«Climategate», ciencia e ideología

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Nieves y Miro Fuenzalida.*

La filtración de los correos electrónicos de la Unidad de Investigación del Clima de la Universidad de Anglia en Inglaterra y la subsiguiente acusación de manipulación de los datos climatológicos ha sido una inesperada ayuda para los escépticos ambientales que les ha permitido construir el calentamiento de la Tierra como una conspiración, justo antes del encuentro de Copenhague, en donde una confusa proliferación de reformadores ambientalistas, ecologistas profundos, ecologistas sociales, eco feministas, eco fascistas, defensores de la vida salvaje, luchadores por la justicia social y ecologistas cristianos, entre otros, presionan, sin mayor esperanza, a un conjunto de lideres mundiales cuyos programas ya han sido determinados por la prioridad del desarrollo económico y los intereses de las Corporaciones

Lo que pensemos acerca del ambiente, las ideas que tengamos acerca de la naturaleza son mortalmente importantes porque ellas informan y guían nuestras practicas. Según como la concibamos es como vamos a relacionarnos con ella. Lo que el intercambio de correos electrónicos entre los investigadores de la Universidad de Anglia y la respuesta de los escépticos indican es que no debemos olvidar que cualquier imagen que tengamos de la naturaleza nunca va a ser un dato bruto, sino uno mediatizado por el lenguaje, el pensamiento conceptual, los medios de comunicación y los intereses que estructuran cualquier experiencia humana reconocible.

Como ha indicado Bruno Latour la realidad no está definida por “cuestiones de hechos”. Las “cuestiones de hechos” no son dadas completamente por la experiencia. Los hechos son siempre parciales y polémicos. Nunca hay descripciones neutrales de ellos. Estos constantemente se construyen como desafíos sociopolíticos y la crisis ecológica no escapa a esta construcción discursiva por que no es algo que podamos leer directamente de la naturaleza misma. La filtración de los "e-mails" nos revela algo de esta batalla discursiva.

Tom Wigley: "El calentamiento de la masa terrestre desde 1980 ha sido el doble que el calentamiento de los océanos".

Un dato que se debe ocultar al público, ya que confirmaría los argumentos de los escépticos. Esto es, que las sondas de medida ubicadas cerca de los núcleos urbanos reflejan una temperatura media artificialmente alta…

Kevin Trenberth: "No podemos explicar la falta de calentamiento en estos momentos y no podemos permitirnos travestirlo".

Los modelos climáticos empleados indican que debería "haber aún más calentamiento, pero los datos están, sin duda, equivocados. Nuestro sistema de observación es inadecuado".

"Acabo de completar el truco de Mick en Nature añadiendo en las temperaturas reales de cada serie para los últimos 20 años (es decir, a partir de 1981) las de 1961 para que Keith pueda ocultar la bajada de temperaturas"…

Wigley :"Si se pudiera reducir la temperatura media del océano en, por ejemplo, 0,15 º, sería importante para la media mundial"… "He elegido deliberadamente 0,15 grados"…

Tom Crowley: "He estado intentando ilustrar de la mejor forma posible la naturaleza estable del período cálido medieval". Es decir, alterando registros históricos para ocultar el aumento de temperaturas que sufrió la Tierra siglos atrás y, así, defender que el calentamiento reciente es el más intenso de los últimos 1.000 años.

Michael Mann (vinculado al IPCC) habla directamente de "contener" la temperatura del Período Cálido medieval…

Briffa: "Sé que hay presión para presentar una agradable historia respecto al, aparentemente, calentamiento sin precedentes de los últimos mil años o más. Pero en realidad no es tan simple. Hasta el momento, no disponemos de una gran cantidad de proxies (medidas indirectas de temperatura) que sirvan y los que lo hacen (por lo menos un número significativo de proxies de los anillos de los árboles) presentan cambios inesperados en su respuesta que no coinciden con el calentamiento reciente”…

La respuesta de los "blogs" escépticos no demoró mucho.

