Chile: Frei o Insulza, ¿ése es el probema?

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Wilson Tapia Villalobos*

Así, parece un drama shakespeareano, aunque con la pregunta cambiada. Pero, no. La verdad es bastante más pedestre. No tiene que ver con nada vital. Mero cálculo electoral. Un juego de esta democracia virtual. Finalmente, la Concertación es un conglomerado político que se concierta. Que, idealmente, se pone de acuerdo para guiar los destinos de Chile.

Es lo que ha hecho desde 1990 y cuando termine la administración de la presidenta Michelle Bachelet habrán pasado dos décadas de Concertación, de entendimiento, de manejo del poder político.

¿Verdaderamente la gran pregunta para el futuro de Chile es si el candidato presidencial concertacionista será Eduardo Frei o José Miguel Insulza? Evidentemente, no. Entre ambos hay diferencias menores. A no ser que consideremos que los intereses partidarios se identifican con el interés general de los chilenos. Cuestión que niegan todas las encuestas.

Ungido presidente uno u otro ¿se pueden esperar cambios trascendentes, por ejemplo, al modelo neoliberal vigente? Pareciera que no. Tal vez habría una cierta tendencia a aumentar tímidamente el poder del Estado. Pero eso lo plantearán ambos. La realidad de la falta de control y los atropellos que tal situación ha provocado, lo aconsejan.

Y es posible que para imponer un mayor equilibrio en el mundo económico, se considere necesario que el Estado deba sacarse la camisa de fuerza de la subsidiariedad. Que asuma el rol empresarial en áreas esenciales como la previsión o la locomoción colectiva, son materias que el debate no puede ignorar.

O sea, en términos programáticos, diferencias, lo que se llama diferencias, no hay. Tal vez algún acento más pronunciado en temas valóricos, como la píldora del día después. Donde está el verdadero abismo es en el cálculo electoral.

A Insulza y a Frei les interesa que la Presidencia de la República siga en manos concertacionistas. Que, una vez más, la derechista Alianza por Chile sea derrotada.

Y para la Democracia Cristiana (DC), hay un elemento adicional. Si Frei no es el abanderado, la DC difícilmente podría frenar la caída que está experimentando en su votación. Desde 1990 a la fecha ha perdido un millón de votos. Esa realidad se utiliza para decir que la DC dejaría de ser un partido gravitante. Lo que, en definitiva, afectaría severamente a la Concertación.

Allí estaría uno de los argumentos centrales en que se afinca Pepe Auth, presidente del Partido por la Democracia (PPD) para apoyar la opción de Eduardo Frei. Deja de lado a José Miguel Insulza olvidando, de paso, el “polo progresista”. Que, como ahora se ve, fue una invención de los partidos socialdemócratas (PPD, PS y PRSD) para arrinconar a su aliada socialcristiana. Sin embargo, la baja electoral democratacristiana no ha servido para engrosar el cuerpo electoral de la derecha.

Hay un dato más que podría potenciar la candidatura de Frei. Él estaría en mejores condiciones para derrotar a Sebastián Piñera, millonario empresario candidato de la Alianza. A ello obedecería la audaz arremetida de éste “denunciando” la condición empresarial “poco clara” de Frei.

Hasta allí, todos los elementos virtuales dirían que el mejor candidato es Frei. Y un adicto a la virtualidad, como Pepe Auth, tendría razón. Pero surgen otras lecturas. La primera es que una elección interna concertacionista para designar al candidato, posiblemente la ganaría Insulza.

En cuanto a la presidencial misma, la Concertación ha vencido a su oponente en las dos últimas elecciones –con candidatos socialistas– en la segunda vuelta. Y en ambos casos tuvo un desempeño gravitante la votación de la izquierda a la que el sistema electoral vigente impide que tenga representación parlamentaria, pese a contar con los votos para ello. Hay que aclarar, sí, que Frei ganó la presidencia en 1994 en primera vuelta y con una sólida ventaja.

Un factor que está siendo esgrimido en contra de Insulza es su falta de decisión. Obviamente no se debe a inseguridad personal. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) está evaluando los apoyos con que cuenta. Y eso es importante en una Concertación poco cohesionada y con varios potenciales candidatos descolgados –Adolfo Zaldívar (ex DC), Alejandro Navarro (ex PS) y Jorge Arrate (PS).

Él sabe que si no es respaldado por socialistas y pepedeístas, difícilmente podría imponerse en una primaria. Pero también sabe que, con 65 años, el tiempo corre en su contra.

En resumen, lo que estamos viendo es un episodio dramático para los protagonistas –más para uno que para otro–. Es un partido de póquer con naipes bastante usados, por lo que puede haber cartas marcadas. En que, pese a todo, la Concertación trata de reinventarse. Si será Frei o Insulza, se sabrá en poco tiempo.

Lo concreto es que Frei tiene poco que perder: ya fue presidente. Insulza, en cambio, enfrenta un desafío mayor. Esta puede ser su última oportunidad. Pero, tal vez, sea más honorable retirarse con el reconocimiento de haber sido un brillante número dos, a cargar con la responsabilidad de sepultar a la Concertación.

Cierto, no se cumpliría su confesado anhelo de ser presidente de Chile. Pero eso no es como para cavilar entre ser o no ser.
 

* Periodista.
 

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