Argentina: Los últimos datos a una semana de las elecciones

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Este larguíííísimo año electoral está llegando a su final. Es difícil saber si es por el agotamiento ante tantas campañas y elecciones, por la falta de incentivos o por la semejanza entre los principales candidatos, pero lo cierto es que este proceso electoral se está dando en medio de una llamativa apatía. Posiblemente con el paso de las horas y la cercanía con la obligación de votar se incremente el interés en esta última semana.

Lo real es que al día de hoy hay mucha distancia entre la apabullante cantidad de propaganda electoral y el escaso  interés que ella despierta. Para dicha o desdicha de los votantes y candidatos, según el lugar desde el cual se lo mire, tampoco sabemos si este próximo domingo se cierra esta carrera o habrá otra convocatoria para un eventual ballotaje o segunda vuelta electoral.
Dicho esto vamos a varios temas vinculados a esta próxima elección.

Las encuestas
Es sabido de qué modo los encuestadores “le erraron fiero” en varias de estas elecciones, eso puede tener su causa en impericia de estas empresas, indefinición en los electores o bien que las encuestas son parte de la campaña y dan los resultados que les interesa a quién las paga. Lo concreto es que en estas elecciones, que son las más importantes de este año, las encuestadoras han sido prudentes y han tomado variados recaudos. El más importante, para ponerse a resguardo de estos “errores”, es trasmitir que el voto puede ser cambiado a último momento. Entonces tenemos que, a una semana del acto electoral, el 20% de los votos puede que sea modificado. De este modo sus datos son tan relativos que sirven muy poco y cualquier resultado puede ser explicado, por ese presunto cambio de voto.
Dicho esto vamos a ver algunos datos de las encuestas.
Las coincidencias son totales en el sentido que hay dos pelotones. El de mayor volumen electoral que abarca al Frente para la Victoria (FpV) de Daniel Scioli; Cambiemos, con Mauricio Macri y el Frente Unidos por una Nueva Alternativa (UNA) que encabeza Sergio Massa. De estos 3 emergerá el futuro presidente. Un segundo pelotón lo integran las otras 3 formaciones que quedaron habilitadas para participar en esta elección. Ellos son: El Frente Progresistas, que tiene como candidata a Margarita Stolbizer; el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), del cual es candidato Nicolás del Caño y Adolfo Rodríguez Saá con su Alianza Compromiso Federal.
Una segunda coincidencia generalizada es que ningún candidato llegará al 45% de los votos, que sería una de las formas de evitar la segunda vuelta. ar candidatos
Una tercera cuestión compartida es que Scioli será el candidato que sacará mayor volumen de votos. Un cuarto acuerdo es que no se produjo la polarización entre Scioli y Macri y que Massa no solo retuvo su voto, sino que lo estaría incrementando. Aquí terminan los datos compartidos por todas las encuestas. De aquí en más se abre un abanico de posibilidades, aquí podemos sintetizar las dudas más importantes.
La primera gran duda es si Scioli llegará a sumar al 40%. Una de las condiciones para ganar en primera vuelta. Aquí las encuestas se dividen. Unos y otros opinan que arriba o abajo del 40% estará muy cerca de esa cifra. La mayoría de las encuestadoras se inclinan en el sentido que estaría superando la barrera de dicho 40%
La segunda duda y la otra condición para ver si habrá o segunda vuelta es saber si le sacará o no 10 puntos de diferencia al segundo.  En este caso hay coincidencia que hubo un crecimiento, respecto de las PASO, de Massa. Ese avance hace que la mayoría del voto opositor no se polarice, como fue la apuesta de Macri. Ello podría favorecer a Scioli y hacer que el domingo se corone Presidente. En este tema las encuestas están divididas, aunque la tendencia mayoritaria es que lograría esa diferencia.
La tercera cuestión en debate es quién será el segundo que eventualmente podría acceder al ballotaje. Salvo la excepción de una encuestadora, todos ubican en este lugar a Macri, si bien reconocen el crecimiento de Massa, en general consideran que es muy difícil que logre descontar la diferencia en esta última semana.
Un enigma electoral es lo que pueda acontecer con Aníbal Fernández y su candidatura a gobernador bonaerense. Se mantiene un fuerte rechazo a la misma. El temor del sciolismo es que ese contrapeso, dado que los “cortes” difícilmente se masifiquen, pueda arrastrar a la boleta completa y que para no votar a Aníbal, elijan otra boleta entera.

