Bachelet II y el terceto presidencial femenino

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Michelle Bachelet, hija del General Alberto Bachelet, ganó –el domingo pasado- las elecciones presidenciales en Chile. Triunfó sobre Evelyn Matthei, hija del General Fernando Matthei. De esta manera volverá a presidir Chile, tal como lo hizo en el período 2006/2010.

En esta segunda vuelta los pronosticadores acertaron, el triunfo de Bachelet fue rotundo. Ganó con el 62,2% de los votos emitidos, contra el 37,8% de su rival. En la primera vuelta, cuando todos esperaban que sus votos superarían el 50%, solo alcanzó a reunir el 46%.
El gobierno socialista de Bachelet enfrenta el gran desafío de achicar la brecha social, en un país caracterizado por sus altos ingresos y también por la pésima distribución de los mismos.
Durante los festejos de la victoria, procurando abrir esperanzas en una sociedad un tanto descreída, Bachelet dijo “En este tiempo Chile se ha mirado a sí mismo. Y este Chile ha decidido que es momento de iniciar transformaciones de fondo”. Haciéndole un guiño al poderoso movimiento estudiantil, que conmoviera a la sociedad chilena en los últimos años sostuvo “El lucro no puede ser el motor de la educación, porque la educación no es una mercancía”. Todo ello junto a la convocatoria para que Chile tenga una nueva Constitución y su reivindicación del rol de las mujeres para que “de una vez por todas sean tratadas con igualdad y justicia”.
El resultado electoral resultó ser un duro revés para el actual Presidente Sebastián Piñera. Su gobierno tuvo buenos resultados desde el punto de vista macroeconómico, pero ello no se trasuntó en una mejora de los ingresos y calidad de vida de los más humildes. Ahora el gobierno vuelve a las manos de lo que se define como de centroizquierda.
Chile ha sido una de las claves para la constitución de la Alianza del Pacífico de la que también forman parte Perú y Colombia. Mientras que Paraguay y Uruguay han demostrado fuertes signos de aproximación. Esta entidad se ha presentado como una contracara del MERCOSUR. Es por ello que la Presidenta Bachelet ha manifestado su desconfianza respecto a esta entidad, una de las claves de la política norteamericana en la región.
Merece un párrafo especial la cuestión de la abstención, ya que -en términos numéricos- ésta resultó ser la ganadora en estas recientes elecciones. Es bueno tener presente que en Chile el voto no es obligatorio. En términos globales se puede concluir que de todos los que estaban en condiciones de hacerlo casi el 60% no votó, el 26% lo hizo por Bachelet y el 14% por la candidata conservadora. Son variadas las opiniones acerca de las causas de esta amplia abstención. Para algunos significa la falta de confianza en el sistema institucional. Para otros el desinterés está motivado en un creciente individualismo, hijo de la modernización capitalista, que se va instalando en la sociedad chilena. En ambos casos resulta claro que no ven a las elecciones como el lugar donde se define el futuro –individual y colectivo- de sus existencias. Cualquiera sea la opinión que se tenga sobre sus causas, no deja de ser un dato de la realidad que no se puede omitir.
Por último tampoco podemos olvidar que cuando el próximo 11 de marzo asuma Bachelet, tendremos a tres mujeres gobernando en Argentina, Brasil y Chile.

Juan Guahán, Question

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