Davos: Los problemas del mundo según los dueños del mundo
Juan Guahán*
En Davos, una paradisíaca ciudad invernal suiza –la más alta de Europa- que apenas supera los 10 mil habitantes, hoy culmina una nueva reunión del “Foro Económico Mundial”. Allí se reúne, desde 1971, lo más granado del mundo económico. Este año asisten unos 2500 delgados de 90 países.
El clima de la reunión, las características de los participantes y las ideas predominantes reflejan los notables cambios que se están produciendo a escala mundial. Este Foro, originariamente destinado a reunir a empresarios norteamericanos y europeos, se fue ampliando hasta adoptar –en 1987- sus características actuales.
Hoy es sede de deliberaciones de empresarios, dirigentes sociales y políticos que forman parte del sistema de poder de todo el mundo. Acorde con lo que pasa en el mundo real de la economía la mayor parte de las miradas están atentas a los movimientos de los delegados provenientes de los países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Estas economías emergentes, junto a los demás países latinoamericanos y asiáticos, constituyen los lugares sobre los cuales se centran las mayores esperanzas de desarrollo futuro.
Esto llegó hasta el punto que los empresarios más influyentes sostuvieron que ésta es la “década de América Latina y los países asiáticos”. La evolución de Brasil, que organizará el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpíadas de 2016, está en el centro de todas las miradas. Hubo una coincidencia generalizada en que hay una desaceleración económica en el mundo occidental y un crecimiento de los países emergentes lo que va generando un nuevo equilibrio de poder que se irá observando también en la vida política. Un poder que se va desplazando del norte al sur y del oeste al este.
Mientras se celebraba la reunión hubo una explosión, sin consecuencias físicas, en un hotel cercano ocupado por varias delegaciones participantes del Foro. Un grupo “anticapitalista” se hizo cargo de dicho hecho, producido en medio de una gigantesca red de protección policial. Pero esa no fue la única “explosión”.
El “Informe”, sobre “Riesgos Globales” presentado por el Comité Organizador del Foro Económico Mundial, también conmovió a los participantes. Allí plantean como los grandes problemas de la época la desigualdad económica y las debilidades institucionales para asegurar la gobernabilidad. Los autores de este “Informe” señalan que estas condiciones fomentan la fragmentación social y promueven una mayor presencia de tendencias “nacionalistas y populistas”. Sin precisar las causas, asimismo se señala que estamos ante la evidencia de un mayor poder de las economías emergentes y un mayor endeudamiento de las economías de los países centrales.
No mencionan que ese mayor endeudamiento tiene que ver, en la mayor parte de los casos, con el hecho que el consumo de esos países es superior a sus recursos y capacidad productiva. Frente a ello tienden a desarrollar agresivas políticas de “saqueo” de los bienes y recursos de los países más débiles para mantener su propio nivel de consumo. Esta situación se les va haciendo cada vez más difícil, dado que la insistencia en esas políticas fundamente el creciente “nacionalismo y populismo” de estos pueblos.
En el mencionado “Informe” tampoco se destaca el hecho que en el mundo se observa un desarrollo económico de “dos velocidades”. Por un lado, el retroceso de los denominados “países ricos”. Su crecimiento es casi nulo o negativo. Por el otro, los países emergentes -que constituyen la mayor parte de la humanidad- donde se observa un importante crecimiento económico. Esto son manifestaciones de lo que se conoce como “crisis económica”.
Son notorios sus efectos sobre la población de los países centrales. En España el 45% de los jóvenes está desocupado, 1 de cada 8 norteamericanos comen gracias a los cupones alimenticios que reparte el gobierno.
*Analista de Question Latinoamérica