El Sucre contra el FMI

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Bernard Cassen*

La enorme cobertura mediática de la que disfrutó la Cumbre del G20 del 15 de noviembre en Washington, que no desembocó en nada concreto, ha sido directamente proporcional al silencio que han guardado los medios de comunicación de todo el mundo con respecto a una reunión que, sin embargo, va a desembocar en un acontecimiento histórico: el establecimiento de una estructura monetaria regional que rompe totalmente con la lógica de las instituciones de Bretton Woods y que destruirá el monopolio del Fondo monetario internacional (FMI). 

 Recordemos que para frenar la gran crisis financiera de 1997, parte de Asia oriental, Japón, propuso la creación de un Fondo monetario asiático que, inyectando liquidez en los circuitos financieros de los países afectados, habría permitido limitar la amplitud del «tsunami» y evitar su propagación a Rusia y después a Brasil. El gobierno estadounidense y el FMI cortaron de raíz aquella iniciativa.

Lo que Tokio no pudo llevar a cabo en aquella época, un pequeño grupo de países lo está haciendo en América Latina y además va mucho más lejos: reunidos en Caracas el 26 de noviembre, los dirigentes de los seis países (1) miembros de la Alternativa bolivariana para los pueblos de nuestra América (Alba), a los que se unió Ecuador, decidieron no sólo crear un Fondo de estabilización y reserva que los protegerá colectivamente (2), sino, además, para todas las transacciones comerciales, tanto en el ámbito regional como fuera de la zona, dotarse de una unidad de cuenta común combinada con una cámara de compensación de pagos. La unidad de cuenta común y la cámara llevarán el nombre de «Sistema unitario de compensación regional», el «Sucre» (3).
 
En este dispositivo también se reconocen tanto los mecanismos de la Unión Europea de los pagos que, de 1950 a 1958, aseguraron una total estabilidad de los intercambios entre sus 18 países miembros, como los del Sistema monetario europeo y su elemento central: el ECU (European Currency Unit), antecesor del euro. Como el ECU, el sucre será únicamente, al menos de momento, una unidad de cuenta y valor. No una moneda con su organismo emisor y sus piezas o billetes.
 
Esta iniciativa, que deberá concretarse a principios de 2009, es un pedrusco en el jardín del FMI. Efectivamente, la declaración final de la reunión de Caracas critica agriamente: «Un sistema financiero internacional que promovió la libre circulación de los capitales y la dominación de la lógica de la especulación financiera en detrimiento de la satisfacción de las necesidades de los pueblos». Sin que se le haya nombrado expresamente, el G20 también ha recibido lo suyo: los firmantes denunciaron «la ausencia de propuestas creíbles y firmes para hacer frente a los efectos devastadores de la crisis financiera».
 
La creación del Sucre se inscribe en una lógica geopolítica: poner fin a la hegemonía del FMI —el presidente venezolano, Hugo Chávez, incluso ha exigido su disolución— y por lo tanto de Estados Unidos y el billete verde, para encaminarse a un mundo multipolar. La declaración hace constar «la firme convicción de que el ámbito regional es el espacio privilegiado para dar respuestas inmediatas y efectivas» a la crisis, con vistas a crear un «espacio liberado de ineficaces instituciones financieras globales y del monopolio del dólar como moneda de cambio y reserva» y «para avanzar hacia la creación de una moneda común, el sucre».
 
El Sucre no plantea ningún problema de financiación: por hablar sólo de Venezuela, este país dispone de reservas de cambio de 100.000 millones de dólares. Por otra parte, su simple existencia tendrá un efecto disuasorio sobre la especulación. El Sistema está abierto a todos los países del hemisferio y, tras una nueva reunión de sus miembros el 14 de diciembre en Caracas, se presentará en la Cumbre de Latinoamérica y Caribe, prevista en Salvador (Brasil) el 16 de diciembre. Presentado pero no negociado, para evitar los avatares del Banco del Sur, cuya creación ciertamente está decidida, pero su puesta en marcha se hace esperar, especialmente debido a las prórrogas de Brasil.
 
Durante la visita a Caracas del Presidente ruso Dmitri Medvedev el 27 de noviembre, al día siguiente de la reunión del Alba más Ecuador, se planteó la eventual entrada de Rusia en el Alba en calidad de observadora, como se hizo anteriormente con Irán. Rusia también sueña con crear una «zona rublo» que podría dotarse de mecanismos de cooperación con la zona Alba ampliada. En Asia, el proyecto frustrado de 1997 podría volver a tomar forma. Parece que la multipolaridad monetaria está en marcha…
 
(1) Bolivia, Cuba, Dominica, Honduras, Nicaragua y Venezuela.
 
(2) De momento, por razones de procedimientos de decisión, Dominica sólo tendrá el estatuto de observadora.
 
(3) Del nombre de Antonio José de Sucre (1795-1830), teniente de Simón Bolívar y vencedor de la batalla de Ayacucho (1824) que aseguró la independencia de las colonias españolas de América del Sur.
 
* Publicado en Rebelión. Original en francés: http://www.monde-diplomatique.fr/carnet/2008-12-02-Sucre. Bernard Cassen es miembro de «Attac France» y de la asociación «Mémoire des Luttes». Ha escrito, en colaboración con Christophe Ventura, el libro: En finir avec l’eurolibéralisme, Editions des 1001 Nuits, París, 2008.

 

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