Ecuador: PETRÓLEO Y LO DEMÁS DEL ICEBERG

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Como un coletazo de la nacionalización petrolera de Bolivia entienden vastos sectores populares la caducidad del contrato de explotación de la filial de Occidental en Ecuador, calificada como un triunfo nacional por las poderosas organizaciones indígenas de ese país. La dirigenta Blanca Chancoso en declaraciones a la agencia independiente de noticias ALTERCOM dijo que es «un gran triunfo de todos los pueblos del Ecuador y que la verdad, como el sol, no podían taparse con el dedo».

El dirigente de Pachakutik, Salvador Quishpe, pidió al gobierno –con el cual, por otra parte, mantienen fuertes controversias– avanzar hacia el objetivo de nacionalizar todos los yacimientos de hidrocarburos. «Marchas desde la amazonía, marchas desde las tres provincias del sur, la movilización de marzo; todas esas acciones sirvieron para que el Gobierno recapacite y declare la caducidad. Por supuesto, no podemos ocultar nuestra satisfacción», dijo.

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Fueron en realidad las denuncias y movilización de distintos sectores sociales los que obligaron al gobierno de Alfredo Palacio a declarar la caducidad del contrato con la petrolera Occidental, que no respetó –como no respetaban en Bolivia los suyos las concesioanrias– el contrato que mantenía con el Estado al vender, sin autorización del Ministerio de Energía, el 40% de su paquete accionario a la canadiense Encana. Encana a su vez transfirió a Andes Petroleum esas acciones, lo que jurídicamente reitera la ilegalidad de lo obrado, por lo que esos campos petroleros también deben ser revertidos al Estado.

Con la caducidad del contrato, el Estado recuperará algo más de ocho mil millones de dólares en un lapso de 13 años.

Durante las últimas semanas, la presión nacional e internacional orquestada por la poderosa «hermana» –a través de los medios y distintas exigencias de empresas trasnacionales– fue intensa, y comprendieron desde la amenaza de iniciar juicios al Ecuador en tribunales internacionales hasta el «favor» de retomar las negociaciones del TLC si se aceptaba la propuesta de la Oxy de renegociar su contrato para quedarse en el país.

El representante de Comercio Exterior de Estados Unidos, Robert Portman, dijo el miércoles 17 de mayo de 2006 en Wáshington que su país condiciona la continuación de las negociaciones del TLC a unasolución del conflicto con la OXY: «Estamos muy ansiosos por negociar con Ecuador, pero es difícil hacerlo cuando toman ciertas acciones en relación con inversiones legítimas estadounidenses».
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Lo que no quieren ver del iceberg

Lo actuado por una de las economías más pequeñas de América del Sur mide la profundidad y fuerza del regreso de la izquierda a la arena de las luchas sociales, ahora acompañada por organizaciones de las naciones originarias y de sectores no formalmente organizados, capaz de forzar acciones de gobierno.

Si el «mal ejemplo» de Chávez cunde en especial en los sectores urbanos, es el líder boliviano Evo Morales el paradigma del dirigente tras el que se forman los sectores menos organizados de las actividades mineras, campesinos e indígenas del subcontinente.

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Las declaraciones de Noboa marcan los límites y la solidez del pacto político entre los grupos económicos y la dirigencia político-parlamentaria latinoamericana y los protagonistas de la mundialización económica –ubicados tanto en la derecha como en la denominada centro-izquierda en el poder en muchos países del área–, mientras que la dirección tomada por Morales y los actos y guiños chavistas reflejan la orientación y el re despertar de las expectativas de los sectores cada vez más empobrecidos y marginados del continente.

Se diría que la lección de los piqueteros argentinos y los forajidos ecuatorianos –formas de autogestión activa popular– comienza a ser aprendida. Por ahora, en el espectro latinoamericano, sólo Chile permanece al margen de la ola de movilizaciones populares anti capitalistas y de rescate de valores regionales. foto

Sólo que en el país de Michelle Bachelet se produce una recuperación de la memoria histórica, que comprende los mil días de Allende, pero que se extiende mucho más hacia atrás, con el despertar mapuche y el inicio de las movilizaciones estudiantiles y de vastos sectores de trabajadores «subcontratados».

Sobre el conjunto de hojas y ramas que forman espesura social latinoamericana soplan vientos fuertes. De los sectores dominantes dependerá que no caigan rayos y relámpagos. Otra vez son muchos los que dicen basta –y han echado a andar–.

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