CHILE: LOS SECRETOS DE DON CLOTA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Clotario nació en 1899 y murió en 1990. Vivió exactamente 90 años y meses. Recorriendo su pasado, su hogar era modesto, más bien dicho pobre, y su madre el sostén y pilar de la casa. Eso fue el comienzo de su batallar. Y don Clota, al término de su vida, agonizó largos meses en su casa de la calle Ricardo Santa Cruz cercana a la Plaza Almagro y luego en un hogar religioso, donde monjas y curas lo cuidaron con amor.

Murió solitario y pobre. No podía ser de otra manera. También le reprocharon su pobreza cuando apenas tenia siete años. Recordemos el episodio:

«Estudiaba en una escuela particular y una mañana el director formó a todos los alumnos en el patio principal como si se tratara de la celebración histórica. Con voz muy dura ordenó: ‘¡Que pase al frente el niño Clotario Blest Riffo!’ El niño Blest que tenía apenas ocho años, dio el paso al frente.

«Volvió a gritar el director: ‘¿Por qué vienes a clase con los zapatos rotos?’. ‘Porque soy pobre, señor’, contestó avergonzado. ‘Si vuelves a venir con los zapatos rotos, no te recibiremos en clases’.

«El niño no pudo regresar nunca más al colegio».

Cuento esta anécdota porque imprimió un sello a la vida del más grande luchador que ha tenido la clase obrera en nuestro país. Aprendió que ser pobre para los chilenos era un estigma y dedicó todos los años de su vida a luchar por sus compatriotas. Su lucha tuvo un sello. La pobreza digna.

Fue muchos años funcionario de la Tesorería. Salió porque le hicieron la cama y lo obligaron a jubilar. Se convirtió entonces en el líder de los empleados públicos, más adelante en líder de los trabajadores chilenos y como no desperdiciaba minutos de su vida, también se metió en política y se casó durante algunos años con los miristas. Para ser más exacto, fundó el MIR.

Y sin querer queriendo, este periodista estuvo en la antesala de la fundación. Clotario se puso de acuerdo para integrar la mesa directiva con Oscar Waiss, un connotado abogado y columnista del diario El Clarín, que tenía el corazón socialista. La decisión la tomaron en el bufete de Waiss, en el corazón de la calle Huérfanos, con un testigo improvisado que fui yo. Decidieron unirse a esa pléyade de «cabros» universitarios, aguerridos y luchadores.

Con el correr de los años se divorciaron, porque la línea política no coincidió. Nunca la pregunté a Don Clotario las razones porque, en esa materia, nunca quiso abrir su corazón.

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Periodista. Artículo publicadao en el diario La Nación de Santiago.
www.lanacion.cl

Nota

Agradecemos a Edison Barría –de la Comisión de DDHH del Partido por la Democracia– habernos hecho llegar la semblanza de Alberto Gamboa.

Barría escribió, además:

Participé en varias reuniones del MIR en la Universidad de Concepción, donde conocí a nuestro querido compañero Clotario Blest, quien irradiaba mucha sabiduría y solidaridad, amante de la paz y gran luchador por los más pobres del campo y la ciudad.

De verdad era un santo insurreccional que tenía ciero parecido con Camilo Torres, el cura guerrilero colombiano. Los dirigentes de la CUT, ANEF y los revolucionarios estamos en deuda con Clota, el más grande líder de los trabajadores de la historia chilena y latinoamericana.

A estos hombres y mujeres que dedican su vida a los trabajadores, el gobierno y el pais deberían hacerles un verdadero homenaje nacional, nombres de calles y monumentos; pero lamentablemente todos sabemos que para los grandes empresarios y la derecha política Don Clota hoy día sería llamado terrorista.

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