El nuevo orden mundial y el oligopolio multimediático global, según el blairiano Robert Cooper

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Alfredo Jalife-Rahme*

La revelación, con 50 años de atraso, de la inmundicia delictiva del oligopolio multimediático global de la dupla Rothschild-Murdoch –al que hay que sumar el otro oligopolio de su aliado George Soros– abrió el núcleo del verdadero debate sobre la "democracia" y sus alcances, debido a la íntima cuan masiva penetración –así como a su poderío tecnológico (geo) político– de la "industria de la información", que ha trastocado la vieja correlación en las "urnas", que con tantos dados y dedos cargados parecen más "funerarias" (por la manipulación flagrante de las conciencias) que "electorales".

Quien domina los multimedia controla las mentes desinformadas del planeta, labor que desempeñan globalmente BSkyB y News Corporation y sus sucursales locales (v.gr. la mexicana Sky): genuinos oligopolios sobresaturados por una agenda con designios de control mundial multidimensional, de la propia confesión de Rupert Murdoch. Hasta el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore ya se percató tardíamente de ello (Rawstory, 2/8/11).

¿Cuál es la validez del sufragio de un votante deliberadamente desinformado por los oligopolios dominantes?

En la era de la revolución de las telecomunicaciones y la (des)información, los neoliberales oligopolios multimediáticos globales y locales –el totalitarismo del siglo XX que más temió el epistemólogo Karl Popper antes de morir– se han vuelto aberrantemente más poderosos que los pusilánimes políticos a quienes controlan de manera humillante.

El diplomático británico de altos vuelos Robert Francis Cooper –protegido del vilipendiado ex primer ministro Tony Blair (aliado de la dupla Rothshild-Murdoch, que controla el inmundo oligopolio multimediático más poderoso de la historia de la humanidad)– funge como el supremo ideólogo del "nuevo orden europeo": una teoría intervencionista, con disfraz "humanitario" y apoyo logístico del oligopolio multimediático neoliberal de la dupla Rothschild-Murdoch, la cual despliega en sus muy influyentes, aunque muy repelentes, libros: El Estado post moderno y el orden mundial (Demos, 2000); El Estado post moderno y el reordenamiento del mundo: las implicaciones de largo alcance del 11 de septiembre (Foreign Policy Centre, Londres, 2002) y La ruptura de las naciones: orden y caos en el siglo XXI (Atlantic Press, 2003).

Robert Francis Cooper es arquitecto de la política europea de "estrategia, seguridad y defensa" y ha sido asesor de Tony Blair, del español Javier Solana y de Catherine Ashton (diseñadora del bombardeo "humanitario" de la OTAN a Libia).

En el "nuevo reordenamiento mundial" de Robert Francis Cooper, los oligopolios multimediáticos neoliberales juegan un papel geoestratégicamente relevante.

Por pudor, paso por alto la tormenta que desató Robert Francis Cooper al apoyar el sangriento aplastamiento de las manifestaciones democráticas en Bahrein (The Guardian, 23/3/11).

Tampoco se le puede criticar de practicar la política de "los dos parámetros" (las "dos pesas y dos medidas"), por constituir el eje confeso de su ideología para los "estados posmodernos" eurocéntricos, que aplican "el nuevo imperialismo liberal (sic)" tanto a los "premodernos" (los "estados fallidos") como a los "modernos", es decir, a la mayoría del planeta.

Considera que la fase del "Estado fuerte" de 341 años (de 1648 a 1989) ya feneció en Europa occidental (sic), que se mueve ahora a un triunvirato global: "un sistema de roles y responsabilidades traslapados (sic) entre gobiernos, instituciones internacionales y el sector privado (¡súper sic!)".

El "sector privado" es quien en realidad se queda con la mayor tajada del pastel global de alcances geoestratégicos de "la industria de la información y servicios", donde destaca el oligopolio neoliberal de los multimedia y las telecomunicaciones.

Expone un cuadro sinóptico para discriminar a los "estados", que distingue entre "premodernos" (los "fallidos"), "modernos" y "posmodernos" (donde coloca exclusivamente a la Unión Europea, apuntalada por la OTAN), a quienes diferencia en cuatro rubros: "el Estado, la economía, la base intelectual y las relaciones exteriores".

En el "Estado" posmoderno eurocéntrico: "poder difuso en lo doméstico y lo internacional; democrático (sic); muy influenciado (¡súper sic!) por los multimedia y las emociones populares (¡extra sic!), las funciones industriales pueden ser reducidas (sic)".

Se recuerda que Gran Bretaña, monarquía constitucional y principal centro financiero del mundo ("servicios"), practica una caduca "democracia" decimonónica nada representativa.

Resalta la exagerada "influencia de los multimedia" y "las emociones (sic) populares", manipulados, a mi juicio, con propósitos electoreros nada democráticos cuando el montaje de un atentado por los grupos de interés oligárquico-plutocrático-oligopólicos es susceptible de trastocar la frágil correlación de fuerzas en las urnas.

El rubro económico es "industrial/post-industrial" donde "las industrias de los servicios y la información (¡súper sic!) comienzan a dominar (¡extra sic!)".
 

*Analista internacional mexicano, columnista de La Jornada

 

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