En el aniversario de un luto la defensa de un galpón

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Lagos Nilsson

En La Higuera –y en mil partes del mundo– se rindió hoy ocho de octubre el homenaje debido al Che.Pueden superarse las formas de hacer la revolución, pero la idea revolucionaria no se extingue. Lo que quieren extinguir en Santiago de Chile es el recuerdo de un artista que llevó la revolución en su carne y en su espíritu.  Tiene "carácter conflictivo" el Galpón Víctor Jara. Dos pájaros de un tiro, porque también se pierde un espacio para la contra cultura.

 No es la primera vez que se atenta contra el Galpón. El 26 de julio de este año de 2008, después de un "confuso incidente" (agresión) protagonizado por el cuerpo policial uniformado, la Municipalidad de Santiago quiso cerrar el teatro y lugar de exposiciones y otras actividades artísticas y culturales. El alcalde Raúl Alcaíno, un empresario vinculado a lo más granado del pinochetismo superviviente debió suspender la clausura ante el aluvión de protestas.

Se había ganado una batalla, la guerra continuó. Una guerra que no tiene frentes geográficos o institucionales definidos. Por ejemplo: el 21 de marzo de este año el intendente de la provincia de Valparaíso –el puerto es Patrimionio Común de la Humanidad, según la UNESCO– envió policías armados (con toda la parafernalia de la represión y el "anti" terrorismo) para cerrar otra sede cultural. El Parque Cultural se organizaba a pulso en la edificación de la vieja cárcel portuaria. La respuesta ciudadana no se hizo esperar y antes de un mes se echó pie atrás. Arquitectos, artistas y represetantes del mundo cultural polemizan, con altura, sobre cómo debe remodelarse el antiguo presidio. Óscar Niemeyer, por ejemplo, envió un proyecto para la reconversión del edificio y área adyacente.

En Santiago ayer martes la Fundación Víctor Jara emitió un pedido urbi et orbi para recabar solidaridad y apoyo frente a la nueva arremetida municipal, que tenía previsto en la orden del día de la reunión del concejo voitar el cierre definitivo del local, que según presuntos reclamos del vecindario se habría convertido en un lugar conflictivo. El galpón tiene oficialmente más de ocho años de actividades.

Enclavado en una antigua casona de la calle Huérfanos, frente a la legendaria Plaza Brasil de Santiago, probablemente los "desórdenes" que preocupan a las autoridades edilicias no son mayores que los protagonizados antaño por jóvenes cadetes de la Escuela Militar y estudiantes universitarios en la primera mitad del siglo XX.

Víctor Jara –poeta, músico, teatrista, cantante– fue vil y salvajemente asesinado en el Estadio Chile, un estadio techado ubicado no lejos del actual Galpon; Alcaíno quiere volver a matarlo, es consecuente con lo que pienda. El asunto es que las comunidades artísticas, del universo cultural chileno y otras –no la comunidad política, que se autodenomina "clase" y no tiene consecuencia de ningún tipo– deben demostrar que piensan lo contrario y actúan conforme a ello.

Una voz consecuente fue la de Arturo Barrios, subdirector nacional del Consejo de la Cultura y las Artes, que solidarizó con el Galpón urgiendo a encontrar una solución que no implique su clausura.

A cinco calles de la Plaza Brasil, cabe considerar, suelen derramarse en la acera los depósitos puestos por la Municipalidad para recoger residuos domiciliarios; se asaltan personas, se roban casas y departamentos, se vende "de la buena" y de la otra (a dos cuadras del puesto de vigilancia municipal de las calles Maipú y Erasmo Escala, cuyos funcionarios no cuentan ni con un bastón para defenderse de eventuales agresiones).

¿Reclaman tanto los vecinos? Al parecer no, hay histeria en la I. Municipalidad. En 2007 un grupo de artistas "okuparon" un edificio de tres pisos vacío por años a cuatro calles de distancia de Plaza Brasil, los vecinos felices: los "okupas" valorizaron el sector y su sola presencia espantó a los que usaban sus paredes como vespasiana…

De Plaza Brasil hacia Mapocho, en el barrio Yungay otros okupas mantienen la Biblioteca Sacco y Vanzetti –por nombrar una– que realiza un plan cotidiano de actividades que consulta: lecturas públicas, cine, conferencias, convivencias entre vecinos, clases sobre materias diversas, etc… ¿También serán embestidas esas muestras libertarias de la capacidad ciudadana para volcarse en la comunidad donde están enquistadas?

Hasta pasadas las 19 (hora local) no se informaba en el edificio consistorial del resultado de sesión del Concejo.

Se verá.

 

 

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