CHILE SEGUNDA VUELTA: DOS ARGUMENTOS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

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Fue una vendetta entre fascistas. Develador episodio. Sebastián Piñera sacó a relucir, además, su machismo cuando decidió reventar a la entonces carismática Evelyn Matthei. Le hacía sombra en el pequeño grupo de nuevos dirigentes de RN. En la interferencia telefónica, Piñera indicaba las preguntas que podrían cagar a su amiga. Y le decía a su interlocutor, Pedro Pablo Díaz, que hiciera llegar esas indicaciones al periodista de TVN que esa noche debía entrevistarla. Directo al aire.

Para completar el recuerdo de quién es quién, digamos que la Matthei puso cara de sorprendida víctima por un par de días. Hasta que tuvo que confesar que ella entregó la grabación a Claro, la que a su vez le había sido entregada por un oficial de inteligencia militar. La Matthei se cambió de tienda –de RN a la UDI– y Ricardo Claro utilizó su canal, como buen patrón de fundo, para devolver el golpe. El que antes le propinó Piñera –también a traición– lo privó de un lucrativo negocio de tarjetas de crédito.

Clave episodio. Debió usarse en alguna pregunta al candidato en las muchas entrevistas que le han hecho.

Si los valores de la confianza y la lealtad se conjugan en la decisión de un votante, este episodio merece reflexión. Hay dos traiciones –a la socia política y al socio comercial– que son indicadores de carácter. Y eso no cambia, aunque se vista de seda.

Di estos argumentos a unos amigos que están dudando. Son pequeños empresarios y quieren apostar a quien les dé más garantías de progreso económico. Se quedaron silenciosos. El tema de la confianza es clave en materia económica. Al despedirme, les dije que votarán en nombre de la fiesta de la democracia. Total, dimos una gran batalla por terminar con la dictadura para tener democracia. Son libres para votar como quieran.

Y si nosotros perdemos con Bachelet –dije finalmente– quizás nos hagan un tremendo favor al liberarnos de la tremenda responsabilidad del Poder Ejecutivo. Daremos la batalla desde la oposición, volveremos a inyectarle fuerza a los movimientos sociales, estaremos de nuevo en los sindicatos y centros de alumnos, presionaremos en la calle para que se corrija este modelo económico que aumenta la brecha de la desigualdad.

Me fui entusiasmando. Tenemos mayoría en el Parlamento, así que daremos una gran y pacífica batalla, contienda ciudadana, por hacer de Chile el país justo y solidario con el que soñamos. Ya hemos triplicado el ingreso per cápita desde 1990. Llega la hora de repartirlo mejor. Por ustedes y por nosotros. Por todos. Porque cuando un país tiene niveles crecientes y alarmantes de desigualdad, se torna peligroso. En cualquier momento se prende la mecha y estalla. No luchamos contra la dictadura –lamentando nuestro reguero de víctimas– para que mañana nuevos episodios de violencia cobren la vida de nuestros hijos y nietos.

Voten tranquilos, la democracia la construimos juntos, dije a mis amigos al cerrar la puerta. Y noté en ellos un leve gesto que indicaba que sus cerebros estaban sacando cuentas.

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* Periodista y escritora chilena.

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