Argentina: Desguace opositor y dudas en el kirchnerismo

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Juan Guahán*
La oposición argentina es un paño de lágrimas, las divisiones y enfrentamientos recorren todo ese espectro. El oficialismo avanza, nadie sabe si llegó a su techo. De todas maneras en algunos despachos de la Casa Rosada hay dudas, temen -pareciera que sin fundamentos- que la Presidenta se retire con todos los honores y sin la candidatura para un nuevo período.

Comencemos por la oposición. Desde la muerte de Néstor Kichner se podía observar el crecimiento constante y arrollador del kircherismo. Eso que se insinuaba tomó una forma más concreta en las urnas a través de las 3 últimas elecciones. Esta situación desacomodó a toda la oposición electoral. En Catamarca el golpe fue para las aspiraciones radicales. En Chubut el peronismo federal terminó de desnudar sus carencias. En la reciente elección de Salta se demostró que Cristina podía contener a distintas vertientes del oficialismo.

Esta evolución junto a la falta de liderazgos claros, que abren paso a legítimas pero disolventes ambiciones pesonales, trajo como consecuencia una fragmentación de las fuerzas opositoras. En medio de ellas ningún sector se yergue con autoridad suficiente como para plantarse como alternativa.

Veamos.Elisa Carrió lidera una fuerza cada vez más aislada y sin el peso de otros tiempos. El radicalismo envuelto en sus contradicciones, sólo Ricardo Alfonsín emerge con posibilidades de liderar un frente que tenga alguna consistencia.

El peronismo federal vegetando en unas modestas y agonizantes internas de las que emergerá un Eduardo Duhalde desvalorizado. Desde allí intentará alguna alianza, muy posiblemente con Mauricio Macri.

El socialismo coquetea con radicales y con Proyecto Sur, pero la imposibilidad que Hermes Binner pueda definirse hasta que no se vote en las elecciones internas, abiertas y obligatorias de la provincia de Santa Fe (22 de mayo) inquieta a los aliados e inmoviliza los posibles acuerdos.
Proyecto Sur -que tiene a Pino Solanas como jefe- duda si mantener el actual proyecto nacional, aunque la cosecha sea magra, o dejarlo en el aire y zambullirse y “dar pelea” en la Capital Federal.

Por último, Mauricio Macri, la “esperanza blanca” de la oposición mediática. Será muy probablmente quien le dé mayor batalla al oficialismo. Aunque muy lejos y a quien no le será fácil llegar a la segunda vuelta. De allí su intento reciente de promover un acuerdo programático de las fuerzas opositoras que, por supuesto, él espera liderar.

Con esta realidad por delante, la esposa de Carlos Reuteman vuelve a levantar la ilusión de una candidatura presidencial de su marido, idea fortalecida por el almuerzo del ex corredor con Macri.

Para el oficialismo, frente a este panorama, el futuro es absolutamente prometedor. Pero, siempre hay un pero, hay un temor para que no todo sea felicidad en varios despachos de la Casa Rosada. Hay un ronroneo acerca de la posibilidad que la Presidenta decline su obvia candidatura y preserve todo el prestigio actual para volver en el 2015.

Eso sería coherente con los intereses familiares de sus propios hijos y con la posibilidad de poder gobernar plenamente en el 2015 con la perspectiva de una relección o declinar a favor de uno de sus hijos en el 2019. En ese caso el único candidato fuertemente instalado sería Daniel Scioli. Hasta aquí el temor que se trasmite bajo la forma de cuchicheos y que se alimenta de diversos, muchos de ellos insignificantes, gestos de la Presidenta.

Más allá de estas elucubraciones todo parece indica que la “hoja de ruta” que seguirán los acontecimentos no es esa. Más bien parece ser una “bola” –originada en la intimidad del despacho presidencial- que tiene el objetivo de “mantenerlo tranquilo” a Scioli.

Se sabe que éste es permanentemente tentado para que salga a pelear la presidencia. Mantener viva, por parte de la Presidenta, la llama que “ahora puede ser su hora” es una forma de asegurarse que no prestara oídos a esos “cantos de sirena”. Tal vez esta misma “bola” explique que Scioli esté aceptando mansamente el sistema de colectoras, ahora aprobadas como “listas de adhesión”, que le aseguran a Cristina un amplio espectro de apoyo en la vital provincia de Buenos Aires.

