El Universo vacío

6.022

¿Puede existir la nada si no hay nadie para saber que no hay nada? ¿Si sacamos todo lo que hay que pasa con el espacio? ¿Existe este independientemente de las cosas? Aristóteles decía  que la naturaleza aborrece el vacío y esta fue la opinión prevalente hasta no hace mucho. |NIEVES Y MIRO FUENZALIDA-*

 

El principio de la continuidad, que Occidente heredo de los griegos, establece que:
– La Nada no puede llegar a ser algo.
– Algo no puede llegar a ser nada.
– Y algo no puede llegar a ser algo diferente.

 

Los dos primeros axiomas establecen que la existencia es continua. El tercero prueba que lo que existe no puede cambiar. La filosofía y la ciencia permanentemente se han esforzado en tratar de  reconciliar o afirmar simultáneamente la ley de la continuidad y la ley del cambio. Las leyes de la termodinámica es un ejemplo de ello.

 

La primera ley, que establece que la energía del Universo permanece constante, confirma la ley de la continuidad. La segunda confirma un proceso natural irreversible en  el que la energía fluye de un estado caliente a un estado frío (corrimiento al rojo, remanentes de ondas sonoras que sugieren una antigua explosión)   

 

¿Qué significa esto?
Que el universo va cuesta abajo.  La reproducción y crecimiento característicos de los fenómenos vitales seria la excepción. Pero la vida depende del calor del Sol que inevitablemente obedece a la segunda ley de la termodinámica.  

 

Si la energía fluye de un estado de máxima concentración a uno de dispersión significa que  la energía tuvo un origen. Pero, si tuvo un origen —digamos un comienzo— significa que la segunda ley niega la primera al implicar que la energía no solo puede ser creada, sino que tiene que ser creada.

 

La teoría física del Big Bang es una necesidad inevitable de la segunda ley. Toda la materia del universo surgió de un punto microscópico que en un gazillionth de segundo después de aparecer  exploto. La teoría del Big Bang nos coloca, inevitablemente, frente a tres alternativas
– El punto cósmico surge de la misma materia que lo constituye, es decir, de si mismo, lo  que niega un comienzo.
– El punto cósmico surge de la nada.
– El punto cósmico surge de un tercer orden distinto de si mismo y distinto de la nada.

 

La segunda  alternativa dice que la nada puede llegar a ser algo. La tercera, que algo puede llegar a ser algo completamente diferente de si mismo, pero no llegar a ser nada.
 

 

El problema con la segunda alternativa es que para que la nada llegue a ser algo se requiere que la nada contenga el potencial para llegar a ser algo.  Pero, si contiene un potencial, cualquiera sea su naturaleza, no puede calificar como nada porque, como dice Sebastián Sisti[1], la nada es la ausencia absoluta de toda posibilidad. Si aceptamos esto ¿De donde surge, entonces,  el Universo?

 

La tercera alternativa, como sostienen algunos cosmólogos,  permite  formular una hipótesis logica  primaria que explora la posibilidad de un tercer orden espacialmente infinito que llena lo que usualmente pensamos como vacío.

 

Aproximadamente 15 billones de años atrás este orden, que podríamos llamar protogénico, convirtió una parte de sí mismo o todo su sí mismo en el punto cósmico  del Big Bang …¿Podríamos decir que este orden protogénico era infinito? No, realmente, porque si lo hubiese sido su conversión hubiera resultado en un universo espacialmente infinito y no en un punto cósmico en expansión.

 

Luego, si es espacialmente finito entonces tiene límites, tiene una extensión que termina aquí, allí y allá.  Y no podríamos decir que  termina aquí, allí y allá  si no estuviera suspendido en el vacío. La curvatura del Universo de Einstein, por ejemplo, es el modelo de un universo finito. Su curvatura es su límite. Más allá solo hay el vacío absoluto.

 

¿Es posible que  el Universo, que no puede surgir de la nada,  haya surgido de un orden protogénico finito? Solo si estamos dispuestos a aceptar una serie de contradicciones. Para convertirse en un punto cósmico diminuto o en cualquier otra cosa tendría que haberse convertido a si mismo en su opuesto absoluto, en algo que no posee largo, ancho, profundidad o movimiento.

