Cantalao: manoseo del poeta muerto

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Lagos Nilsson

Llegamos, recuerdo, con Rodrigo Quijada a la casa de Neruda en Isla Negra caído ya el crepúsculo de un día de lluvia. 1963, Crepusculario cumplía 40 años; en la carretera quedaron Lázaro Zurich y José Román: alguien tenía que custodiar el NSU Prinz volcado. Quijada vive en México, quizá escriba todavía cuentos y novelas; Zurich, que recitaba como nadie a Nicolás Guillén, es un buen abogado de la plaza de Santiago, y Román un gran escritor, guionista de cine y profesor. Todos éramos estudiantes de Derecho.

La loca idea que impulsó el viaje fue invitar al poeta a un acto (más o menos) solemne en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile con el que recordaríamos esos 40 años de Crepusculario.

No conocíamos a Neruda; conocíamos muy poca gente del ámbito culturoso y casi a nadie del cultural; a nuestro modo –y aunque se estilaba la corbata– éramos, pisando los 20 años, unos "chicos rebeldes". Nos motivaban más las mujeres que portarnos bien; habíamos "descubierto" a Manuel Rojas, a Lagerkvist, a Juan Godoy, Teófilo Cid, Keoruac, en fin, y tal vez a García Márquez, Svevo y no estoy seguro de que ya se hubiera publicado –y llegado a Chile– Rayuela. También habíamos descubierto el ajenjo –ese maravilloso licor de "flores de cementerio"– y largas conversaciones con un café o una cerveza en la más provinciana de las capitales de América, esperando la madrugada en un boliche que se llamaba Il Bosco.

Empapados y embarrados –terminamos el viaje en la camada de un camión– tocamos la puerta de la casa del poeta. Doña Matilde-cancerbera nos miró con sospecha absolutamente justificada. "El poeta no está", dijo. Pero Neruda estaba: "¿Quién es, Matilde"?, lo escuchamos. Quijada, que en esos tiempos tenía un aire chaplinesco y era audaz, sube un poco la voz. "Hemos organizado la celebración de los 40 años de Crepusculario en la Academia de Letras de la Escuela de Derecho". Y Neruda: "Matilde, que pasen los muchachos".

Nos prestó toallas para secarnos, nos invitó una taza de te en esa mesa que nos pareció enorme, se comprometió a ir al acto y, ya noche cerrada, llamó un taxi que nos acercó a Cartagena, donde abordamos un ómnibus para regresar a Santiago.

Cantalao no existía entonces, quizá ni en la imaginación de Neruda.

Esta mañana de sábado en la red, ojeando –porque en la red no se hojea– el Clarín de Buenos Aires, leo que un empresario minero, al que le cabe como gentilicio el adjetivo pintoresco –¿o acaso no es pintoresco dar dinero para la cultura?–, Leonardo Farkas, donará una buena cantidad –alrededor de 240.000 euros– para construir la villa de Cantalao, ese sueño nerudiano de un poblado para poetas artistas y científicos pobres a orillas del Pacífico. ¡Bien por Farkas! Ojalá ese dinero no lo administre la Fundación Neruda.

Amparan mi deseo –o súplica– los resultados de las investigaciones realizadas por el periodista mexicano Mario Casasús respecto de las "inversiones" realizadas por la Fundación que favorecen a empresas que fueron del fallecido abogado Ricardo Claro (a título de ejemplo puede leerse aquí una de ellas) y las diversas campañas de intelectuales demandando la renuncia a la presidencia de la Fundación de Juan Agustín Figueroa por traición al legado del poeta, etc…

En cierta forma Cantalao es parido en tiempos de la Unidad Popular. Hacia 1971 –año en que obtiene el Nobel de Literatura– Neruda concluye la idea de fundar la villa en una parcela de poco más de cuatro hectáreas que había adquirido a la Iglesia Católica, en Punta de Tralca, entre Isla Negra y El Quisco –a la vera del hoy tan pomposo como tramposo "Camino de los poetas"– donde se encuentra la Cueva del pirata, al oeste de la Calle del Trueno.

Cantalao se piensa para el pueblo de Chile, y allí –establece Neruda– habrá  "una entidad sin fines de lucro que tendrá como objetivo principal la difusión de las letras, las artes y las ciencias, objetivos que para cumplirlos hacen preciso habilitar dependencias donde se reunirán los escritores, artistas, científicos e investigadores. Se consulta también construir en el bien raíz que se dona locales para una exposición permanente, un acuario, un teatro y otras obras que permitan el mejor desarrollo de las finalidades numeradas”. Son sus palabras exactas.

