Chile: OKUPAS, REPRESIÓN, DECISIÓN DE CONTINUAR Y CULTURA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

No debe olvidarse, empero, que “las pruebas” en contra de los okupantes de la casa de San Ignacio no pasaron de ser más que un par de botellas, parafina para malabarear (actuaciones callejeras), la caja de arena de los gatos y unos cuantos afiches y lienzos. Todo eso dispuesto en una macabra coreografía dispuesta frente a la prensa pretendía hundirlos y encerrarlos por varios meses.

Paralelo a eso, y mientras la prensa aún digería la noticia, se inicia una jugada de persecuciones, más silenciosa, alejada de las miradas masivas, pero no menos eficaz.

Un día después del desalojo de la okupación de San Ignacio, personal de investigaciones intenta hacer ingreso a nuestra casa*, aduciendo una orden judicial para “empadronar” la propiedad, lo que en términos simples
significaba obtener un nombre para iniciar los trámites que consiguieran el desalojo de la casa.

Simple, directo y evidente. Se iniciaba así la cacería a las okupaciones de casas cuyo propietario era directamente el Estado o alguno de sus engranajes menores. Ese juicio finalmente es sobreseído tras cuatro meses de “investigación”. Pero el asunto no queda ahí. En el mes de Marzo, nuevamente nos vemos enfrentados a los dueños legales de la casa. Comenzando un juicio civil que luego de seis meses arrojó la obvia sentencia de hacer abandono de la casa en un plazo de 30 días, que transcurridos darían origen a la utilización de la fuerza pública (léase carabineros y fuerzas especiales).

En el mes de Julio dimos curso a los trámites de la apelación a la sentencia, subiendo así a la Corte de Apelaciones. Acción que en definitiva sabemos que nos resultará adversa, pero que ejercemos con la finalidad de aplazar su ejecución.

Independiente de la defensa judicial –que en términos concretos ha significado un gran desgaste, puesto que hemos tenido que realizar diversas actividades para financiar el trabajo del abogado–, estamos condenados a pagar los costos del juicio y su actual apelación. Nos enjuician y nos cobran… La base del capital.

Es evidente: el poder judicial en conjunto con sus leyes y protectores, defienden a ultranza la propiedad privada; es ante esta lógica que respondemos con la expropiación y colectivización de los espacios (okupación), de la propiedad intelectual y de las lógicas mercantiles que rodean a la creación humana (de cualquier oficio y actividad).

Nuestra labor no es ingenua o ilusa, comprendemos que los juicios, desalojos y la cárcel son consecuencia directa para quienes nos oponemos de forma real y concreta al sistema, sus valores y principios transgrediendo las leyes de los ricos en el cotidiano, en el día a día y sin la venia de nadie.

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A quienes transgreden la propiedad privada, los consideramos nuestros hermanos de clase. Más que en el discurso político, en la práctica, porque al igual que nosotros, superan la lógica capitalista. Los allegados, las
personas que se niegan a pagar su arriendo, los inmigrantes que se toman casas, los mapuche que toman terrenos en el sur y tantos otros: un largo etcétera que muchas veces cae en el olvido y la nula solidaridad.

Creemos necesario darle un carácter expropiativo a la lucha de clases, a la lucha de nuestras necesidades por sobre las del mercado y quienes intentan regular nuestras vidas. Es por lo mismo, indispensable y urgente
comprender, dimensionar realmente, que los espacios okupados, como nuestra casa y tantas otras, se crean y están abiertas para el proletariado, de ahí surgen y nacen, por lo tanto, la tarea de defenderlos de las garras
de la represión no puede ser labor de un reducido número de compañeros.

Cada casa okupada, cada centro social, es un espacio recuperado del sistema que nos oprime, que nos agobia e intenta neutralizar cualquier disidencia a las normas impuestas. Este centro social okupado nace y se desenvuelve en un proyecto de los proletarios, en ningún caso basado en la caridad o ayuda paternalista.

Nos mantenemos y fortalecemos en el trabajo y las relaciones que vamos forjando con nuestro entorno, nuestro territorio inmediato, como con otras organizaciones y compañeras y compañeros. Esto es lo valioso, lo que nos hace mantenernos fuertes e intransigentes, decididos en que el camino que tomamos lo construimos entre todxs, en la cotidianidad con nuestro barrio y los cercanos, y que frente a esa decisión no retrocederemos, ni daremos ni un solo paso al costado.

Nuestra lucha es eterna, desde el aquí y para siempre, sin términos medios, ni sentimientos de culpa.

Esperamos que nuestra realidad no te sea lejana, que trascienda por completo la situación específica de esta casa y que englobe la constante tensión que existe entre los que nos hacen vivir una vida de miserias y todos quienes les hacemos frente.

Levantamos por ello la voz, para hacer un llamado a asistir a las actividades que cotidianamente estamos realizando, a “vivir” la solidaridad y no a invocarla en frases o consignas, a hacerla práctica y palpable, como mejor les parezca pero sin esperar el desenlace final.

Agosto 2007.

* Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti,
Barrio Yungay. Santiago, Chile.
A 80 años del asesinato de los compañeros Sacco y Vanzetti.

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