Otros datos sobre el voto
Entre los “detalles” que es bueno tener presente para no quedar atosigados con los números de las encuestas es que, después de las PASO, se votó en Tucumán Y Chaco. Ambos  resultados (no encuestas) se caracterizaron por una drástica reducción de la diferencia a favor que tenía el FpV respecto de sus seguidores.
Otro dato que tampoco favorece al oficialismo es la evolución de la situación económica que, más allá de medidas aisladas, no registró mejoras. La continuidad de la inflación no juega a favor del oficialismo, tampoco lo hacen los problemas laborales, como las últimas suspensiones en varias plantas automotrices.
Si bien el “gran público” aún no ha sido suficientemente informado, no es un tema menor la debilidad existente en materia de divisas. Allí está una de las principales causas coyunturales del parate económico y de los actuales problemas laborales. Confluyen para provocarlo una adversa situación internacional (Brasil y China) y los problemas de las políticas propias.
Por último, juegan a favor del gobierno las características de una oposición incapaz de ofrecer la viabilidad de un horizonte alternativo que despierte entusiasmo y esperanza en las mayorías sociales. Es probable que en esta cuestión se encuentre la razón de la baja pasión colectiva del actual proceso electoral. Por eso, a pesar de las señaladas dificultades y contradicciones, el oficialismo parece encaminarse hacia una victoria en primera vuelta.

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Gonernadores, Justicia, Stiusso: armas en manos de Scioli
Más allá de los gestos amistosos, la calle, la prensa, empresarios y políticos están convencidos que la actual relación de Scioli con Cristina Fernández de Kirchner y su familia no pasa de ser un “matrimonio” de corta duración y largas secuelas.
El hombre que tiene las mayores posibilidades de ponerse, el 10 de diciembre, la banda presidencial sabe dos cuestiones básicas. Una, que su triunfo -en primera o segunda vuelta- está atado a mantenerse sólidamente aferrado a la omnipresente figura de la Presidenta. Por eso aparece junto a la misma escuchando, sin chistar, de qué modo le coloca límites a su futuro accionar. Dos, que la viabilidad de su gestión depende de su capacidad para imponerse al núcleo duro de La Cámpora, que será la fuerza real del kirchnerismo futuro y que tiene en Cristina su conducción indiscutida. Esta cuestión será, junto a lo económico social (inflación, trabajo, crecimiento), el centro del debate que se instalará en el escenario del próximo año.
En esta puja -con el equipo que se retira- Scioli contará, para el caso que sea Presidente, con la invalorable tradición que somos un país presidencialista y que –dentro del peronismo- el que gobierna, manda. Además de estas ventajas generales podrá tener otras más concretas y particulares. En este camino hoy se señalarán algunas de ellas: Los Gobernadores, la Justicia y Stiuso.
Si triunfa Scioli, los gobernadores volverán a las Casa Rosada. Por lo menos en una primera etapa ellos serán los interlocutores inmediatos del Presidente y su punto de apoyo para esta y otras batallas. En ellos ha calado muy hondo la experiencia de sumisión y “puenteo” de estos años. Ahora intentarán volver por la recuperación de la independencia perdida.
La Justicia puede ser el otro aliado de un Scioli Presidente. Las causas judiciales contra los actuales funcionarios serán un arma, tal vez la más importante, para acallar resistencias, presiones y lograr los imprescindibles votos parlamentarios. Para alcanzar estos objetivos El sciolismo espera tener en su futuro Ministro de Justicia, Ricardo Casal, una llave eficaz para abrir y cerrar las ventanillas de los Tribunales.
El espía Antonio Stiusso, al que la Presidenta le dio volumen internacional en la reciente Asamblea General de las Naciones Unidas, es otra de las armas que –silenciosa, muy silenciosamente- se está procurando el sciolismo. Dos hechos avalan esta pretensión. La extraña reunión Scioli/Stiusso pocos días antes que el espía fuera cesado en sus funciones. Más extraña aún es la propuesta que acaba de hacer Scioli al Senado provincial para que Jorge Víctor Sappia sea designado como Juez del Tribunal en lo Criminal N° 1 de San Isidro. El dato llamativo, divulgado por la prensa, es que Sappia fue socio y utiliza el mismo escritorio que Santiago Blanco Bermúdez, el abogado de Stiusso. Nadie duda que el espía  que durante años empalagó a los inquilinos de la Casa Rosada con “carpetas” cargadas de datos, escuchas, filmaciones y chismes de todo tipo de amigos y enemigos del kirchnerismo, posee idénticos materiales de quienes ahora se retiran y a quienes servía. La posibilidad del uso de unas y otras, con las consecuencias y responsabilidades (penales y políticas) del caso, dan una idea de la dimensión del rol disuasivo que ese material puede tener.

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