Como arar en la mar. – CHILE: DESDE LA CARCEL DE ALTA SEGURIDAD

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Me enviaron a la única universidad gratuita que posee el Estado chileno: la cárcel.

He sentido la discriminación y el racismo que por ser mapuche se ha ejercido en mi contra. Si no fuera mapuche tal vez las medidas cautelares hubieran sido menos gravosas tal y como lo he comprobado y es de conocimiento nacional, en diversos juicios que han generado conmoción publica; a mi en cambio se me privo de mi libertad sin derecho alguno –aun cuando nunca antes había estado preso–: se me privo del derecho a seguir en mi lof, en mi Wallmapu lejos de mi familia y mi cosmovisión; se me privo del derecho a estudiar. Todos mis derechos humanos fueron vulnerados.

Ahora seré juzgado por un tribunal que no me da garantías ni confianza, como se acostumbra con los presos políticos mapuche.

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Aun así no han logrado quebrar mi voluntad ni mi convicción, al contrario estoy convencido de lo justo de mi lucha en defensa de mi territorio ancestral ante la explotación de los recursos naturales y el daño al medio ambiente por parte de las transnacionales y los terratenientes que se han instalados en nuestro territorio mapuche, en pos de sus mezquinos intereses capitalistas.

Voy de frente por la vida convencido que no he cometido delito alguno que no corresponda a la legitima defensa de nuestros derechos vulnerados como pueblo.

Y la problemática de mi Comunidad Juan Paillalef, que se enmarca en el conflicto global que afecta a todo mi pueblo no será con la cárcel como acallaran la voz del pueblo mapuche, como lo demuestra la resistencia de las comunidades en cada lof, al avance de los diversos mega proyectos de explotación de recursos en nuestros territorios. Nos asiste la razón y el newen de nuestros ancestros…

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Ya es tiempo de restituir todos nuestros derechos, y reconocer nuestro derecho a la libre determinación como pueblo mapuche, preexistente al Chile republicano. Si el Estado chileno no tiene voluntad política de resolver nuestras demandas legitimas, nos asiste el derecho a resistirnos al sometimiento a un sistema cruel al que se pretende someternos y buscar la libertad y autonomía de una sociedad que no respeta nuestra cosmovisión, nuestra cultura ni nuestro Admapu.

Los presos políticos mapuches existimos. Discrepo de los dichos de la señora presidente Michelle Bachelet en un país de Europa de que en Chile no hay presos políticos; el atropello a los derechos humanos de dirigentes de nuestro pueblo injustamente acusados no son imaginarios. como ha quedado demostrado en fallos de absolución judiciales recientes. Pero… ¿quien se hace cargo del daño causado? ¿Acaso el Estado de derecho no es también para el mapuche?

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Una vez más agradezco a todos los consecuentes que han apoyado nuestra causa en cualquier lugar del mundo. He vivido y sentido la solidaridad que me fortalece y hace que mi compromiso con la lucha de mi pueblo y la de todos los que sufren a causa del sistema la persecución, represión, desigualdad y miseria sea el norte que me guía, a los medios de prensa alternativos que tienen la dura tarea de romper el cerco comunicacional y sacan la voz de los oprimidos y la verdad del pueblo a la luz. A todos ellos sea cual sea la realidad que me toque vivir estaremos conectados.

Seré parte de la resistencia, ¡no me han vencido!

Por ultimo los llamo a construir la unidad factor vital para el avance de nuestras luchas hacia la libertad de los pueblos y, en mi caso, alcanzar la autonomía y auto determinación de mi pueblo-nación mapuche.

¡Marrichiweu!!

Cárcel de alta seguridad, 15 de junio de 2007.

Addenda

INFORME MÉDICO

Santiago, Noviembre 08 de 2006:

Waikilaf Cadin Calfunao, joven mapuche de 24 años, quien permanece privado de libertad desde el 17 de Agosto de 2006.

Trasladado a la Cárcel de Alta seguridad (CAS), y permanece con las máximas medidas de seguridad, sin tener ningún proceso actual.

Dicho traslado, se desarrolló bajo condiciones infrahumanas, golpeado por ocho gendarmes en Temuco, luego esposado de sus manos, pies y con nueve medidas de fuerza, obligado a mantener una posición fetal en el suelo, durante ocho horas, sin recibir alimentos, ni agua, vomitando, tras los golpes, no recibe atención médica oportuna, y tampoco se realiza una constatación de lesiones en ese momento.

Actualmente y luego de dos semanas en el CAS, quedan cicatrices de las lesiones.

Desde el 01 de Octubre, inicia una Huelga de Hambre, en protesta por las condiciones irregulares tanto legales como carcelarias, a las que esta sometido.

No se permiten visitas regularmente, sólo una vez por semana (miércoles) , siempre con dificultades en el acceso a verlo.

Se realiza un primer intento de asistencia médica, en compañía de su madre, negándose la entrada a la Dra. Ana Toro para evaluarlo.

Hoy 08 de Noviembre, asistimos con su madre, Juana Calfunao, en horas de la mañana, sin identificarme como médica, solo como amiga, hay rechazo a mi entrada, pero, tras los reclamos de la Sra. Juana, logramos entrar al penitenciario; luego de múltiples revisiones a nuestra persona, bajamos a un subterráneo, sin luz natural.

Traen a Waikilaf, quien luce muy enflaquecido, con disminución severa de su masa muscular, evidenciada por disminución del deltoides, y de ambos cuadriceps, destacando los huesos, ha bajado más de 12 kilos, lo que representa una baja del 15% de su peso, con riesgo de desnutrición severa, palidez acentuada, tinte ictérico en piel y mucosas, piel delgada, seca y fría, neurológicamente, conciente, orientado, pero agotado.

Constato cicatrices en manos y pies, hematomas en proceso de reabsorción de brazos y piernas, además en su dentadura superior una lesión sugerente de una fractura extensa en maxilar, no tratada. En el dorso a nivel fosa lumbar derecha, observo lesión de unos 10 x 5 cms. de diámetro, secuela de una agresión antigua con agua hervida.

Refiere estar sometido a agresiones psicológicas permanentes, mantendrá su huelga.

De permanecer en esta situación, el riesgo de alteraciones cardiorrespiratorias, renales, inmunológicas, gastrointestinales y, en definitiva, de su vida son inminentes. La disminución de la temperatura corporal, tanto por el ayuno, como por el espacio físico, sin luz, cerrado y frío, contribuye frecuentemente a la muerte.

Dra. Oriele Núñez Serrano.
Medicina Interna
RCM 19556-1

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