»Chávez y Lula no son fenómenos transitorios»

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Según Marco Aurelio García -que conoce bien a Venezuela y sus dirigentes- el origen de la crisis está en la indiferencia de la elite que intentó derribar al presidente. «Una parte de la elite venezolana fue muy predadora y se benefició de las ganancias del petróleo, que no distribuyeron en el conjunto de la sociedad, sino que emplearon para mantener niveles de vida muy elevados».

¿Cuáles son las implicaciones del referendo en Venezuela en el contexto geopolítico actual?

-Chávez ha insistido mucho -con una visión propia de la ideología bolivariana- en la idea de construir una América Latina unida; por su parte el gobierno brasileño tuvo un gran papel en la admisión de Venezuela como miembro asociado del Mercosur en la última reunión en Iguazú.

Venezuela es un país de economía pujante, que está evidentemente un poco disminuida por los dos últimos años de crisis. Tiene gran potencial petrolero y minero y una población en torno a los 25 millones de habitantes, que consituye un mercado considerable. Es el tipo de país relevante para el proceso de integración de la región, no sólo por ser proveedor de materias primas. Puede industrializarse más.

Hemos insistido mucho que es fundamental establecer una mayor integración de las cadenas productivas. Queremos ver si es posible crear un sistema industrial conjunto. El presidente Lula ha sido enfático, entre otras cosas, en dar prioridad a la cuestión de la infraestructura, al problema de la construcción de vías de comunicación.

El presidente Lula señaló, cuando la crisis de 2002 que, primero, nos parece de fundamental importancia que esa región no sea desestabilizada; en segundo lugar, un proceso de desestabilización como el de Venezuela puede tener un efecto negativo para los propios venezolanos. En tercer lugar, teníamos intereses económicos potencialmente muy importantes. De cualquier forma la estabilización de Venezuela es fundamental.

-¿No es de un optimismo exagerado, considerando que la sociedad venezolana está bastante dividida?

-Es bueno recordar lo que ha pasado en Venezuela. En mayo de 2002 hubo una tentativa de golpe de Estado que tuvo éxito durante 48 horas. Después de eso hubo una grave crisis social y política en diciembre de 2002 y enero de 2003. En esta crisis la oposición intentó derribar al presidente. Después intentó otras fórmulas y el presidente Chávez decía: «Esperen hasta agosto, porque en agosto ustedes tendrán la chance de solicitar un referendo revocatorio». Hubo además una serie de conflictos jurídicos hasta que el presidente acabó aceptando el referendo.

Nuestra gran preocupación es que los venezolanos puedan reeencontrarse. A veces la sociedad se moviliza intensa, pero no indefinidamente. Los hombres de izquierda y de derecha pueden seguir movilizados hasta la muerte, pero para el hombre común, que tiene que enfrentar sus problemas, no es así. Llega un momento en que quiere que la movilización política se institucionalice, empiece a producir resultados. Creo que los venezolanos merecen eso.

La crisis en Venezuela (se refiere al periodo anterior al referendo) no es el resultado de la elección del presidente Chávez. Por el contrario, el presidente es producto de esa crisis (que) atraviesa por lo menos todos los años 90 y coincide con el fracaso del modelo venezolano centrado en el petróleo. Una parte de la elite venezolana fue muy predadora y se benefició de las ganancias del petróleo, que no distribuyeron en el conjunto de la sociedad.

Más allá del juicio que cada uno pueda hacer sobre su gobierno, su estilo de gobernar y su personalidad, creo que tenemos que tener claro que él fue un resultado de esa gran crisis. Y Venezuela necesita resolver este problema. Es un gran país, rico, importante, con un pueblo extraordinario, que tiene una composición étnica mestiza, como la nuestra, una gran exhuberancia cultural. Sería muy importante que esta situación se normalizase.

-¿Cuál es la comparación que puede hacerse entre los tres presidentes?

-Existe la idea de que el presidente venezolano es el más radical de los nuevos líderes de izquierda en América del Sur, y que viene promoviendo transformaciones sociales más profundas que Néstor Kirchner y Lula. Pero parece dar señales de moderación en su discurso y ensaya tentativas de aproximación con los sectores de oposición.

