Cochabamnba. – LA REUNIÓN SURAMERICANA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Datos, hechos
América del Sur es pobre y queda lejos de todas partes, menos de los organismos financieros que prestan, cobran y –se dice– pagan «coimisiones»; tampoco dista demasiado de la banca internacional, en la que las empresas que «traen progreso y trabajo» depositan religiosamente sus ganancias, que en muchas actividades incorporan lo que no pagan a título de impuestos.

La fragilidad de la Comunidad Suramericana de Naciones se desprende de un dato: en su conjunto América del Sur produce algo así como diez veces menos de lo que produce la Unión Europea; Bolivia y Paraguay son los hermanos más pobres, Brasil constituye una de las grandes economías del orbe, pero su nordeste no tiene nada que envidiar a los dos países recién mencionados.

foto Venezuela dispone de las mayores reservas mundiales de petróleo, sin embargo Caracas es una ciudad a la que la pobreza ha convertido en la más violenta del continente. Con mayor o menor grado la corrupción es la lingua franca de las burocracias, lenguaje que las corporaciones transnacionales perfeccionan con entusiasmo. En todos los países de la comunidad el deterioro ambiental es cosa seria, en muchos casos, gravísimo.

No conviene dejar de lado la diversidad de los países suramericanos; hay una que se expresa naturalmente por los caminos que buscan sus actores sociales –por ejemplo entre la aceleración que pretende la ciudadanía ecuatoriana para conseguir justicia social, despegue económico y respeto intercultural, recientemente expresado en las urnas, y el camino pausado elegido por Lula en Brasil–, diversidad que el diálogo político y la integración cultural debe de enriquecer, y la división jurídica y de facto que se produce a partir de la firma y puesta en marcha de tratados de «libre» comercio con EEUU, que se deben analizar considerando las reacciones sociales al interior de los países que los negocian o han firmado.

Opinión autorizada

De cualquier modo América de Sur se mueve, vibra, busca, cambia. En este escenario –para usar la expresión consagrada entre los analistas políticos– resulta de suyo interesante leer lo que tuvo que decir Isaac Bigio –un analista latinoamericano con formación y experiencia europea– a propósito de la reunión de Cochabamba. Se trata de una entrevista con la página-web oficial de la II Cumbre Sudamericana de Naciones (CSN).

–¿Podrá la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) articular acciones de integración regional, tanto en materia comercial como física, energética y de comunicaciones? ¿Es posible, en última instancia, pensar en una efectiva integración sudamericana?

–Depende de qué tipo de integración hablamos. Hay uniformidad en la región, hay uniformidad en la existencia de regímenes presidenciales de democracia multipartidaria representativa y con economías de mercado. Existe la intención de mejorar el comercio intracontinental e ir eliminando aranceles mutuos. Esto favorece una gama de proyectos conjuntos: desde vías de comunicación hasta gasoductos como el planeado entre Venezuela, Brasil y Argentina.

«Sin embargo, otra cosa es una integración política estatal. La CSN no es económicamente fuerte ni autónoma, por lo que seguir la ruta de la Unión Europea (UE) no es algo tan consistente».

–¿Cuál es la actual correlación de fuerzas dentro de la Comunidad?

–La Comunidad Sudamericana de Naciones tiene tres tipos de miembros. Unos son los que están en el MERCOSUR (Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil y Venezuela). Otros los que están en la Comunidad Andina de Naciones (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia). Y por último está Chile, Suriname y Guyana, que no pertenecen a dichos bloques. Los dos últimos casi no tienen mayor conexión comercial, vial o de vuelos con la región. Tampoco juegan en la copa sudamericana de naciones pues culturalmente son parte de las Antillas germano-parlantes.

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«Todos los miembros de la CAN son miembros no plenos del MERCOSUR y viceversa. El caso de Venezuela es especial, ya que recientemente dejó la CAN llamando a enterrarla. Chile es asociado de ambos bloques».

¿Cuáles son las principales debilidades del bloque?

–Un grave problema de la CSN tiene que ver con el tipo de orientación estratégica que debe seguir. Hay un sector que cree que la prioridad pasa por hacer un Tratado de Libre Comercio con EEUU bajo el argumento de que éste es el principal mercado mundial. Chile, Perú y Colombia han suscrito estos tratados, aunque, en el caso de los dos últimos, el Congreso norteamericano todavía no los ha ratificado.

«Hay otro sector que considera que el TLC es un demonio. Venezuela no puede estar en un bloque comercial con países que tienen TLC con EEUU. Por ello Caracas se salió de la CAN y de la triangular que tenía con Bogotá y México.