El presidente Salvador Allende adopta como asunto de Estado la idea del poeta, que incluye además los proyectos para una plaza y un parque Pablo Neruda en Isla Negra. Sólo que el martes 11 de septiembre de 1973 la derecha, siempre "democrática", hizo lo que hizo. Las obras que se habían iniciado son paralizadas y destruidas. Las nuevas autoridades de la Corporación de Mejoramiento Urbano, que estaba a cargo, destruyen los planos de esas y otras inicitivas del período Allende. Es el "apagón".

Hacia 1987, se intenta prender la luz; Chile Vive, un grupo escultores de varios países: España, Gran Bretaña, Colombia, Japón y Chile, en un simposio en la región del Maule que organiza el también el escultor Francisco Gazitúa, resuelve producir nueve esculturas de gran tamaño, en piedra. inspiradas en el Canto general.

Poco después, cuando la octava Bienal de Arquitectura, en 1991, se convoca el Concurso Internacional de Arquitectura para Cantalao, previsto que

La Fundación aportará(?) el terreno
– El Colegio de Arquitectos el proyecto
–El Gobierno de Chile el financiamiento –que nunca se concretó.

En 2008, hubo otro concurso de escultura; la obra ganadora, Una ventana al Pacífico, será, al parecer, el "memorial" a Neruda ubicado en el el lugar que eligió para su pueblo.

Si todo esto no es la crónica del manoseo de un poeta muerto, ¿qué es?
 

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4 Comentarios
  1. Hernán Castellano Girón dice

    Si mi comentario salió publicado tres veces, no es mi responsabilidad. Será por las tantas veces que cortaron mis respuestas a la difamación escrita sobre Estravagario en noviembre 2008. No tengo interés en triplicarme!

  2. Hernán Castellano Girón dice

    Así como antes y ahora se ha criado una suerte de subespecie de escarabajos estercoleros que se han dedicado casi profesionalmente al ataque y la difamación del poeta, el Sr. Lagos Nilsson ahora se dedica a echarle mierda a la Fundación Neruda: palos por que bogas y palos porque no bogas!
    Los homenajes de Chile y del mundo son manoseos!
    Sería bueno saber quien paga a esta ralea del submundo literario/político.
    Ahora los proyectos de revivir el sueño de Cantalao son el blanco, como lo fue nuestra celebración de Estravagario.
    Nos alegra ver que el fervor nerudiano de gentes de todo elmundo (y que también es único en el mundo) día a día engrandece la memoria del poeta y que tipos como Lagos Nilsson, no son más que «el montón de inmundicia evidente que el transeúnte evita pisar en las esquinas» según dijo Neruda sobre el traidor González Videla.

    Hernán Castellano Girón

  3. Hernán Castellano Girón dice

    Así como antes y ahora se ha criado una suerte de subespecie de escarabajos estercoleros que se han dedicado casi profesionalmente al ataque y la difamación del poeta, el Sr. Lagos Nilsson ahora se dedica a echarle mierda a la Fundación Neruda: palos por que bogas y palos porque no bogas!
    Los homenajes de Chile y del mundo son manoseos!
    Sería bueno saber quien paga a esta ralea del submundo literario/político.
    Ahora los proyectos de revivir el sueño de Cantalao son el blanco, como lo fue nuestra celebración de Estravagario.
    Nos alegra ver que el fervor nerudiano de gentes de todo elmundo (y que también es único en el mundo) día a día engrandece la memoria del poeta y que tipos como Lagos Nilsson, no son más que «el montón de inmundicia evidente que el transeúnte evita pisar en las esquinas» según dijo Neruda sobre el traidor González Videla.

    Hernán Castellano Girón

  4. Alfredo Lavergne dice

    Para apoyar y reforzar el artículo, Lagos Nilsson invita a sus lectores al artículo del periodista Cacasús. Normalmente o técnicamente es posible ese traslado de información. Trabájenlo para terminar el aporte en el tema del autor. La dirección invitada debería funcionar en la palabra “aquí” del siguiente esfuerzo periodístico;

    “el periodista mexicano Mario Casasús respecto de las «inversiones» realizadas por la Fundación que favorecen a empresas que fueron del fallecido abogado Ricardo Claro (a título de ejemplo puede aquí leerse una de ellas)”

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