Hubo una tentativa de establecer una especie de competencia entre Kirchner, Lula y Chávez. Como si los gobiernos más radicales fueran los de Venezuela y Argentina y el gobierno de Lula en cierta manera estuviera renegando de sus orígenes. Las situaciones son radicalmente distintas.

En la Argentina la crisis económica desencadenó una crisis política. En Venezuela la crisis política desencadenó una crisis económica. Las economías de Brasil y Argentina son muy vulnerables desde un punto de vista internacional. La economía venezolana es menos vulnerable. Es menor y posee una carta extraordinaria que es el petróleo. Por lo tanto tiene instrumentos de protección y es menos compleja que la de Brasil.

En el caso de Brasil las raíces del problema son variadas. Primero, necesitamos crecer. Brasil no creció en estos últimos 20 años y se creó un enorme déficit económico, social, de infraestructura. Aumentó el número de pobres, aumentó la marginalidad, las vías están en pésimo estado, y existen amenazas sobre la infraestructura energética. Segundo, necesitamos retomar las tasas de crecimiento que tuvimos durante 50 años. En el pasado, sin embargo, crecíamos pero no distribuíamos, concentrábamos la renta. La distribución de la renta es un factor de crecimiento.

El tercer punto es que nosotros, como la Argentina, tenemos gran vulnerabilidad externa. Un estornudo en el mercado internacional se termina convirtiendo en neumonía aquí. Ya vivimos la crisis de México. Tenemos que volver a tener control sobre las grandes decisiones económicas. En cuarto lugar no podemos crecer, distribuir y disminuir la vulnerabilidad sin equilibrio macroeconómico. En quinto lugar necesitamos lograr todo esto en democracia.

– ¿Y usted considera que el desafío de conciliar estos cinco aspectos sea común a los países de Sudamérica?

Creo que este desafío es inevitable para todos, pero de manera diferente para Brasil, Venezuela y Argentina.

El de Chávez es un liderazgo exuberante que corresponde a la profundidad de la crisis política venezolana. Y confirmado en el referendo tiene que buscar incluir. En sociedades complejas como las nuestras no se gobierna solamente apoyado en la clase trabajadora. Se deben defender los intereses de la clase trabajadora, por lo menos un gobierno como el nuestro, el de Chávez o el de Kirchner. Pero se debe gobernar con los otros sectores. Inclusive con sectores del empresariado que están comprometidos con el proyecto nacional de desarrollo.

La economía venezolana sufrió una regresión brutal en estos dos últimos años. No es culpa de Chávez, pero es el resultado de una situación de enfrentamiento aguda. Nosotros no tuvimos esa situación de enfrentamiento aguda. Estamos intentando aquí otro tipo de camino, pero el camino escogido puede convertirse en inviable. Las condiciones han permitido hasta ahora su viabilidad. Tenemos muy claro lo siguiente: el gobierno Lula será medido por los cambios en la distribución de la renta en el país.

-¿Cuánto mejorará?

-Creo que va a mejorar mucho, pero es una apuesta. En nuestro caso, encontramos la posibilidad de hacer una transformación profunda dentro del marco institucional.

No sé si Venezuela tenía otro camino. Se engaña quien piensa que Chávez y el chavismo son un fenómeno transitorio. Son fenómenos profundos en la sociedad venezolana, como Lula y el PT son fenómenos profundos en la sociedad brasileña. Ambos son fenómenos muy arraigados en sus respectivas sociedades.

-¿Y cuál es el punto de convergencia estratégico de esas trayectorias singulares que marcan las historias de Brasil, Argentina y Venezuela?

-Yo diría que el punto de convergencia reside básicamente en la preocupación de los tres gobiernos en relación a la integración suramericana. Imagine lo que sería construir un área económica integrada socialmente, políticamente, culturalmente, con una infraestructura más o menos común desde la Amazonia hasta la Antártica. De eso se trata. Nosotros tenemos una diversidad geográfica, económica, cultural, étnica, con complementariedades gigantescas.

