteniendo el respeto al libre mercado, la propiedad privada, la libertad de comercio y se negó reemplazar los organismos financieros como el Banco Mundial y el FMI. Por si alguien se lo había imaginado, no se cuestionó la continuidad del dólar como divisa comercial internacional.

La crisis de algún modo afecta y afectará a la región. Los riesgos de recesión son importantes y más allá de la fortaleza económica de algunos países (Brasil, México y Chile), los conflictos internos de otros países pueden poner en riesgo las economías.

Pero lo más importante es aprovechar la debilidad de los centros económicos de poder. Es importante privilegiar la economía interna, establecer mecanismos de intercambio de información y cooperación técnica, para facilitar la determinación de los cursos de acción a seguir en los respectivos países.

También revitalizar al Estado, diversificar las relaciones comerciales con otros países que no sean occidentales. La cooperación interregional será fundamental.

Realizar una mayor distribución de la riqueza, desarrollar la industria interna. Desarrollar recetas políticas, económicas, militares y sociales, propias y conjuntas en torno a la crisis y al contexto mundial.

La I Cumbre América Latina y del Caribe (CALC), realizada en Sauípe (Brasil) en diciembre, demostró que una integración sin la mirada y la tutela de Estados Unidos puede ser posible.


En la Cumbre de las Cumbres como se denominó al encuentro donde se realizaron -además- la Cumbre del Mercosur, la Cumbre de la UNASUR y la del Grupo Río. Se logró un paso histórico al incluir a Cuba en el Grupo Río. Además, en la megacumbre consensuó que en esta época de profunda crisis económica, es necesario institucionalizar un foro en el que tengan voz exclusivamente los países de la región, sin la presencia de Estados Unidos ni de Europa.

Sea dentro del Mercosur o el ALBA, proyectando en conjunto en la UNASUR (o a cualquier organismo que aglutine a los países de la región), se puede abogar por un mundo multipolar y un Nuevo Orden Económico Mundial. La integración genera compromiso de los Estados, significa pensar en conjunto. El individualismo genera dependencia de la potencia de turno.

En otras oportunidades la región pagó los costos de las crisis capitalistas. En esta oportunidad el camino a tomar tendrá que ser diferente. Y esto no será posible con el individualismo. Si algo es cierto, es lo siguiente: “El siglo XXI nos encontrará unidos o dominados”.

 

* Periodista de la Agencia de Prensa del Mercosur

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