«A esto se suma la cuestión de Cuba. La Unión Europea se fue forjando en torno a países miembros o amigos de la OTAN que tenían un régimen político y económico contrapuesto al de Europa del Este. Sin embargo, Bolivia y Venezuela acaban de firmar el Tratado Comercial de los Pueblos con Cuba, quien tiene el mismo sistema de economía estatizada y planificada bajo el monopolio de un partido comunista tipo Europa oriental.

«En contraposición a ello, hay países como Colombia muy ligados a EEUU. Bogotá recibe cuantiosa ayuda militar de Washington combatiendo a una guerrilla ideológicamente cercana a Cuba y Venezuela.

«Para terminar hay cuestiones limítrofes pendientes. Mientras Europa, que guerreó hasta 1945, zanjó sus demarcaciones en torno al status quo, Bolivia, el país anfitrión de la Cumbre, aún no ha reiniciado relaciones diplomáticas con Chile debido a la cuestión del mar y Venezuela sigue incorporando en su mapa y emblema oficiales a dos tercios de Guyana».

–¿Y cuáles son los beneficios de una Comunidad Sudamericana para los países miembros?

Que permite un flujo humano y comercial interno, lo que hace que la región aparezca como un bloque regional en medio de un mundo globalizado que actúa con bloques regionales.

«Si la CSN actuara como un verdadero bloque podría maniobrar en el concierto internacional haciendo acuerdos con EEUU, la UE, la emergente China, etcétera».

–Considerando el actual panorama político de la región, ¿qué perspectivas tiene la CSN?

–No creo que la CSN vaya hacia una unidad tipo UE. Por un lado, Venezuela rompe con la CAN pues quiere un bloque anti TLC y, por otro, países como Chile, Perú y Colombia creen que el TLC es la única ruta que les queda para el desarrollo.

«Creo que en la CSN hay tres dinámicas: los que quieren que ésta sea un peldaño hacia un Acuerdo de Libre Comercio con EEUU y también con la UE ; los que quieren que se transforme en un bloque regional proteccionista; y Brasil que quiere que este bloque funcione bajo su liderazgo».

–Por lo tanto, ¿no es posible pensar en una CSN similar a la Unión Europea?

–La CSN es desde el punto de vista idiomático, cultural y hasta religioso más homogénea que la UE. Mientras en la UE hay 25 lenguas, muchos credos oficiales (católicos, anglicanos, luteranos, ortodoxos) y una historia de guerras (en 1914-18 y 1939-45, decenas de millones de europeos fueron mutuamente masacrados), virtualmente la CSN tiene –a excepción de las pequeñas guyanas– una sola familia idiomática (el castellano y portugués son inteligibles), un solo credo oficial (catolicismo) y una historia común. Nunca ha habido una guerra intercontinental tipo Europa. La última que se dio en el subcontinente fue en 1932-35 entre dos de los países menos poblados: Bolivia y Paraguay.

«Sin embargo, la CSN carece de la principal fuerza de la UE : su poderío económico y su independencia. Mientras Europa exporta capitales y manufacturas finales altamente tecnificados, Suramérica exporta esencialmente materia prima y productos con poco valor agregado.

«La UE ha sido estructurada en torno a potencias industriales, ex colonizadoras, independientes y exportadores de capitales y multinacionales. Los países del CSN, en cambio, son ex colonias, algunos todavía dependientes del Norte y con grandes partes de sus respectivas economías bajo el control de multinacionales europeas, niponas y norteamericanas.

«Mientras Europa tiene un gran comercio intracontinental, gran parte del comercio de cada uno de los países suramericanos es hacia el Norte. La fortaleza económica de la UE les permite estabilidad y una moneda común, mientras que la dependencia de la CSN genera distintas estrategias (ir hacia un TLC con EEUU o hacia un bloque regional) y dificulta que se transforme en una UE.

«Ninguno de los miembros de la CSN ha tenido un imperio y todos han sido dependencias. Sus economías son pobres y débiles y muy subordinadas al dólar y al capital extranjero. Generalmente cada uno de ellos comercia más con EEUU que con sus vecinos.

«Apenas el 4 por ciento de las exportaciones del MERCOSUR van hacia la CAN. El PIB de la CSN es por lo menos 10 veces inferior a los 11.000 millones de dólares que tienen tanto la UE como los EEUU. Mientras el PIB per cápita de la UE es de 24.000 dólares anuales (frente a casi 38.000 de EEUU y casi 34.000 de Japón). El PIB per cápita sudamericano es de unos 7.000 dólares anuales.