El control de la "burguesía nacional"

El gobierno kirchnerista ha tomado una decisión trascendente en su relación con el poder económico de lo que se suele denominar “buguesía nacional”. Se trata de la determinación de ampliar la presencia estatal en las empresas en las que la ANSES tiene acciones. Estas acciones provienen de las inversiones realizadas por las AFJP cuando el sistema previsional era privado. Allí se autorizaba a las AFJP a designar hasta el 5% del directorio de dichas empresas, ese límite significaba que nunca sería más de 1 miembro.

Esa limitación se mantuvo cuando, en el 2008, fueron estatizados los recursos de las AFJP y pasaron a formar parte de la ANSES. Ahora por el Decreto –Nº 441- de Necesidad y Urgencia (DNU),  se ha resuelto eliminar ese tope y el gobierno aspira integrar al Directorio de las Empresas la cantidad de miembros que se corresponda con el porcentaje de acciones en manos de la ANSES. El monto total de esas inversiones rondaría los 21 mil millones de pesos.

El fundamento de aquella medida original y de esta ampliación es controlar que los recursos que son garantía para el cumplimiento de los futuros beneficios previsionales se manejen de un modo eficiente.

Hasta aquí lo que establecen las normas legales. Desde la oposición política, a excepción de Proyecto Sur, el socialismo y el GEN (Margarita Stolbizer), ya han presentado un proyecto para derogar dicho DNU. El fundamento de la oposición es que “la injerencia estatal va a aumentar la inseguridad jurídica”. Además sostienen que no se puede modificar una Ley por un Decreto de Necesidad y Urgencia. Los empresarios y sus organizaciones piden que se revea esa medida y  sostienen que esto incrementará los costos de los créditos externos.

Se avecina una larga disputa legal por la vigencia de esta norma. Por lo pronto, asambleas de accionistas de Techint y Molinos no permitieron la incorporación a esas empresas de los directores desgnados por el Ejecutivo.  En la Comisión Bicameral Permanente, que debe entender en este tema, hay un empate entre oficialismo y oposición que la tiene paralizada. Además ya se iniciaron las variadas impugnaciones judiciales. La CGT, a su vez, demanda tener directores propios en este nuevo régimen. Entre las, más de 30, empresas involucradas figuran:

El Banco Macro con el 30,8% de acciones estatales; Edenor (26,4%); Distribuidora de Gas Cuyana (26,1%); Siderar (25,9%); Telecom (24,9%); Transportadora de Gas del Sur (23,1%); Grupo Financiero Galicia (20,4%); Molinos Rio dela Plata (19,9%); Transener (18,7%): Banco Patagonia (15,2%); Camuzzi Gas Pampeana (12,6%), Petrobras Energía (12,8%); Juan Minetti (11,35); Aluar aluminio (9,3%); Metrovías (8,5%), Metrogas (8,1%) y el Grupo Clarín (9%) entre otras empresas.

Un caso especial se podría plantear con Pampa Energía, conducida por Marcelo Mindlin un “amigo del gobierno”, allí las acciones estatales (con el 22,4%) serían semejantes o superiores a las del propio Mindlin.

Esta medida apunta al corazón de muchas “grandes empresas nacionales”. Está visto que el actual “modelo” está apoyado en una compleja alianza con algunos  sectores exportadores extractivistas, como los mineros; en la ambigua relación con las grandes exportadoras de granos; en las ventajas de las empresas automotrices y en importantes ganancias para el sector financiero.

Pero su carta principal es alcanzar una fuerte presencia en lo que se conoce como la “burguesía nacional”. Allí se ha desplegado la fuerza de los más cercanos al gobierno (Enrique Eskenazzi, Marcelo Mindlin, Jorge Brito, Lázaro Báez, Cristóbal López, Eduardo Eurnekian, Eduardo Elsztain, Gerardo Ferreyra).

Con esta medida avanza fuertemente sobre la posibilidad de atar, aún más solidamente, la mayor parte de este sector con los proyectos del gobierno. El hecho de tener directores en buena parte de estas empresas le permite tener una información privilegada sobre la marcha de las mismas e incidir sobre su futuro y la modalidad de intervención de éstas sobre el conjunto de la economía.

No es un misterio que está previsto que la gran mayoría de estos directores vendrá de “la Cámpora”, expresión política "juvenil" actual del “riñon del poder”. Habrá que ver si la CGT logra “colar” algunos directores.

*Analista de Question Latinoamérica
 

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