Discusión ideológica de superficie: de Keynes, intervencionismo y demás yerbas

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Pablo Ramos*

El mundo desarrollado en general, y Estados Unidos en particular, han admitido sobre finales de 2008 que otras medidas económicas son necesarias. Este cambio no es gratuito; de hecho surge debido a que el sistema global de producción vigente se desplomó contundentemente y sus futuras consecuencias aún no son siquiera imaginables.
Hacía décadas que a nivel mundial no había una gran discusión sobre política económica. El orbe se había dividido así: los países dependientes debían obedecer los principios de Economía neoclásica o neoliberal, y las potencias -en su condición de tales- podían ejercer la autonomía que históricamente habían ejercitado.

Hagamos un más que breve repaso de la historia de las economías políticas más influyentes en los últimos tiempos. Situémonos e partir del Siglo XIX, donde se consolidan las ideas llamadas clásicas, con los postulados de Adam Smith a la cabeza. Los axiomas básicos de esta corriente son la definición del mercado como el mejor asignador de recursos, el que cuanto más competitivo sea más cercano a la perfección estará; como consecuencia, la no intervención del Estado en la economía y el librecambismo.

Esto a nivel académico. Luego, la historia nos demostrará que esto nunca pasó, sino que los distintos estados intervinieron a favor de los intereses internos dominantes. Que existían las metrópolis y las colonias, estas últimas sometidas a las primeras, por lo cual debe descartarse una sana competencia entre iguales. Las potencias europeas -básicamente Gran Bretaña y Francia- conformaron grandes imperios los cuales estaban cerrados a las demás naciones.

Pero sí debemos afirmar que presencia estatal en la economía diaria era muy lábil. Como ejemplo, los bancos centrales -es decir, una institución estatal que maneje la política monetaria y regule a los bancos- es una invención de la década de 1930. Las inversiones estatales eran bajas, el gasto público muy escaso, no existía lo que luego se conoció como bienestar social o estado de bienestar, y las potencias sólo se interesaban en algunas inversiones en infraestructura necesaria para el desarrollo económico básico y el incremento de sus flotas de guerra. Es importante aclarar que durante todo este período, Estados Unidos llevó adelante una política proteccionista de impulsada por el Partido Republicano.

Podríamos resumir que la situación desde 1880 hasta 1930 fue de una escasa intervención estatal.

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