Camisea, Perú: gas, ambiente y un genocidio en marcha

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Con bombos y platillos se iniciaron los trabajos para obtener gas de petróleo en el valle del Urubamba. El Proyecto Camisea, a un costo de US$ 1.600 millones, se pretende sea la viga maestra del desarrollo económico del Perú. Los yacimientos de gas natural, en la Amazonia peruana, constituyen la más importante reserva de gas de Perú -y una de las más ricas de América Latina-.

Se calcula, considerando los volúmenes existentes y los probables, que se extraerán 8.24 trillones de pies cúbicos de gas natural de petróleo y otros 482 millones de barriles de líquidos asociados: propano, butano y condensados.

La salida del combustible está asegurada por dos gasoductos; uno de gas natural de petróleo que -desde la región de Cusco- recorre unos 700 kilómetros hasta la costa (Lima-Callao) y un poliducto para los líquidos. El combustible explorado en Camisea llegará a un centro distribuidor ubicado a 35 kilómetros de Lima y también a plantas industriales. La red de gasoductos permitirá que el combustible sea destinado tanto al consumo interno como para su exportación.

Los expertos prevén que el precio del combustible para uso hogareño eventualmente podría bajar hasta en un 50 por ciento, mientras que el costo de la energía eléctrica se reduciría alrededor de un 20 por ciento.

No ilumina todo lo que se quema

fotoLos yacimientos de Camisea se licenciaron para su explotación por 40 años en 2000 al consorcio Upstream, formando por Pluspetrol Perú Corporation S.A., Hunt Oil Company of Peru, L.L.C., SK Corporation y Tecpetrol del Perú S.A.C. -esta última propiedad del grupo argentino Techint-. El Octuibre ese año Tecgas N.V. (Techint), en asociación con Pluspetrol Resources Corporation, Hunt Oil Company, SK Corporation, Sonatrach Petroleum Corporation B.V.I y Graña y Montero S.A. se adjudicaron los contratos del transporte del combustible

.

En la actualidad la explotación del gas de Camisea está en manos de Pluspetrol, de Argentina, Hunt Oil, de Estados Unidos, SK Corporation, de Corea, Techint, también argentina, y Sonatrach, de Argelia, que habrían invertido algo más de US$ 1.600 millones en la primera etapa de la explotación.

Diversas fuentes señalan que Ray Hunt -accionista mayoritario de Hunt Oil- es uno de los financistas de la campaña de Bush por su reelección a la presidencia de EEUU y destacan sus relaciones personales y de negocios con el actual vicepresidente «Dick» Cheney, largamente vinculado a los servicios petroleros a través de la empresa Halliburton.

Halliburton -según la asociación ecologista Amigos de la Tierra International (ATI)- apoyó fuertemente a Hunt Oil en el proyecto Camisea. La razón es clara para ATI y otras organizaciones: Camisea está destinando a convertirse en proveedor de gas a EEUU. Esta información deja en el limbo de los sueños la pretensión acariciada por Bolivia de convertirse en la gran exportadora de gas del occidente suramericano.

fotoPolítica de tierra arrasada

Las organizaciones ecologistas lucharon infructuosamente para detener el proyecto gasífero Casimea hasta que no se estudiaran los daños a la ecología y el perjuicio a las poblaciones originarias de la zona. No fueron -como es de rigor- escuchadas; en la actualidad se estima que constituye una de las acciones de mayor impacto negativo sobre la cuenca del Amazonas.

El gasoducto amenaza la biodiversidad de la región amazónica y su tendido atenta contra la existencia de la selva húmeda de la región, hábitat de una media docena de naciones. El impacto es notorio en el área del bajo Urubamba -en la zona de Cusco-.

La intensificación, a partir de mediados de 2003, de la campaña de los ambientalistas, como Amigos de la Tierra, Amazon Warch y otras, no consigue cosechar los frutos esperados; si bien el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) postergó un crédito por US$ 75 millones, los responsables del proyecto intentan diversas maniobras para obtener fondos de la misma y otras entidades financieras internacionales e incluso de la Corporación Andina de Fomento (CAF).

En agosto de 2003, el Ex-Im Bank se negó a financiar el proyecto Camisea por razones ambientales, pero un mes después el BID aprobó un crédito de US$ 135 millones para Camisea. El gobirno de EEUU pudo haberlo vetado.

Se ha demostrado en los últimos dos años que el proyecto es responsable de la erosión y contaminación masiva del territorio; también que sus impulsores intentan influir sobre las comunidades cuyo espacio invaden sin permiso ni autorización; se sospecha que además que han incitado a la violencia de unas comunidades sobre otras, aunque esto no ha podido ser probado.

Sí se ha probado que la erosión y consiguiente liquidación de vida vegetal y animal ha causado una fuerte disminución de la fauna ictícola en ríos y lagunas, lo que significa, ni más ni menos, que aumentaron los niveles de desnutrición de pobladores de la zona. Camisea obtiene combustible por genocidio.

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Más informaciones en:

– El portal oficial del Proyecto Camisea: www.camisea.com.pe/esp/who.asp

– El Portal del Medioambiente: www.portaldelmedioambiente.com/html/gestor_denuncias/ver_denuncia.asp?id=289

– Organización Amigos de la Tierra: www.foei.org/esp/publications/pdfs/handsoff2.pdf

– Amazon Watch: www.amazonwatch.org/amazon/PE/camisea

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