«Según el libro de datos mundiales de la CIA , las repúblicas suramericanas tienen un PIB per cápita entre dos y diez veces menor al de la UE. El PIB per cápita de Brasil (la mitad del CSN en términos de territorio y población) es de 7.600 dólares, que está debajo del de Uruguay (12.800 dólares), Argentina (11.200) o Chile (9.900); pero por encima del de Colombia (6.300), Perú (5.100), Venezuela (4.800), Paraguay (4.700), Ecuador (3.300) y Bolivia (2.400)».

–¿Es posible pensar en una moneda para Suramérica?

–Para diversos economistas resulta una utopía pensar que Sudamérica con el carácter de sus economías pudiese desdolarizarse y adoptar su propia moneda común. El propio MERCOSUR no logra implementar la mayoría de sus acuerdos.

«Otro aspecto que diferencia a la CSN de la UE es la cuestión de las minorías. La UE es muy sensible en permitir que todo grupo que tenga una lengua hablada por uno o dos millones de habitantes pueda participar en su propio idioma en toda decisión de la UE. Esto implica que todos sus documentos son traducidos a dicho idioma y que en este idioma se conducen sus representantes en el parlamento o las cumbres, en juicios, etcétera.

«En la CSN hay lenguas indígenas, como el quechua (que supera los 10 millones de hablantes) o el aymara (que tiene dos millones de hablantes), por dar algunos ejemplos. Sin embargo, ellos no reciben dicho trato y menos aún tienen las autonomías que tienen los catalanes, gallegos, vascos, etcétera. No existe, por ejemplo, ningún diario en quechua o aymara y ninguno de los documentos de la CSN son discutidos en esas lenguas».

Bolivia, el centro del Sur

–¿Qué deben esperar los países miembros de la CSN de la próxima Cumbre que se celebrará en Bolivia, país que ha inaugurado un nuevo gobierno liderado por Evo Morales?

–Algunos avances en la integración vial y comercial, pero no veo viable una fusión entre la CAN y MERCOSUR como postula el presidente anfitrión. Como dije, veo al subcontinente dividido entre los que participan del TLC y los que apoyan el TCP.

–¿Qué piensa sobre la propuesta boliviana para la Cumbre de la CSN?

–Morales ha sido muy cauto en no plantear algunas cosas que parte de su electorado habría querido escuchar: plantear el socialismo, la autodeterminación de las naciones indias, el antiimperialismo o nuevas nacionalizaciones. Sin embargo, estos planteamientos «asustan» al resto de diplomáticos y gobiernos para quienes esta actitud es sinónimo de inestabilidad y confrontación.

«Evo quiere mostrarse como un estadista moderado, que sea capaz de crear un puente entre la CAN y el MERCOSUR para ir hacia un bloque regional autónomo.

«Es interesante su idea de ir a una integración a distintas velocidades. Me parece que con ello Bolivia quisiera crear un bloque de los que son más proclives a hacer una integración autónoma regional y mantener un cuadro de amistad aunque no de tanta presión hacia el sector pro TLC. El modelo que plantea el Presidente Morales es uno nacionalista y antiprivatizaciones, que no es compartido por Colombia, por ejemplo.

«Hay una cosa que, como emigrante suramericano, quiero destacar del discurso de Morales. Él plantea que hay que hacer lo posible por parar la emigración. Sin embargo, es hora de que la CSN se dé cuenta que hay entre 10 y 20 millones de suramericanos que viven fuera de sus países, sobre todo, en los más desarrollados que los suyos, y que ellos requieren de protección. Las embajadas y consulados de la CSN deben coordinar en cada país la protección conjunta de sus respectivas diásporas (emigrantes), las mismas que son responsables de una gran parte de las divisas que reciben muchos de nuestros países.

«Contesto a estas preguntas desde Londres donde hace poco nos enteramos que uno de los policías que asesinó a quemarropa al inocente joven brasilero Jean Charles de Menezes, el 22 de julio del 2005, no solo volvió a reincorporarse impunemente al servicio sino que ha vuelto a matar a otra persona.

Mientras EEUU es capaz de poner sanciones comerciales o invadir naciones cuando se maltrata a alguno de sus ciudadanos, en este caso vemos como la CSN debe unirse para decirle a Londres que el caso de De Menezes no puede quedar impune sin castigar a los autores de un crimen que nos afecta a todos los suramericanos».

La entrevista puede leerse en la página de la «cumbre» aquí.