 

Lo absolutamente opuesto a la extensión es la no extensión que es lo que entendemos por vacío o nada, la absoluta ausencia de toda posibilidad. La única posible conversión del orden protogénico hubiera sido la conversión de si mismo en nada, su desaparición que en ese caso niega la teoría. Protogenesis no pudo haberse convertido a si mismo en el punto del Big Bang porque no pudo haber cambiado. Haber cambiado hubiera requerido haberse transformado en nada.

 

Algo no puede transformarse en algo diferente porque el único cambio posible es llegar a ser nada. Con lo que nos quedamos, al parecer, es que  15 billones de años atrás hubo un Big Bang que ocurrió dentro de un pequeñísimo punto cósmico.

 

Si seguimos la necesidad logica este punto no apareció súbitamente ni tampoco apareció gradualmente  de la nada o de alguna otra cosa. El Universo siempre existió y siempre  existirá. Si se expande también se contrae.

 

La alternativa a la teoría corriente del Big Bang como un evento singular o como un universo en  estado de expansión infinita es un universo pulsante. Expansión implica movimiento desde un centro. La única forma en que un universo intemporal pueda  expandirse  desde un centro es porque  el centro surge de una contracción.

 

Y la única manera de haberse contraído es porque antes se había expandido.

 

El alejamiento de las galaxias  cercano a la velocidad de la luz implica una explosión en el pasado, pero no implica necesariamente la singularidad de esa explosión. Si el Big Bang ocurrió, tiene que haber ocurrido debido a la contracción del universo. En última instancia,  dice  Sebastián Sisti, la comprensión de la materia del universo prior a la singularidad del Big Bang no es tan diferente a la comprensión de la materia  del universo que surge de  la repetición infinita del Big Bang. 


 

Ahora sabemos porque el universo no pudo haber tenido  un comienzo. Algo no puede surgir de la nada según el principio de la continuidad. Para tener un comienzo el universo hubiera tenido que surgir de algo diferente a la nada y diferente de si mismo, porque si surgiera de si mismo no tendría sentido hablar de comienzo. Para tener un comienzo tendría que haber surgido de otra cosa.

 

Pero, el principio de continuidad niega que algo pueda llegar a ser otra cosa, porque para llegar a ser otra cosa el universo tendría que transformarse en su opuesto absoluto que equivale a  la nada

 

Einstein decía que el punto cósmico creo su propio espacio, es decir la nada, en el momento en que exploto. La nada seria algo así como una sombra vacía que se extiende con la expansión del universo.

 

Antes del Big Bang  no había nada. No espacio vacío. El vacío tuvo que ser creado. Pero, si aceptamos la creación de un vacío infinito simultáneo con el Big Bang, la pregunta será ¿dentro de qué fue creado?

 

No es difícil imaginar  que el punto cósmico tuvo que emerger dentro de algún contexto para tener lugar.

 

Por alguna razón —difícil de entender  para quienes no somos especialistas en la teoría de la relatividad— Einstein no pudo aceptar la presencia de un vacío infinito dentro del cual el punto cósmico pudo emerger. Un vacío infinito esperando, esperando,  esperando por la aparición de la extraordinaria singularidad del Big Bang.  

 

El problema aquí, según Sisti,  es presumir que el universo tuvo que tener un comienzo. Es cierto que  la evidencia indica la presencia  de antiguas radiaciones y que las estrellas y galaxias se están alejando unas de otras. Pero, esta evidencia es más fácil resolverla postulando una expansión y contracción repetida  del universo dentro de un vacío absoluto.

 

Si  el Universo  es finito, como todo pareciera indicarlo, entonces  tiene un límite  que permite definirlo y todo limite requiere de un marco de referencia para que tenga sentido.

 

El punto cósmico del Big Bang  requiere un límite y el límite requiere un vacío infinito dentro del cual uno pueda decir  que el punto cósmico  termina aquí, allí y allá… de otra manera ¿Cómo podríamos  distinguir los  límites de algo, de cualquier cosa, sin un espacio vacío?

 

En la alegoría de la campana de la tradición del budismo Zen  el visitante le pregunta al monje: «¿Cuan vieja es esta magnifica campana?»
Tocando con su mano el rico metal el monje le responde… alrededor de 500 años, pero —moviendo su mano hacia el interior de la campan— este vacío es eterno.

