El G20 de Seúl: Sin oriente

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Oscar Ugarteche*
La reunión del G20 que tendrá lugar en Seúl la segunda semana de noviembre juntará a los 7 países del G7 que son los más endeudados del mundo: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón (y Canadá de bajo endeudamiento) con los poseedores de las más grandes reservas internacionales del mundo que son: Rusia, el Banco Central Europeo,  Arabia Saudita, Indonesia, Corea del Sur, China, México, Brasil,  Argentina, Sudáfrica, Turquía y Australia.

Otra lectura es que se reúnen los miembros del viejo G7: Estados Unidos, Japón y Europa más Canadá, con los del nuevo G7 (Bric + Indonesia, Turquía y Corea) más el Banco Central Europeo,  Australia, etc.

Para llegar a acuerdos deben de haber consensos y de inicio  hay problemas con los tres ejes que parecen ser insolubles. El G20 tiene el mismo problema que las conferencia climáticas: hay una disonancia dentro del viejo G7 y otra entre el viejo G7 y el nuevo. Hay por supuesto además el problema del doble conteo de los países europeos más el Banco Central Europeo que está allí para evitar la pérdida de posiciones de Europa occidental en cualquier cambio de pesos de su economía en el futuro previsible. En una década, si las proyecciones se mantienen y Estados Unidos crece 2.4% al año y Europa 1.6%, mientras Asia del Este crece al 8% y América del Sur al 6%, como esta contemplado por el FMI y el Office del Presupuesto del Congreso[i] de los Estados Unidos, el peso del viejo G7 en términos de PIB mundial será similar al del nuevo G7. Europa, en ese escenario, se habrá reducido en proporción al PIB del mundo de manera sustantiva y será, por tanto, otra estructura de poder mundial.

Los tres ejes de discusión son: 1) el marco de crecimiento fuerte y sostenido; 2) la gobernanza de las instituciones financieras internacionales; 3) la regulación financiera y el rol de la Junta de Estabilidad Financiera. Sobre el primer eje hay desacuerdo dentro del viejo G7: Estados Unidos lleva políticas contra cíclicas mientras Europa lleva pro cíclicas con el aval del FMI. Léase: el Tesoro de los Estados Unidos apoya las políticas pro cíclicas de Europa mientras mantiene las contra cíclicas en su país. El conflicto Norte Norte sobre este punto es abierto y evidente.

La gobernanza de las Instituciones Financieras Internacionales sigue siendo un tema de debate. Sigue manteniéndose el poder singular de veto de los Estados Unidos y el sistema de elección del director ejecutivo nombrado por acuerdo privado dentro del viejo G7. Sigue el acuerdo que el Banco  Mundial lo dirige un estadounidense y el FMI un europeo. Esto sigue siendo un tema de discordia entre el Norte y el Sur sin visos de solución. El peso de los votos aun no refleja los cambios ocurridos.

Finalmente sobre el tema de las regulaciones financieras, Estados Unidos y Gran Bretaña, sedes de los mayores centros financieros del mundo, objetan regulaciones. Obama ha pasado algunas que son nacionales, pero no consensan regulaciones globales. Este es un tema de conflicto entre todos y el G2. Como en Toronto, no se espera que salga nada sustantivo de Seúl.

La estructura del PIB medido en PPP da como las primeras siete economías del mundo a Estados Unidos, China, Japón, India, Alemania, Rusia y Brasil mientras el viejo G7 sigue comportándose como el dueño del poder. De otro lado, los nuevos cuatro, los llamados BRIC, claramente intentan ver reflejado su poder en las instituciones financieras internacionales. De qué manera afecta esto la posibilidad de acuerdo del G20 en una visión de largo aliento donde el viejo G7 deja de sumar el poder y el nuevo no llega a tomarlo, abre el escenario para discusiones que no tienen visos de solución. Ni Europa occidental sumada va a renunciar a la historia que la coloca al centro del desarrollo de occidente, ni Estados Unidos va a renunciar a su papel de hegemón con derechos de veto, ni Japón va a renunciar a su papel de número dos de la economía mundial durante décadas, ni las nuevas economías van a renunciar a su derecho de ordenar el sistema internacional como les parece mejor para su interés. Es decir que el futuro abre escenarios más de conflicto que de cooperación en las relaciones económicas internacionales, comenzando por el G20.

*Economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. 

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