Costa Rica, propuesta para crear la Cátedra de Estudios Culturales Luis Ferrero Acosta

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Adriano Corrales Arias.*

Los estudios culturales latinoamericanos, según se definen, inicialmente, por los coordinadores del Diccionario de estudios culturales latinoamericanos (Siglo XXI editores: Instituto Mora, México 2009) Mónica Szurmuk y Robert Mckee Irwin, refieren a un conjunto de metodologías interdisciplinarias de investigación, distinto de la sociología de la cultura que "se ubica firmemente en el ámbito de las ciencias sociales", en tanto los estudios culturales "abarcan y vinculan disciplinas múltiples a través de las humanidades y las ciencias sociales". 

De tal manera que los estudios culturales ponen el nombre (y otorgan legitimidad) a un conjunto de prácticas que múltiples investigadores latinoamericanos habían implementado desde comienzos de los años ochentas, recurriendo a una lectura de los autores seminales como Michel Foucault, Roland Barthes o Antonio Gramsci, los cuales nutren la teoría de los mismos estudios culturales.

Estos fueron leídos y asimilados por teóricos latinoamericanos como Carlos Altamirano, Carlos Monsiváis, Renato Ortiz o Beatriz Sarlo, antes que reingresaran al campo intelectual de la mano de los estudios culturales ordenados por la academia norteamericana, academia que, recordemos, se nutre también de latinoamericanos que por diversas razones fijaron residencia en los Estados Unidos, pero sin desprenderse del ámbito de los estudios latinoamericanos.

Sin embargo, los estudios culturales latinoamericanos han desbordado a la academia norteamericana en tanto sus investigadores se han insertado en espacios fuera de la academia desde donde promueven el estudio y la transferencia de saberes en igualdad de condiciones con prácticas y agentes socioculturales concretas.

En todo caso, los estudios culturales latinoamericanos, a pesar de la polémica que puedan suscitar dentro y fuera de la academia, especialmente en torno a términos como los de “poscolonialidad” o “colonialidad del poder” (Walter Mignolo, Aníbal Quijano, Enrique Dussel, et.al), promueven y proponen un abanico de herramientas epistemológicas imprescindible para analizar la cultura contemporánea a la luz de planteos teóricos recientes, redefinidos desde América Latina.

Por ejemplo,  proporcionan una aproximación sólida para comprender cómo se entiende culturalmente la sexualidad y su sentido político, el lugar de la memoria y su relación con las dictaduras latinoamericanas, las consideraciones sobre raza, etnicidad y diferencia en un mundo en el que naciones, fronteras y cruces culturales adquieren sentido como prácticas de intervención política.

Los estudios culturales latinoamericanos han colocado en primera plana a un conjunto de autores clave para entender qué es lo nuevo en esta teoría sin disciplina, pero enmarcada en una nueva visón de las humanidades y de las ciencias sociales.

Propuesta

Con la anterior definición, o breve mapeamiento histórico/teórico, se establece la plataforma conceptual desde la que se pretende crear una Cátedra de estudios culturales latinoamericanos que organice lecciones magistrales, seminarios, encuentros, simposios, debates y proyectos de investigación interdisciplinarios e interinstitucionales, los cuales podrían convertirse en contribuciones teóricas latinoamericanas a los mismos estudios culturales como base para la formación integral de nuestros estudiantes.

La cátedra estaría inscrita en la Unidad de Cultura y Deporte de San José, concretamente en la Casa Cultural Amón, como un espacio intercultural abierto al amplio abanico de los estudios culturales latinoamericanos en todas sus tendencias y pretendería los siguientes objetivos:

– Posicionarse como una plataforma nacional sobre y para los estudios culturales latinoamericanos.

– Promover la realización de lecciones magistrales, seminarios, encuentros, simposios, debates y proyectos de investigación y/o de extensión y de acción social interdisciplinarios e interinstitucionales (nacionales e internacionales), así como cualesquier otro evento referido a su temática.

– Integrarse a la docencia, la investigación, la extensión y la acción social del TEC en todos sus ámbitos, especialmente en perspectiva de la formación integral de nuestros estudiantes y del mejoramiento teórico/conceptual y humanista del profesorado.

– Procurar la consecución de recursos con alianzas estratégicas interinstitucionales dentro y fuera de la academia, sin, por ello, dejar de hacer hincapié en el adecuado financiamiento por parte de la Escuela de Cultura y Deporte y de las instancias institucionales pertinentes.