 

Luego, el monje golpea la campana y su sonido lleno el espacio hasta las mas lejanas montañas del valle. Sonriendo, el monje le pregunta al visitante de donde cree que proviene el sonido… ¿del metal o del vacío?  

 

1] Sisti es un escritor que desde principios de la década de 1951/60 escribe sobre ciencia y filosofía; sostiene que la ley de continuidad constituye un error de razonamiento. Su obra principal: The Big Bang And Relative Immortality Seminal Essays on the Creation of the Universe and the Advent of Biological Immortality es una colecciòn de ensayos sobre los más variados asuntos, se subtitulan Ensayos seminales sobre la creación del Universio y el advenimiento de la inmortalidad biológica. Falleció en 2006. Sus trabajos no están traducidos al castellano.
——
* Escritores y docentes. 

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7 Comentarios
  1. Henry Wilford dice

    Alguien decía que el sentido común es el menos común de los sentidos… Sin pretender hacer una historia del sentido común, los prejuicios y lo obvio, es un hecho que el contenido de tales categorías es determinado culturalmente. Una de las funciones de los sistemas de conocimiento sociales, tales como la ciencia es justamente redefinir lo que es obvio en cada época. Un experimento que hice con mis estudiantes de nuevo ingreso consistió en preguntarles cuantos creían que la tierra era redonda. Todos lo consideraron obvio. A la pregunta de cómo llegaron a esa conclusión, la mayor parte afirmó que no recordaba cuando lo había aprendido, otros se basaban en su visión de fotografías satelitales y otras pruebas del mismo tenor. Les pregunté si no era posible que «alguien malvado» los quisiera engañar haciéndoles creer que la tierra era redonda. Y entre las risas de frente a una hipótesis talmente paranóica, les pedí a continuación que diseñaran un experimento sencillo, sin uso de tecnología del siglo XX para demostrarlo. Solo uno que conocía el experimento de Eratóstenes y otro que había oído de la prueba de los eclipses de luna dieron una respuesta. La «obviedad» de que la tierra era redonda era posible por la interiorización por parte de nuestra cultura de hechos que en otras circunstancias no serían tan obvios. Uno de los roles fundamentales de la ciencia es precisamente tratar de que lo obvio en una cultura se corresponda objetivamente con la verdad. De ahí el papel crítico, e incluso subversivo de la ciencia. De hecho, a menudo, a lo largo de nuestra vida, incorporamos a nuestro sentido común -que usamos como parámetro de juicio- conceptos cuya demostración no conocemos (lo cual es peligroso) y a menudo, conocimientos cuya demostración hemos olvidado. La inferioridad de la mujer ha sido un hecho de sentido común en muchas culturas, y hoy, salvo casos de cavernariedad residual, a nadie se le ocurre cuestionar el derecho al voto o a la igualdad de derechos de la mujer (el sentído común cambió en menos de un siglo en casi todo el planeta). Y esto ha sido posible por la crítica positiva del principio de autoridad, un esfuerzo notable, aunque no exhaustivo, por dotar al derecho de un cuerpo metodológico basado en pruebas objetivas (que fue sin duda un aporte de la cultura liberal, pero no sólo). Con todas las carencias del método científico cuya crítica es una parte sustantíva de la ciencia misma, ha sido superado el valor probatorio del sentido común. Pero la contribución aún incompleta, lenta e insatisfactoria de mover los límites del sentido común más cerca de la «verdad» constituye su aporte definitivo -más allá de las soluciones tecnológicas, o incluso, como un virus que se expande a través de ellas- para imaginar un mundo más humano, posible, probable.

  2. juanzeniack dice

    dos breves comentarios:

    1. Una frase de Cort´ázar (extraída de ‘Rayuela’):

    «Nada, realmente nada, pero sucede que nada más nada no da nada sino que a veces da un poquito de algo.»

    2. El comentario sorprendente del señor Wilford
    Cita
    Coincido con Laughlin en la necesidad de “reconciliar la ciencia con el sentido común”, que es por otra parte, lo que la ciencia ha hecho una y otra vez a lo largo de su corta historia.
    Final de cita

    Sólo digo que el sentido común nos dice que podemos tapar el sol con un dedo, que la tierra es plana y que el sol, sin duda, gira alrededor de la tierra.
    En la interesante réplica y contraréplica de Wilford me ha extrañado mucho este monumental desatino.
    Ya ironizaba Descartes sobre esto cuando decía que el sentido común pareciera la cosa mejor repartida de la tierra porque todos creían poseer suficiente acopio de él.

