Costa Rica. – EL TLC ES SAGRADO, LO DEMÁS SE CENSURA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Por esa razón el artista y colega profesor, Marco Chía, curador de las galerías y casas de la cultura con que cuenta el TEC, decidió revitalizar ese espacio, solicitando permiso e instalando una parte de la exposición TLC implicaciones e imágenes, desplegada también por la Casa de la Ciudad en Cartago y la Casa Cultural Amón en San José, y en la cual participan más de 55 artistas. Es importante subrayar que dicha exposición está debidamente inscrita en el plan de trabajo del curador y profesor, señor Chía, así como en los de la Unidad de Cultura y la Escuela de Cultura y Deporte del TEC.

Sin embargo, para sorpresa de muchos, y en una suerte de crónica largamente anunciada, la historia se repite, esta vez por razones evidentemente políticas. Con motivo de una Feria y exposición de proyectos innovadores de estudiantes de la carrera de Administración de empresas, el señor José Martínez, Director de esa escuela, ordenó que se bajara la exposición porque, posiblemente, podría dañar la imagen de su actividad frente a las cámaras de la prensa y la televisión nacional.

Pero, lo peor de todo es que, al parecer, y según declaraciones del señor Marco Chía en conversación con quien esto escribe, esa orden fue secundada enérgicamente por la señora directora de la Escuela de Cultura y Deporte y hasta por la vicerrectora de Vida Estudiantil y Servicios Académicos (VIESA). foto No hay que tener cinco dedos de frente para constatar que estamos frente a un atropello colosal, no solo a los derechos de autor de los artistas participantes en la muestra, sino ante la libertad de expresión garantizada por el régimen académico de nuestra universidad y por nuestra constitución política.

Ese atropello es mayor si lo ubicamos en una universidad que ya cuenta con una oscura tradición al respecto. Nótese que no estamos en una fábrica ni en una finca donde los administradores y capataces ordenan y vigilan lo que se hace y se deja de hacer. No, estamos en una universidad pública donde el libre juego de ideas, el diálogo, la tolerancia y el respeto deben primar sobre cualquier otro aspecto. Por eso es grotesco conocer que compañeros académicos se tomen atribuciones de «autoridades» que no les competen, demostrando o su ignorancia supina o la marca del pequeño policía que llevan por dentro.

Este bochornoso acontecimiento no debe pasar desapercibido para la comunidad universitaria y nacional en momentos en que nuestros derechos ciudadanos parecen seriamente amenazados.

Recordemos que recientemente el señor Presidente de la República, en una actitud de franca intolerancia, increpó públicamente a nuestro rector por exponer el dictamen de nuestra institución sobre el TLC en diversos foros. Dicho dictamen está sustentado en un amplio análisis y debate que realizamos en todas las unidades académicas, como corresponde a la condición democrática de una verdadera universidad. ¿Acaso algunos miembros de nuestra universidad que apoyan ese peligroso tratado («agreement» para las leyes estadounidenses) han seguido la preocupante actuación de quien ocupa la silla presidencial con graves cuestionamientos? Cuando el río suena…

Debemos reflexionar y actuar sensata, pero robustamente, antes estas manifestaciones de intolerancia, irrespeto y flagrante violación de los derechos de autor y de conciencia de muchos costarricenses. La academia no puede permitirse este tipo de actos que riñen con su más profunda razón de ser y con la tradición civilista de nuestro país.

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*Escritor –y profesor del Instituto Tecnológico de Costa Rica–.

Las imágenes corresponden a una fotografía del artista Jaime Tischler, La imagen enmudecida.

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