A mayor abundamiento

Tras los triunfos electoralaes de Ortega en Nicaragua y Correa en Ecuador, Bigio escribió:

El eje Venezuela-Cuba-Bolivia estructuró el Tratado de Comercio de los Pueblos con el fin de minar a los tratados de libre comercio (TLC) y a la Comunidad Andina. Ortega y Correa podrían integrar a sus naciones en dicho bloque o ir conjeturando el penta-bloque de las naciones más críticas al Pentágono.

En ambos hay gobiernos que manifiestan hostilidad a Wáshington. Quito, al igual que La Paz, plantea una constituyente que refunda la república y derrote a la oligarquía. Ortega, por su parte, tiene un pasado revolucionario y guerrillero y, por eso mismo, trata de aparecer como moderado para no inflamar la situación interna. Poco antes de las elecciones aceptó una ley que penaliza el aborto y que lo distancia de movimientos femeninos. Así como Correa acepta el hecho consumado de que el dólar es la moneda oficial de su país, Ortega difícilmente puede romper el TLC.

Este nuevo quinteto se ha beneficiado de la reelección de Lula, quien, no obstante, sí mantiene una buena relación con Wáshington. La estrella roja podría sufrir un golpe con el deterioro de la salud de Castro, pero es un bloque que puede irse desarrollando.

Su objetivo sería ir buscando un bloque regional autónomo de EE.UU., para lo cual Venezuela ya ha entrado al Mercosur como miembro pleno, Ecuador y Bolivia le pueden seguir, y Castro se convirtió en la estrella de su última cumbre.

Por el momento, nadie en el penta-bloque plantea medidas radicales tipo Allende y todos buscan un perfil moderado. Sin embargo, al interior de todos esos países hay fuertes oposiciones, las mismas que podrían obligar a choques callejeros y al surgimiento de extremos.

COCHABAMBA TRAS LA TORMENTA

Alejandro Tesa

Como es habitual en los encuentros, saraos y reuniones latinoamericanas, los discursos fueron aburridos y los acuerdos nulos. Entre las anécdotas queda el hecho de que García y Chávez no se agarraron a trompadas –el secreto deseo de muchos–, sino que el presidente del Perú manifestó que tenía desde pocas antes un nuevo amigo. Chávez, vaya uno a saber, recordó la parquedad militar y no dijo casi nada al respecto.

Entre tanto varón encorbatado –pero de poca testosterona– Michelle Bachelet se movió como una mariposa de rosado tirando a rojo. Todos sonrieron ante todas las cámaras, aunque Chávez deslizó lo que tal vez con el tiempo se considere un augurio al no estimar conveniente su regreso a la Comunidad Anida de Naciones. Dijo que su el MERCOSUR no se juega de verdad por la integración del subcontinente, sus días también estará contados. El presidente bolivariano estima que la CAN «no sirve» como motor de la integración.v

«Cuántas reuniones, cuántas cumbres, pero no tenemos claro hacia dónde vamos» (y todavía) no hay proyecto», inistió Chávez, apoyado por Tabaré Vásquez, envuelto en una ya prolongada polémica con Néstor Kirchner a propósito de la instalación de sendas plantas de celulosa sobre una ribera del río Uruguay.

Bachelet –en esta oportunidad no hubo pródigos gestos de afecto entre ella y Chávez– apuntó que la «globalización», que es un hecho y está para quedarse, puede ser positiva para los pueblos suramericanos, asunto en que coincidió Alan García, en tanto el invitado presidente electo ecuatoriano negó tajantemente que esa globalización convertida en TLC con EEUU sirva para otra cosa más que para arrasar las economías regionales.

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Pragmático, Lula Da Silva hizo causa común con Bachelet y propuso, y obtuvo, celebrar en 2007 una «cumbre energética» en Venezuela. Bolivia y Venezuela son los grandes «cosechadores» de gas de América del Sur, y Venezuela, además, probablemente, según últimos datos corroborados, la mayor reserva de petróleo del mundo, situación que permite a Chávez manejarse con independencia de acuerdos menores o que condicionen la visión y acción política de Miraflores.

Quizá el político que se expresó con mayor altura respecto de los asuntos a tratar en la reunión fue Evo Morales, que insistió una y otra vez en la necesidad de avanzar hacia mecanismos de integración sin dejar de lado ninguna instancia ni despreciar paso alguno, mientras recordó a sus pares que debían oír la voz de los pueblos, mencionando la reunión del Foro Social que sesionaba en forma paralela en la misma ciudad.v
La voz de los pueblos, como es natural, no fue lo que más escucharon las altas mentes oficiales. Natural porque los pueblos ¿cuándo han sido escuchados?

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