  3. Henry Wilford dice

    Estimados (sinceramente, puesto que se han dignado replicar) Nieves y Miro Fuenzalida: Dentro de mi «arrogancia», que bien puede explicarse por el estilo enfático de quien tiene poco espacio para intentar profundizar en toda una serie de aspectos sobre los que el tema da para extenderse, quiero manifestar mi acuerdo con algunos de los juicios expresados por ustedes. Debo añadir, que acepto mi desconocimiento de los textos originales del señor Sisti, y en este sentido aceptaría mi arrogancia si hubiera comentado sobre ellos. Pero mi comentario fue sobre el artículo, y presumo, ustedes resumieron las ideas del señor Sisti de manera fiel.
    Cuando ustedes citan «No hay fuera del Universo una realidad más fundamental sosteniéndolo. No hay un trasfondo fantasmagórico en donde pululan los Dioses. Como él dice… “no hay un orden protogenico”. No hay surgimiento o creación del Universo a partir de la nada»: bueno, absolutamente condivisible, pero ésto no es claro en el artículo original. Por el contrario, afirma cosas como la existencia del vacío fuera de los límites del «universo», y para la física el espacio-tiempo son propiedades del «universo», son propiedades que emergen con el «universo». Una cosa es especular acerca de que puede significar el tiempo de plank, o de otra forma, que ocurrió en ese quanto inicial de tiempo (que no tiene el significado corriente de tiempo) y otra cosa es afirmar «Si el Universo es finito, como todo pareciera indicarlo, entonces tiene un límite que permite definirlo y todo limite requiere de un marco de referencia para que tenga sentido», lo cual -a prescindir de mi arrogancia- significa que no se ha comprendido el concepto de espacio-tiempo, concepto desarrollado ya desde los tiempos de Lemaitre (¡que era cura!).
    La gran revolución metodológica que implicó a Popper, Kuhn, Feyeraband, el gran debate entre neopositivistas, estructuralistas y marxistas (por usar algún mecanismo de clasificación no siempre exhaustiva, ni precisa, ni justa)puso en evidencia la lucha entre el dogmatismo de una ciencia que al envejecer se vuelve conservadora, y el surgimiento de nuevos paradigmas que se aproximan a una mejor explicación de un numero mayor de fenómenos. Pero existe también, en momentos de crisis metodológica el surgimiento y puesta de moda de nuevas versiones de debates superados que simplemente están lejos de los verdaderos problemas de método de la ciencia contemporánea. Y se ponen de moda afirmaciones «quemeimportistas» como aquella perogrullada de que «la ciencia no lo explica todo», de que la «ciencia se ha equivocado muchas veces» de que «la ciencia nos llevó a la bomba atómica y a la contaminación». En fin, un relativismo funcional a la ignorancia en tanto los que buscan el poder se valen de las armas del conocimiento para perpetuarse en él.
    Si bien es cierto que las grandes revoluciones científicas y de toda la ideología (en el buen sentido de la palabra) no son más que el cambio de unos prejuicios por otros más elaborados, no es menos cierto que a diferencia de otras formas de aproximación a la «verdad», en la comunidad científica el debate, la crítica y la autocrítica son una praxis constitutiva, que no se encuentra en ningún otro sistema de relaciones humanas. Ahora, hay problemas que ya han sido superados. Problemas como la causalidad ya no son territorio exclusivo de la ontología o la epistemología. En su mayor parte sus interrogantes y sus cotas metodológicas han sido resueltas por la relatividad, la cuántica y las neurociencias.
    La ciencia contemporánea tiene aún muchas preguntas válidas: el problema de la «gran unificación», de las redes y las estructuras, de los mecanismos de especiación. Pero el problema del «todo y las partes», el problema del surgimiento de lo nuevo (las transiciones de fase, la aparición de nuevas especies, de nuevas sustancias, los reordenamientos de la realidad desde la química a las formas sociales) está siendo desarrollado a partir de metodologías holísticas como la dinámica de sistemas. Coincido con Laughlin en la necesidad de «reconciliar la ciencia con el sentido común», que es por otra parte, lo que la ciencia ha hecho una y otra vez a lo largo de su corta historia. Recomendaría -si se permite a mi arrogancia- un par de bellisimos libros: «A Different Universe: Reinventing Physics from the Bottom Down», y, «The Crime of Reason: And the Closing of the Scientific Mind». Aún sin compartir algunos de sus puntos de vista, creo que la manera como Laughlin ilustra y abre el debate sobre los problemas contemporáneos del conocimiento y la razón, son un modelo de rigurosidad científica y honestidad filosófica, desde una óptica pragmática (no pragmatista) en cuanto a sus implicación ontológicas y epistemológicas.
    Reitero mis sinceras disculpas por mi «arrogancia», y acepto que me extralimité sugiriendo a SURySUR asumir un rol de censor.