– Y promover, sistematizar, y dar a conocer la obra intelectual de Luis Ferrero Acosta.
Incentivar la participación de nuestros docentes, funcionarios y estudiantes en encuentros, simposios y seminarios nacionales e internacionales.

Tareas
La tareas concretas que en principio tendría la Cátedra serían las siguientes:

Darle continuidad al Encuentro Internacional de Escritores con énfasis en el entorno latinoamericano.

Darle, en la medida de lo posible, continuidad a la revista FRONTERAS, o es su defecto, a la revista Miércoles de Poesía.

Apoyar los proyectos e iniciativas de extensión y acción sociocultural de la Casa Cultural Amón y de la Unidad de Cultura y Deporte tales como cursos libres, talleres, recitales, temporadas de danza y teatro, conciertos, etc.

Colaborar en la impartición y en la ampliación de los Centros de Formación Humanística como una posible red interacadémica y colegiada (pensando en acciones conjuntas con la Escuela de Ciencias Sociales y de Ciencias del Lenguaje y otras unidades académicas).

Implementar un programa de publicaciones sobre Estudios Culturales nacionales, centro y latinoamericanos.

Elaborar un plan de trabajo anual y ejecutarlo.

¿Por qué Luis Ferrero Acosta?

Luis Ferrero Acosta (Orotina, 31 de enero de 1930 – San José, 17 de octubre del 2005) fue uno de los grandes intelectuales costarricenses y por extensión latinoamericanos, cuya obra todavía no goza de la recepción que debiera. Su aporte a la cultura nacional y latinoamericana aún no se ha calibrado con la suficiente precisión que requiere. Para tener una idea de su labor, realizada casi siempre fuera de la academia con una actitud de autoformación y de inserción en las culturas populares y otros espacios, muy a tono con las propuestas de los estudios culturales latinoamericanos, damos a conocer una parte de su amplia biobibliografía:

Luis Ferrero Acosta nació en Orotina, Alajuela, el 31 de enero de 1930. Hijo de Luis Ferrero Vargas y de Beatriz Acosta Vega. Hizo sus estudios primarios en la escuela Porfirio Brenes de San José. Los de enseñanza media en el Liceo de Costa Rica, pero quedaron inconclusos porque fue expulsado debido a que se sublevó contra la opinión de un profesor quien aseguraba no existe una literatura costarricense.

Por estos años suele frecuentar al historiador Ricardo Fernández Guardia, quien lo encariña con el conocimiento del auténtico pasado costarricense. Al mismo tiempo acostumbra visitar diariamente al maestro Joaquín García Monge, quien lo orienta hacia la defensa de la dignidad humana, la justicia civil, y le enseña que sin amor y conocimiento no hay admiración, ni imitación, ni acción. También, solía pasar horas contemplando en su trabajo creativo a sus amigos escultores que lo alientan en su formación y lo ayudan a organizar sus ideas estéticas.

En 1946 empezó a colaborar en periódicos costarricenses: “Últimas Noticias”. “Mujer y Hogar” y “Mundo Femenino” Y a los pocos meses la Agencia Periodística Hispano Americana (APHA) distribuía sus artículos a una cadena de 125 periódicos latinoamericanos. Prontamente colaboraba en “Diario de Costa Rica”, “La Prensa Libre” y las revistas “Costa Rica de ayer y de hoy” y “Brecha”. Y luego, con las revistas “Mujer” y “Cultura” de El Salvador; “La pajarita de papel” (órgano del P.E.N Club de Honduras) y “Tegucigalpa”; “Humanismo” de México; “Litterae” de Italia y “Además…” del diario “La República” de Costa Rica y el suplemento dominical del periódico “El Nacional” de México y en donde co-dirige la revista “Centroamericana”, etc.

En 1951 formó parte del comité que decidió crear la Casa del Artista, tras organizar una gran exposición de arte costarricense para inaugurar el edificio Keith y Ramírez.

El humanista mexicano Alfonso Reyes le sugiere lecturas y cavilaciones que luego cuajarán en libros. De 1951 a 1955, estuvo en México, donde realizó estudios en el célebre Colegio de México. También, en México, cursa estudios de tipografía y artes del libro, lo cual le permitiría, a su regreso a Costa Rica, introducir nuevas técnicas que beneficiarían el proceso editorial.

