El credo de Pepe Mujica: Por eso somos de izquierda

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El presidente uruguayo José "Pepe"  Mujica, como cada vez que visita Venezuela, compartió un asado y un acto artístico con sus compatriotas en el Centro Venezolano Uruguayo de Caracas, y a los postres habló de su credo: "soy profundamente socialista", dijo, pero advirtió que "socialismo es responsabilidad". Estas son las palabras del mandatario:

"Compatriotas de cualquier rincón de América, compañeros (…) ¿Porqué hemos venido a Venezuela una vez más? No sé cuántas, y por qué fuimos a Perú –hacía 25 años que no iba un presidente uruguayo. Al lugar de la papa, al lugar del sol, que simbolizan muchas cosas de América Latina. Lugar donde hubo un imperio formidablemente organizado, donde cuando tú eras mayor pedías un solar a Estado y cuando te casabas pedías otro, y cuando tenías un hijo pedías otro y pagabas metiendo horas en las obras públicas, y cuando te ibas de este mundo los solares otra vez se iban a la bolsa, y otra vez volver a comenzar…

Glorioso imperio con un grado de organización que muchas sociedades contemporáneas no han logrado y cometimos la barbaridad de pasarles por arriba. Como nos pasó con México, tirando multitud de conocimiento acumulado con esa soberbia propia de los hombres de occidente, que mil veces se han creído un poco superiores.

Y digo estas cosas porque ésta es una sociedad efervescente, como toda América Latina, y a pesar de estar comiendo conviene confesar las ideas que uno tiene adentro: soy un viejo luchador social, pero el tiempo no pasa en vano, tampoco en el campo de las ideas. Y han pasado muchas cosas en el mundo, muchísimas lecciones por los rincones del mundo y hoy sabemos cosas que no sabíamos. Sabemos que la personalidad de un hombre o una mujer se gesta –es casi decisivo- en los dos primeros años, que es vital el pasaje por el útero, es vital lo que pase o no pase para el carácter de la futura criatura.

Sabemos cosas: que hasta cierto punto podemos incidir en el manejo del pensamiento y de la conciencia, hasta cierto punto, pero el hombre, la mujer que tenemos son un parto histórico que debemos considerar el 90 por ciento arriba de la Tierra en el marco de la prehistoria, apenas un 10 por cierto para las otras edades.

Y ésta, nuestra edad con temporánea, la del desarrollo, engreído, tumultuoso, atropelladores de la Naturaleza, apenas tiene 300, 400 años y nos creemos los reyes, o el ombligo de la Tierra. 

Nos olvidamos de algunas cosas ancestrales que están puestas allí. Creo que los hombres – y lo digo con tono casi religioso, pero no tomen las cosas al pie de la letra, tienen que sutilizarlas en la cabeza- creo que el homo sapiens es un animal eminentemente gregario, no puede vivir en soledad. No es un felino, depende del grupo humano, no hay peor condena que soledad, aunque el hombre moderno suele llevar la soledad en el medio de la multitud.

Y creo que en esa larguísima etapa de la historia el hombre no conocía la propiedad, que nos divide después, la propiedad era parte de la grey, del conjunto: a ningún cazador primitivo se le ocurría comerse él el venado que cazaba; el venado era parte de su deber para on el grupo humano. Todavía los tiempos de lo mío y lo tuyo no separaba a los hombres, eso que señala el Quijote en el Discurso de los Cabreros.

El transcurrir del tiempo fue creado las diferencias sociales, apareció el comercio, el intercambio, y con el intercambio la idea de valor, y detrás del valor las clases sociales y la construcción del Estado. La aparición del Estado es el triunfo de la existencia de clases sociales, algunas dominadoras y otras dominadas. Mientras no hubo clases sociales no se precisaba Estado.

Del primer ejército profesional del cual tenemos noticia se inventó en la Mesopotamia para cobrarle impuestos a los campesinos.

Porque el socialismo es responsabilidad.  La verdadera solidaridad tiene que costar algo, hay que poner algo paa ser solidario, porque solidario de garrón ¡qué negocio!, eso es una viveza.

No se  puede pasar una eterna vida, desde los 15 años, por lo menos sin ganarse el derecho a pensar, decir lo que uno piensa, y sembrar las cabezas de las generaciones que van avenir. El mejor dirigente no es el que hace más, sino el que es capaz al final de su partido de dejar una barra que lo suplante con ventaja, porque la vida y la lucha continúan.

Pero esto significa valores, algunos muy simples. El primero, el más fundamental de todos, querer a la vida, adorar la vida. Estar vivos es un milagro, es una aventura, son tantas las chances en contra, es tan corta y tan finita la vida que se va, que hay que tener la sabiduría fina de darle un sentido de existencia.

La única diferencia que tiene el bicho humano es que hasta cierto punto puede ser autor del rumbo de su propia vida, para que la vida no sea solo la consecuencia de haber nacido: esa la diferencia que tenemos con el resto de los bichos. Nuestra vida puede ser fruto de nuestro propio camino, de nuestra libertad, de nuestra libre elección, aunque nos cueste mucho sacrificio, pero no significa el final de partido.

Ese conformismo, de gritarle gracias a la vida, no por no haber errado, por no haberse equivocado, sino haberse equivocado mucho, haber sentido muchas derrotas, pero tener siempre el coraje de levantarse y volver a empezar. Porque qué es la vida, sino eternamente luchar por empezar de nuevo, por amanecer, por soñar en una primavera, por darle contenido de existencia.

Por eso somos de izquierda, queridos compañeros.

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