  4. Antonio Casalduero Recuero dice

    Pero qué gratificantes son estos textos, es una verdadera delicia leerlos, salirse del ambiente comunicativo tan contaminado de una religión medieval asfixiante que aún hoy aplasta a tanta gente. Toda religión es una forma de ignorancia interesadamente planificada. En todo caso, no convirtamos estas reflexiones en otras formas de religión, en que la mía es la única verdadera y la del vecino está errada y hay que descalificarla. Si bien el señor Sisti ha dado el paso para la polémica, no significa que discrepemos con baja estopa, sino que agreguemos información y nuevas reflexiones. Recuerdo que en un documental de la BBC se afirmaba que la Vía Láctea medía cien mil años luz de extensión, y eso que es una de las más pequeñas o medianas, que existen millones de otras mayores, lo cual nos lleva a pensar cuán pequeños somos, menores a un microbio dentro del cosmos. Asimismo no debemos olvidar a Augusto Comte, biólogo y filósofo francés del s. XIX, quien afirmaba que lo que prima es la química y la física, que nosotros no somos más que materia. Hoy sabemos que estamos hechos del polvo de las estrellas, las expediciones espaciales así lo ratificaron, incluyendo la enviada a Marte, cuya nave trajo muestras que corroboraban nuestra constitución química estelar. Prosiguiendo con la BBC, me quedo con que estamos hechos del polvo de las estrellas.

  5. Nieves y Miro Fuenzalida dice

    Recién hemos visto la nota anterior del señor Henry Wilford… No estaría demás hacer notar que el pobre señor Sisti no esta hablando desde la perspectiva de la física, sino de la metafísica. Su intención es simplemente comentar una cosmología particular, la de la singularidad del Big Bang, si es que el Big Bang realmente ocurrió, lo que no es seguro, y problematizar las consecuencias y paradojas que se podrían derivar al ejercer ciertos principios o axiomas metafísicos. Los problemas que plantea son los que heredamos de los griegos, los primeros en la historia humana en dejar atrás el mundo mitológico e inaugurar un camino de ida y vuelta entre la naturaleza y las cosas.
    El cargo de que mantiene una posición teológica esta bastante lejos de su intención, a nuestro parecer. En él no hay trascendencia. Solo inmanencia. No hay fuera del Universo una realidad más fundamental sosteniéndolo. No hay un trasfondo fantasmagórico en donde pululan los Dioses. Como él dice… “no hay un orden protogenico”. No hay surgimiento o creación del Universo a partir de la nada.
    Henry Wilford… ¿Podrías iluminarnos con tu sabiduría y decirnos cuál es el criterio que distingue la filosofía de la seudo filosofía? La calificación de seudo ciencia en relacion a las especulaciones de Sisti solo puede provenir de la arrogancia absolutista. La ciencia, cuya base es la observación y evidencia, es el mejor instrumento que tenemos para acceder al conocimiento de la naturaleza. Toda la civilización contemporánea se basa en ella. Pero las teorías que la ciencia formula son relativamente estables. Relativas a un contexto o, como Kuhn dice, a un paradigma.
    Cuando se les da un valor absoluto se las transforman en dogma como los análisis de Kuhn, Feyeraband y Latour, entre muchos otros, han venido mostrando. El mero hecho de que estos análisis se den indica el estatus problemático de las leyes y teorías científicas. Puede que unas funcionen mejor que otras, que unas aparezcan más permanentes que otras, pero eso no es prueba de que las otras sean seudo ciencia. Este cargo solo se le puede hacer cuando la ley o teoría se transforman en dogma.
    Nuevas observaciones obligan a modificar una ley o teoría o a construir otras diferentes. Por eso toda cosmogonía, y no hay una sola, es limitada. Y esto es un proceso continuo que vemos a través de toda la historia de la ciencia ¿No es esto una cuestión elemental? Como nuestro escrito indica “la filosofía y las ciencias permanentemente se han esforzado en tratar de reconciliar o afirmar simultáneamente la ley de la continuidad y la ley del cambio, la identidad y el movimiento”… En otras palabras: ¿cómo explicar el surgimiento de lo nuevo? Los trabajos de Heraclito, Aristóteles, Darwin, Hegel, Bergson, Deleuze, Badiou, Jean-Luc Nancy o Meillaseux, para nombrar los mas relevantes, han sido los diferentes intentos de responder a un problema que ninguno de ellos ha agotado hasta el día de hoy.
    No creemos que Gould se hubiese dado vuelta en su tumba. Imaginamos que el sabía de que estaba hablando Sisti. Y su trabajo es otro intento de respuesta a la cuestión que Sisti planteaba. Quizás, después de todo, Sisti escribía justamente para pisarle los callos a los arrogantes como el señor Henry Wilford. En cuanto a los lectores de Sur y Sur no les vamos a decir como evaluar un escrito. Creemos firmemente que ellos son capaces de hacerlo por si mismos.

