EL NAUFRAGIO DE LA »GLOBALIZACIÓN»

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Tres conferencistas fueron invitados: Kevin Hassett del American Enterprise Institute (El Instituto Americano de Empresa, el niño mimado de los neoconservadores); Branko Milanovich del Banco Mundial y autor del libro Worlds Apart: Measuring International and Global Inequality (Mundos separados: midiendo la desigualdad internacional y global), uno de los más detallados estudios sobre el ensanchamiento de las desigualdades mundiales, aunque inédito todavía en español y Thomas Palley, economista anteriormente ligado al Open Society Institute (Instituto para una Sociedad Abierta) del megaespeculador George Soros (otro que ya percibió el cambio de dirección del viento).

De manera previsible, Hassett presentó la perspectiva de rutina, sobre los «beneficios» de la globalización, entre ellos, nos cuenta, el aumento de la renta per capita global y la reducción porcentual de la población mundial que vive por debajo de los niveles de pobreza establecidos por el Banco Mundial.

Para Hassett, el debate sobre la globalización se encuentra tan «cargado», debido a los principios filosóficos que fundamentan ideas diferentes de lo que constituye una sociedad justa, entre «populistas» y «neoclacicistas».

Los primeros, afirma, son críticos acerca de las concentraciones de poder que resultan de una economía de mercado y reclaman que los desequilibrios de poder llevan a la explotación de los trabajadores por los capitalistas. Los neoclacicistas creen que el valor de los trabajadores debería estar determinado por su productividad, y que su compensación debería ser compatible con el producto marginal.

Dejando de lado el economicismo estéril, Milanovic prefirió destacar las diferencias entre la globalización actual y el período más reciente de rápida integración económica global, ocurrido entre los años 1870 a 1914. Según él, aunque los flujos de comercio y capitales hayan aumentado drásticamente, no ocurrió lo mismo con la fuerza de trabajo, que hoy tiene mucha menos libertad para emigrar entre los países del globo. Una de las consecuencias de esto, es que cerca de 60% de las variaciones de las rentas individuales del planeta pueden ser explicadas simplemente por la nacionalidad de los individuos, y este número ha aumentado dramáticamente desde el final del siglo XIX. El resultado es un mundo en el que la mayor parte de las desigualdades de la renta se deben a las desigualdades entre las naciones.

En los países ricos, afirmó, la característica más acentuada de la globalización ha sido una presión creciente sobre los trabajadores con pocas o nula calificación, producida, primariamente, por el aumento del comercio y de la generalización de prácticas como la exportación de producción hacia países de mano de obra barata. Según este economista, el hecho de que los países ricos se muestren más refractarios que nunca a la inmigración, en un momento en que las presiones migratorias son más fuertes que nunca, refleja una falla grave de la globalización, que han alimentado las presiones migratorias por dejar de presentar beneficios para los países pobres.

Milanovich resalta, también el enorme contraste entre los pocos países en desarrollo que se han beneficiado de la globalización, como lo son India y China, y la vasta mayoría de los que no se beneficiaron. El detalle interesante, afirmó, es que esto ocurrió a pesar de una extendida convergencia de políticas económicas en todo el sector en desarrollo. Advirtió que uno de los riesgos más serios de esta paradoja perturbadora es que el fracaso económico podría estar asociado con las deficiencias morales o intelectuales.

Concluyendo, Milanovich sugirió que la resolución de los desafíos creados por la globalización requiere una nueva infraestructura social global, Son necesarias nuevas instituciones para proporcionar modestas retribuciones de rendimientos, mayor migración y una reforma de las reglas del juego pro-ricos a escala internacional.

Por su parte, Palley comenzó estableciendo una distinción entre la globalización como un concepto amplio, el cual incorpora una difusión de ideas y culturas, y la globalización neoliberal corporativa, como un almacén específico de instituciones y reglas elaboradas para dirigir políticas económicas. La primera, dice, casi ciertamente proseguirá. En cuanto a la segunda, podría enfrentar una seria oposición si no sufre cambios en su carácter.

Según Palley, la globalización neoliberal debe ser vista como un fenómeno político y económico, pues acarrea serias implicaciones para la democracia, las soberanías nacionales y la distribución global del poder político. Por consiguiente, el enfrentamiento de sus resultados económicos insatisfactorios requiere audaces reformas de las instituciones políticas que guían la globalización.

Cuestionó la metáfora popularizada por el columnista del New York Times Thomas Friedman proveniente de su afamado libro La Tierra es plana, según el cual la competencia económica ocurre en un campo de disputa «equilibrado». Este campo, enfatiza, ha sido en verdad establecido por las élites corporativas para asegura la imposición continua de sus agendas. En tal ambiente, los mercados laborales crecientemente flexibles y las privatizaciones de instituciones anteriormente públicas han acorralado a los trabajadores y substituido la seguridad laboral por la incertidumbre. Un ejemplo de tales consecuencias de las reglas neoliberales de las últimas décadas es la disparidad entre los salarios y la productividad de los trabajadores de los propios EEUU. Los salarios están prácticamente estancados desde 1973 aunque la productividad haya crecido sistemáticamente.

Palley amplió que los gobiernos también se sienten acorralados por la movilidad de las inversiones y las unidades de producción y por la falta de avales financieros, todo lo cual resulta en la reducción de sus márgenes de maniobra para confrontar los problemas.

Desafortunadamente, ni Milanovich, ni Palley (no se esperaba nada viniendo de Hassett), presentan alguna sugerencia acerca del tipo de reformas en la arquitectura económico-financiera global ni de las «reglas del juego» que se tornan necesarias para recomponer la economía física del planeta y comenzar a revertir las actuales desigualdades mundiales.

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* Reseña Estratégica es una publicación del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIa).

www.msia.org.br.

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