Chile: – EL APOLILLADO MARCO DE LAS FIESTAS PATRIAS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Mamá oca luego del periplo APEC, escondido el ridículo disfraz vestido por todos los dignatarios para la fotografía oficial –algo así como un condón grueso: bueno, estaba Mr. Bush–, necesita calma. Un ministro se soba las manos, otro dirá lo que tenga que decir. Parecen creer que no se desmorona sobre sus altos cargos el triste edificio que construyeron sus dirigentes y asociados.

La «mala onda» la pone el tal Allende y esos otros muertos que se niegan a olvidar los vivos. Por suerte la policía los pone en su lugar a esos «desolvidadizos». La intendencia, por su parte, prohibe marchar por la calle Morandé: «Si quieren rendir homenaje, de a uno en fondo y bajo control policial». La ciudad no es de nadie. O sí: es de ellos. La rabia se acumula.

Las mujeres, dolientes de los desaparecidos-asesinados por la dictadura, que intentan hacerlo son apresadas con los claveles que iban a depositar en el número 80 en homenaje al presidente Salvador Allende y de los que murieron por lo que él murió.

No importa cuántos, pero alrededor de 100 jóvenes con la cara cubierta y limones en el bolsillo (las lacrimógenas) corrompen la democracia. El «koala» diputadicio, en cambio, es un juego grato y democrático. 200% de alza «estacional» en los pasajes de media y larga distancia, en los días del cumpleaños patrio, una picardía inocente de empresarios bienhumorados –que prueba, si fuere necesario probarlo, la fortaleza de la economía nacional–.

¿Estado, estás?

No hay lobo, sólo cerditos preocupados.

Fortaleza que se esgrime en el alza del precio del pan y el nuevo costo de la chilenísima empanada. No hablemos de la leche.

En la capital, Santiago, han de ser sus moradores los responsables de la basura que no se recoge y se desparrama entre las casas pobres y las torres que aceleradamente se construyen (culpa de los futuros moradores de esas torres la falta de plazas y parques –y la sobra de estacionamientos–).

Santiago es ya un tras-Santiago: espacios en los que la «gente» (nunca personas, nunca el pueblo) espera mientras otro ministro promete nuevas promesas: magro, infame parto de montes.

Desde la cultura
¡Qué es eso!

En diciembre de 2004 Patricio Guzmán, cineasta con una maleta de premios obtenidos en distintos festivales cinematográficos del mundo, decía: «No han pasado ningún documental mío» (en la televisión chilena). Sus palabras fueron recogidas por la revista de cultura Rocinante (número 74: difícil de conseguir: Rocinante ya no circula, desapareció). Y agregaba el documentalista:

«…No les interesa para nada. Pero (…) me han robado varios fragmentos en canales como Chilevisión (…) Televisión Nacional me pagó el año pasado por los 10 minutos que me robaron para sus programas sobre Allende».

Antes había relatado el trabajo conjunto hecho con otros cineastas chilenos en Francia (Emilio Pacull, Carmen Castillo, Esteban Larraín, Marcela Said, Valeria Sarmiento y Raúl Ruiz) para la organización de la semana del cine documental chileno.

«La embajada chilena (en Francia) no nos apoyó (…) ¿Sabes que ni el embajador, ni la agregada cultural, ni el cónsul fueron a Cannes ni a (ninguna) de las cinco avant premières de Salvador Allende…?» El embajador entonces era el actual secretario general del Partido Socialista, Marcelo Schilling, «que no hablaba francés –apunta Guzmán– ni le interesa la cultura». Quizá tampoco a la «agregada». Los cónsules, se sabe, no saben habitualmente de nada; o sí: de tarifas.

Seamos justos

¿Qué les interesará a los encaramados en la pequeña torre del poder en Chile? Prospecciones mineras avaladas por el permiso de autoridades ambientales se realizan en una reserva natural, el parque de las vicuñas, en Tarapacá, en el norte del país; trabajos en las márgenes del río Cipreses –otra reserva, ésta en el sur– para «estudiar» un proyecto hidroeléctrico, señalan a las claras que tampoco les interesa el ambiente natural ni el desarrollo sustentable de esas áreas.

«En democracia no se trata de andar imponiendo cosas», dijo a un entrevistador de TVN cuando la reciente reunión APEC (setiembre de 2007) la presidente Bachelet, aunque agregó de inmediato: «…A veces, bueno, ¡hay que imponerlas!». Visión de estadista. Que permite la instalación de casinos a trocha y mocha, «porque son inversiones que dan trabajo», aseguran los polluelos siniestros que Mamá oca prohija. ¿A quiénes dan trabajo? Pero en un país lleno de loterías, lotos, kinos y «cafés con piernas» eso no tiene importancia.

En este triste setiembre de 2007 Chile probó que la farsa tiene vida más larga que la música: ha muerto uno de los «tres tenores»; los tres payasos de la televisión dominical nocturna, en cambio, rotan en buena salud y reciben aleladas visitas que con ellos ríen. Pero, claro, sus visitantes son en general políticos y se sabe que reír (y reírse de la gente) es lo que mejor hacen los políticos.

¿Navarrito, que también Jano te llaman, ¿que hacías ahí?
¿Jano: el dios de las dos caras te ha besado en sueños?

Rotan también los apresados de cada manifestación popular; el domingo nueve de agosto fueron apenas 147, incluyendo ancianas arrastradas hasta el microbús de la policía. ¿Por qué las detuvieron? ¿Acaso las arrugas son un peligro para las instituciones?

Nadie dice nada, menos mal, cuando la publicidad de escobillas para los dientes o de algún dentífrico asegura suelta de cuerpo que son productos recomendados por odontólogos; cuando diversos productos supuestamente medicinales son recomendados ante cámara por supuestos médicos, etc… Lo de los peluqueros y el jabón para el pelo,pase. Es que la libre empresa tiene todavía mucho por recorrer en Chile.

El pueblo también. Es una lección de la historia.

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