  6. Henry Wilford dice

    Es evidente que el señor Sisti no diferencia una coliflor de una supernova. Puede ser que lo haga por ignorancia, pero es más probable la mala fe: reconciliacionismo instrumental para justificar (¿por lo tanto?) una posición teista.
    a) El problema de la continuidad fue resuelto hace 120 años por Planck: la naturaleza NO es continua. Continuo es solamente el modelo newtoniano que utilizamos para representarla, a manera de simplificación para operar sobre parametros macroscópicos.
    b) El vacío físico NO existe. El espacio-tiempo está permanentemente y completamente formado por campo oscilante cuyas componentes son descritas en el modelo supersimétrico, la cromodinámica cuántica o la teoría de cuerdas (escoja una a voluntad, las ecuaciones de cualquiera lo describen)
    c) El universo relativista es finito pero ilimitado (lo describe la superficie de la pelota que es finita pero no tiene limites más que en una dimensión «extra-pelota»). El universo sería limitado en una dimensión «extra-universo». Léase un poco cosa es una hiperesfera y cualquier otra topologia conectada.
    d) No hay razón para suponer que un universo que se expande sea producto de una contracción previa. Puede ser que se expanda contínuamente ya que a nuestra velocidad el tiempo tiene sentido, pero para un fotón el tiempo está detenido y el universo es chato en el sentido de su desplazamiento. Desde el punto de vista del fotón, el universo es estático.
    e) Para la teoría relativista de la gravedad (y en general para toda la fisica moderna) el espacio-tiempo es una convención nuestra para modelar el comportamiento. No existe solo. Es un fenomeno emergente del campo y sus propiedades son funciones de escala. En otras palabras, sólo donde hay campo hay espacio-tiempo.
    f) El big-bang no fue una «explosión». Fue una emersión de propiedades que tiene carácter «explosivo» solamente a nuestra escala. A la escala de tiempo de las micropartículas, aún estamos en el big-bang, a la escala de tiempo de las bajas energías, el big-bang se pierde en la inmensidad de ceros de un tiempo que transcurre con un ritmo tal que si lo hubiera comprendido el señor Sisti, se habría alegrado de vivir a la escala terrestre de velocidades desempeñando un oficio más modesto pero quizá más útil que ponerse a escribir sobre cosas que, o no entiende o falsifica.
    Si lo hizo en buena fe, habría hecho mejor en pedirle al cura de su parroquia un catecismo para consolarse, pero por favor, no toque la ciencia con las manos sucias. Señores SURySUR. Los leo con placer, sean, por favor más atentos con la calidad de artículos como este. La seudofilosofía y la seudociencia no tienen cabida hoy en que se comienza a modelar no solo la astrofísica, sino la evolución, la sociedad, la información y la cultura con modelos dinámicos multidimensionales, dialécticos, sistémicos. Prigogine, Feynman y Jay Gould se deben revolcar en las tumbas.

  7. Héctor Ricardo Oyarzún Gaymer dice

    Excelente tema de reflexión, harían falta muchos más como estos. Muchas gracias.

    Héctor

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