Durísima carta al designado embajador de Chile en México

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La diplomacia suele ocurrírsele a muchas personas es como un terreno de  fórmulas protocolares ajeno a realidad viva, cotidiana, contradictoria, sufriente. No es así. Un escritor, Walter Garib, le escribe a otro, el designado embajador; no son amigos, y el remitente consigue (tal vez por eso, y a duras penas) conservar los buenos modales. Distintos, claro, a los que echó por la borda el neodiplomático. Un texto para recordar en esta hora de huesos vaciados.

Señor
Roberto Ampuero
Embajada de Chile en México
 
Señor Embajador:
En circunstancias distintas, señor Ampuero, lo habríamos felicitado por su designación como embajador de nuestro país en México. Pensamos en Juan Rulfo, Mariano Azuela, Diego Rivera, Frida Kahlo, López Velarde, Octavio Paz, Carlos Fuentes, por sólo nombrar a algunos. La lista es amplia de novelistas, poetas, pintores, muralistas, cineastas que han convertido a México en un país gravitante en la cultura de América.

Cuna de exiliados, jamás negó amparo a quienes huían de las dictaduras de aquí y de allá. Al triunfar el fascismo en España, el gobierno y las organizaciones de México, se abrieron a recibir a miles de creadores españoles.

De seguro, usted se va a encontrar con alguno de los chilenos que huyeron del horror vivido en este país, durante la dictadura (1973-1990) de Augusto Pinochet, lacayo de la derecha. ¿Huirá o bajará la vista como demostración de vergüenza? ¿Tendrá el coraje de saludar a quienes perdieron a sus seres queridos, en medio del terror de la tiranía? ¿Se recluirá en su mansión o saldrá a recorrer la ciudad de México, disfrazado de mendigo, como lo hizo un rey para conocer a su pueblo?
 
Cuando usted adhirió a la candidatura de Sebastián Piñera, nos preguntamos cuáles habrían sido sus motivaciones. ¿Oportunismo? ¿Realidad política? Usted desde hacía tiempo había abjurado de sus convicciones políticas. Casi nos pareció natural el apoyo a la derecha, aunque siempre se cree que hay una pizca de dignidad que no se transa.

Quien militó en las Juventudes Comunistas, se exilió, sufrió persecuciones, acaso torturas, de súbito aparecía apoyando al candidato de la oligarquía. No olvidemos que las novelas se nutren de estas historias oprobiosas, para endulzar la vida de tantas amarguras que sufre el ser humano. El destino —quizá usted sin enterarse— lo ha convertido en personaje de sus propias creaciones. Albricias. ¿Cuáles son las motivaciones, señor Ampuero, que influyen en el ser humano a dar estas volteretas?

El oficio de volatinero no es una profesión indigna. Ellos pueden sufrir una caída fatal y se desnucan. Quizá usted jamás fue un militante de verdaderas convicciones ideológicas. No es el caso —y de alguna manera lo entendemos— de quien es torturado y decide colaborar con sus celadores. Emporcarse en forma voluntaria es propio de seres que se han envilecido.

Su trayectoria al regresar del exilio, al comienzo zigzagueante, hacía presumir que usted vivía un proceso de saneamiento mental, quizá de reformulaciones políticas, aunque por desgracia derivó o abrazó —para ser precisos— la postura de esa derecha retrógrada, canalla, asesina, ladrona por antonomasia, que mira con “respeto” a sus sirvientes.

Cuidado. En cualquier momento lo pueden defenestrar. ¿Piensa acaso, en aquellos que deben luchar a diario para sobrevivir en un Chile diseñado por traficantes del dinero? Tal vez cuando usted escribe, experimenta dudas y una ráfaga de arrepentimiento cruza por su cerebro; sin embargo el olor al poder, al boato, a servir al amo que lo han premiado en forma tardía, posee la fortaleza de cerrar el camino a la verdad: “La verdad se representa desnuda; pero debajo de la piel sangra” (Paul Valéry).
 
De nefelibata usted ha caído en las redes nauseabundas de los zarracatines, sus nuevos patrones. Le ahorro el tiempo de consultar el diccionario, aunque usted don Roberto, ha llegado a la embajada de México como objeto de decoración. Nefelibata: dicho de una persona soñadora que anda por las nubes. Zarracatín: regatón que procura comprar barato para vender caro.
 
Creemos representar el pensamiento de infinidad de compatriotas.
 
(Firmado): Walter Garib   

Addenda I
Roberto Ampuero Espinoza (Valparaíso 1953) conoció a Sebastián Piñera al parecer en Miami, EEUU; coincidencias probablemente en la manera de ver el mundo lo convirtieron en asesor de cultura del candidato presidencial, primero, y en la actualidad en flamante embajador en México; su misión será elevar a ese país al rango de socio estratégico de Chile.

Ampuero tiene a su haber una decena de novelas; destacan aquellas del género policial, que le han ganado buen número de lectores. Su estilo, más bien tosco —pedestre para muchos— puede haber sido la clave para su proximidad con el hoy presidente —que, como lo sabe todo el mundo y lo demuestran sus simpáticas improvisaciones, no es hombre con muchas páginas leídas.

Quizá, para acercarse a la sicología ampueriana, quiera el lector leer la entrevista que concediera a la revista de negocios (¡no de literatura!) Capital. Firmado por Marcelo Soto, y con fotografías de Verónica Ortiz, el trabajo dice:

"Roberto Ampuero lanza internacionalmente El caso Neruda, una novela que recrea los últimos días del poeta en un país que va rumbo al desastre. A propósito de este libro, el escritor revisa en esta entrevista la actualidad con una mirada nunca complaciente y, de paso, critica la labor del gobierno en la cultura, donde observa una influencia desproporcionada del PC: ‘un escritor no comunista difícilmente ganará el Premio Nacional en Chile’".
(Seguir aquí la entrevista).

Interesante sería —ya que de un cosechador de novelas policiales se trata— conocer la opinión que pudiera merecer su novelística al bueno de Heredia, el único detective privado entrañable que ha parido la literatura chilena. Pero Heredia y su gato de seguro nunca conocieron a Roberto Ampuero. No son, entendemos, partidarios del "realismo cosmopolita", viven Heredia y su gato más cerca de Magallanes que de Europa.

Ampuero tiene (acaso habrá que decir tenía) un blog: http://blogderobertoampuero.blogspot.com

Addenda II

Walter Garib (Requínoa, 1933) es un escritor (también periodista) que refugió su segunda juventud en una casona de Pirque, pequeña ciudad rural próxima a Santiago. Su obra se extiende a decena y media de títulos, entre novelas y narrativa breve. En 1972 obtuvo el Premio Nicomedes Guzmán de la Sociedad de Escritores de Chile.

Hombre de buen humor, jamás tuvo veleidades diplomáticas.
Otros datos: www.waltergarib.cl
Aquí puede leerse un breve comenrtario sobre una de las últimas novelas del escritor.

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