En uno de ellos podemos leer: “Esto prueba los amaños que habitualmente realizan estos científicos para conseguir que su teoría se convierta en realidad… Nunca nos hemos acabado de fiar de los defensores del cambio climático. No existe ninguna duda de que muchos de los que lo defienden son personas que actúan de buena fe y que creen que defendiendo esta postura, defienden al planeta. Pero siempre hemos sospechado de aquellos que, amparándose en esta teoría, han hecho del cambio climático su medio de subsistencia y unos cuantos, de enriquecimiento.

"Cuando Al Gore se apuntó “incondicionalmente” a la causa, de las sospechas pasamos al convencimiento”. (Pasar a mejor vida).

Mucho antes de esta controversia un editorial del New York Times expresaba que la mayor parte de los científicos creen que el calentamiento global es causado mayormente por la polución humana que requiere regulaciones estrictas.

Luntz, un estratega republicano, pareciera reconocerlo cuando dice que “el debate científico pareciera estar llegando a su fin”. Su consejo, sin embargo, es enfatizar que la evidencia no es completa. Lo que se necesita es continuar afirmando que la falta de certidumbre científica es la cuestión primaria.

En el debate sobre el cambio climatológico los ambientalistas tienden a ubicarse en un lado, preocupados por la destrucción de los sistemas ecológicos si la energía basada en el carbón y petróleo continúa usándose en la misma medida en el futuro. La industria toma la posición opuesta. Cualquier intento de mitigar el impacto del cambio global daña a la economía y el funcionamiento social…

La agudización de este conflicto, desgraciadamente, empieza a alcanzar hoy día un punto que puede poner en peligro la investigación de la ciencia climática.

Ver la crisis ecológica como algo ideológico es algo que los grupos ambientalistas no están dispuestos a aceptar porque temen que si vemos los límites naturales desde esta perspectiva corremos el riesgo de agravar más la degradación ecológica. Sin embargo, si nos enfocamos, por ejemplo, en el discurso de los límites y la escasez, podemos notar su estructura ideológica en el momento en que introduce socialmente estas dos categorías en la comprensión de la naturaleza.

La naturalización de la escasez implica la idea de que ésta, en última instancia, no es una cuestión de redistribución socioeconómica, sino un problema relacionado con la limitación material de los recursos naturales. La limitación no esta en la naturaleza sino que surge solo en relacion a un proyecto humano determinado.

En otras palabras… el problema no es de la naturaleza, el problema es nuestro.

El éxito de nuestra reproducción social y de toda nuestra vida depende de la naturaleza porque los sistemas sociales solo pueden subsistir, hasta ahora, en sistemas ecológicos. Ver los límites naturales como la descripción de relaciones socioecológicas, y no como hechos naturales, no significa negar que los cambios climáticos y la disminución de las fuentes energéticas estén ocurriendo. Por el contrario. Significa, más bien, que el desarrollo de los cambios ecológicos puede ser influido por una variedad de factores sociales y que las instituciones y relaciones sociales necesariamente reflejan cambios ecológicos y determinan impactos específicos.

No esta en discusión el hecho de que existen ciertos limites al crecimiento poblacional y económico. Pero, lo que si esta en discusión es la forma en que construimos y vemos estos límites. Según el proyecto político que avancemos estos pueden percibirse de diferentes maneras. Como desventajas en una sociedad consumista o como oportunidades para cambiar la acumulación cuantitativa por un mejoramiento cualitativo en el proceso de crear una sociedad más sostenible.

En el momento que el triunfo del capitalismo global es virtualmente completo y que los últimos vestigios de espacios no mercantilizados empiezan a desaparecer… ¿podemos todavía contemplar la promesa de un modo de consumo que sea ecológicamente sostenible?


 * Escritores y docentes. Residen en Canadá.

 

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