-¿Esta integración sudamericana tiene una orientación ideológica clara?

-Es difícil de decir. Necesitamos sociedades más igualitarias, más democráticas, más libres, más creativas. La forma en que esto se dé en Argentina, Venezuela, Brasil, Bolivia, Chile, o Uruguay está determinada por cada uno de estos países. Nuestros países sufrieron y todavía sufren de presiones externas demasiado grandes. Estas presiones son de naturaleza económica, debido a las asimetrías económicas internacionales, al peso del capital financiero, a la actuación de los organismos internacionales, a los subsidios y proteccionismos en las categorías más comerciales Y son también de naturaleza política. Vivimos en un mundo extremadamente inseguro, con predominio de concepciones unilaterales.

Estamos convencidos que unidos con todos los que estén dispuestos a adherirse a una plataforma de unidad continental que no sea sólo comercial, que sea una unidad social, política, que permita una circulación cultural más fuerte, tendremos una mejor presencia en el mundo.

En un año y medio esto se mostró cierto cuando asistimos al incremento del comercio Sur-Sur, y a la actuación conjunta en la OMC por medio del G-20, al envío de pedido de cambios en las reglas del FMI, que provocan una serie de presiones en los países de nuestra región.

-¿El referendo en Venezuela puede ser considerado como un ejemplo de cambio en la influencia de los Estados Unidos en América Latina?

-En primer lugar, el mundo cambió, pero la política de los Estados Unidos respecto a Cuba permanece igual desde la guerra fría. Creemos que es una política equivocada que no contribuye con la paz en la región. Creo que los Estados Unidos entendieron que la política en relación a Venezuela no podrá ser muy «musculosa». Hubo declaraciones muy duras respecto al gobierno de Chávez, pero ellas han ido disminuyendo.

Venezuela es el cuarto proveedor de petróleo de los Estados Unidos. Luego que restableció su producción petrolera, mantuvo íntegramente su abastecimiento a Estados Unidos. Y el gobierno venezolano fue muy claro en decir que así lo haría.

PDVSA tiene, si no me engaño, 12 mil estaciones de servicio en Estados Unidos. Y muchas refinerías. Hay una interdependencia económica muy grande. Imagino que el presidente Chávez quiere seguir manteniendo esa relación con la economía norteamericana, preservada la soberanía nacional y resguardados sus intereses.

-¿Qué tipo de influencia ejerce el gobierno Lula en relación al mandato del presidente Chávez?
-Nuestra presencia en la política venezolana es ampliamente conocida, y es transparente. No hicimos nada por debajo de la mesa. Movilizamos fuerzas internacionales para que no hubiera presiones indebidas sobre Venezuela, pero nunca pesamos sobre lo que el presidente Chávez debería hacer o dejar de hacer. La única cosa que dijimos fue que sería deseable que hubiese una solución democrática y de consenso. En este particular no estábamos contrariando al presidente Chávez. Él tenía y tiene estas opiniones. Tanto las tiene, que realizo el referendo.

Su gobierno, que no había llegado a la mitad de su mandato, fue obligado a enfrentar esas brutales tareas de transición. El perfil definitivo de la base de apoyo se constituye en la medida que las personas tengan claro cuál es el proyecto que está detrás. Creo que el presidente Chávez tiene la percepción clara de que necesita ampliar la base de sustentación de su gobierno, reunificar el país. Esto es lo que cualquier persona inteligente intentaría hacer.

La verdad es que la presión política que hubo en Venezuela para tumbar a Chávez fue mucho mayor de la que hubo en Haití. La oposición, con un millón de personas en la calle, decretó un paro y él resistió. Y si resistió fue porque su gobierno tenía reservas políticas, tenía sustentación (…) Las personas muchas veces olvidan que Chávez, además de tener un amplio respaldo popular, tiene origen y el apoyo del Ejército venezolano.

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* Periodístas de la Agencia Carta Maior.

Una tranascripción completa de la entrevista puede leerse en: www.redvoltaire.net/article2196.html

 

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