DESBARAJUSTES Y DESGRACIAS EN COLOMBIA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El siglo XIX fue espectacularmente dramático por la violencia surgida en la lucha de los partidos liberal y conservador y de la propia Iglesia Católica, por el control del poder y la imposición de sus ideas. En ese siglo fueron notables las decenas de guerras civiles y pronunciamientos locales para el control del poder y de los gobiernos. Es una historia llena de muertos de todas las clases y edades, que en ocasiones sirvieron también para pedir la intervención militar de los Estados Unidos en los asuntos internos de Colombia.

Los notables esfuerzos del jurista y General Francisco de Paula Santander, fundador de la República con Simón Bolívar, Antonio Nariño y muchos otros personajes de la historia nacional, lograron importantes avances para hacer de Colombia un país de leyes y de respeto a la Constitución, lo cual no impidió guerras civiles y violencia interna desde el nacimiento del Estado colombiano hasta hoy.

En los actuales momentos Colombia soporta un régimen de formalidad constitucional represivo y agresivo contra las tendencias populares que han luchado durante decenas de años por la Reforma Agraria y la justicia social.

El actual Presidente colombiano Alvaro Uribe Vélez, de raíces liberales, se ha convertido en el gobernante latinoamericano más abyecto a la política imperial del Presidente norteamericano George W. Bush. Colombia, bajo el Gobierno Uribe Vélez, se convirtió en principal y casi único aliado de los Estados Unidos de Norteamérica en su monstruosa guerra contra Iraq, y las que mantiene contra Afganistán y otros pueblos asiáticos y de Africa.

Bush ha resuelto imponer Tratados de Libre Comercio de Estados Unidos con diversos países latinoamericanos, venciendo por cualquier medio político la resistencia de nuestras naciones a los objetivos de dominación imperial implícitos en sus tratados.

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En el diario El Heraldo, de Barranquilla, del 12 de noviembre de 2007, aparece una información a grandes titulares: “584.000 desplazados en la Costa Caribe”. El Heraldo señala el problema actual en cada uno de los departamentos de esa región así: Sucre, con 131.692 desplazados; Magdalena con 123.987; Cesar con 94.802; La Guajira con 85.300; Córdoba con 84.969; Atlántico con 80.000 y Bolívar con 65.000, que viven en la peor miseria, sin trabajo, vivienda, servicios elementales de agua, electricidad y otros, sin servicios médicos y hospitalarios, sufriendo permanentemente el hambre y la represión social.

En esos departamentos la violencia de paramilitares y terratenientes, y la represión estatal y de clases, ha empujado la huída y migración de los campesinos y sectores populares sin que las ciudades receptoras tengan capacidad fiscal para asumir la atención de esos cientos de miles de colombianos costeños. Sincelejo, capital del Departamento de Sucre, tiene 66.030 desplazados, en una ciudad de sólo 230.000 habitantes.

La misma grave situación soportan los municipios, especialmente San Onofre, centro de operaciones de gran agresividad de los paramilitares. Igual suerte han soportado Corozal, Ovejas, Guaranda, Sincé, Los Palmitos, Toluviejo, Morroa y Colosó.

Esta situación de Sucre es semejante en todos los departamentos de Colombia, al punto que el actual Gobierno ha puesto en marcha un negocio por el cual supuestos exguerrilleros y delatores denuncian a otras personas como miembros de la guerrillas que sobreviven a cambio de decenas de millones de pesos, con lo cual han encontrado un ingreso real elevadísimo. Esa es Colombia hoy.

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* En ARGENPRESS, agencia de noticias independiente de la Argentina.

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