Al regresar a Costa Rica organizó la primera exposición individual del gran artista Francisco Zúñiga en el Museo Nacional de Costa Rica y ejerció la jefatura del Departamento de Publicaciones del Ministerio de Educación Pública. De su labor editorial se destaca la serie “Clásicos costarricenses” que es la raíz primigenia de la Editorial Costa Rica. Eran ediciones didácticas, y con ellas el maestro Ferrero catalizó la renovación de los programas de literatura costarricense en la segunda enseñanza, ocurrida en los años setentas.

Durante 1969-197l, recorrió todo el territorio de Costa Rica en ardua campaña para recoger fondos indispensables para dotar a las escuelas rurales de una biblioteca básica. Este programa, a la vez, exigiría al ministerio de Educación Pública a crear la Dirección de Bibliotecas Escolares. Organizó junto con un grupo de libreros las primeras ferias del libro.

Entre 1974 a 1979, realizó intensas giras de conferencias en escuelas y colegios para concienciar a los educadores en la urgencia del salvamento arqueológico. En 1977 se le nombró miembro de la Junta Administrativa del Museo Nacional de Costa Rica y asesor del Departamento de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes.

Entre 1979 y 198l fue curador de arte en el Museo de Arte Costarricense -el primero en Costa Rica-. En tal cargo organizó, entre otras, las exposiciones retrospectivas de Juan Rafael Chacón, Luisa González de Sáenz y Ezequiel Jiménez Rojas. Además colaboraba con el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, de la ciudad de Alajuela. En 1981, aceptó el cargo de profesor en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, en la carrera de Diseño Industrial.

Ha viajado por países de Sur América, Estados Unidos de América y Europa, donde ha sido profesor y conferencista. Viajó por Alemania, Noruega, Dinamarca y Suecia, dictando conferencias acerca de la escultura y el pensamiento utópico de la juventud ácrata de principios del siglo 20, reflejado en el ensayo costarricense.

El maestro Luis Ferrero empezó a escribir en 1947. Ha ejercido el periodismo cultural, sobre todo en el suplemento “Áncora” de “La Nación” (1975 a 1985) y en su columna “Pensándolo bien” en el periódico “Al Día” (1993 a 1995). Y hasta el momento (l999), su producción literaria alcanza quizá la más alta cifra en Costa Rica: ha publicado obras relacionadas con la historia del arte, historia literaria, antropología y ensayo. Por su obra tan vasta, ha destacado como uno de los mejores ensayistas costarricenses.
Participó en el Congreso acerca del Mundo Centroamericano de la época de Gonzalo Fernández de Oviedo, en Nicoya, Guanacaste. Asistió al Seminario Taller de Inventario de Bienes Culturales organizado por la UNESCO – OEA y el ministerio de Cultura, Juventud y Deportes.

Fue invitado por el gobierno de la República Federal de Alemania en 1977 para asistir a la exposición internacional Dokumenta 6, en Kassel, y al congreso de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, en Berlín. Y el Consejo de Europa lo distinguió junto con otros críticos latinoamericanos para asistir a la gran exposición “Tendencias de los años veintes”, en Berlín, y para que recorriera dictando conferencias en varias universidades europeas.

En 1982 participó como asesor de la serie de documentales, Arte, Historia y Bellezas de Costa Rica que produjo Ricardo J. Méndez Alfaro, guión y dirección de Juan Caviedes F. para el Departamento de Teleformación del Instituto Nacional de Aprendizaje.

En 1991 viajó recorriendo todo el territorio de España. Posteriormente, ha sido invitado a numerosos congresos internacionales, pero no pudo asistir por motivos de salud. Casi cotidianamente lo visitaban distinguidos intelectuales extranjeros pues en el exterior, el maestro Luis Ferrero es considerado una de las figuras más representativas de la intelectualidad costarricense.

De tal manera que, para honrar y mantener viva la memoria, la obra y el pensamiento de uno de los más insignes intelectuales costarricenses del siglo XX, proponemos que la Cátedra en mención lleve su nombre: Luis Ferrero Acosta.

San José, Costa Rica, setiembre-octubre 2010.

* Escritor, profesor Unidad de Cultura del Centro Académico de San José, ITCR.

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