Es necesario fortalecer las conquistas de la niñez

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Gisela Ortega.*

En el transcurso de estas dos ultimas  décadas, la Convención sobre los Derechos del Niño se ha convertido en el instrumento de derechos humanos con el mayor número de ratificaciones en la historia. Esto refleja el reconocimiento de los países y las comunidades de la facultad que tienen los niños y las niñas a perdurar y desarrollarse, a vivir libres de la violencia abuso y explotación; a que sus puntos de vista sean respetados y a que se tomen medidas que tengan plenamente en cuenta sus intereses.

Respetar los derechos de los niños no solo es esencial para su desarrollo y su bienestar, también es decisivo para que el mundo que se describe en la Declaración del Milenio llegue a ser realidad algún día. Un universo de paz, de equidad, de seguridad, de respeto por el medio ambiente y de responsabilidades compartidas: en una palabra un planeta apropiado para los niños.

Durante los últimos veinte años se han registrado grandes progresos. El número de defunciones anuales de niños menores de cinco años se redujo de aproximadamente 12.5 millones en 1990 a menos de 9 millones en 2008. Entre 1990 y 2006, 1.600 millones de personas alrededor del mundo obtuvieron acceso a fuentes mejoradas de agua. A nivel mundial, cerca del 84% de los niños en edad de asistir a la escuela primaria hoy se encuentran estudiando, y la diferencia de la proporción de niños inscritos en la escuela primaria ha disminuido en todo el mundo en desarrollo.

La lucha contra la pandemia del SIDA se ha intensificado y se observan resultados prometedores. Por ejemplo, cada vez más mujeres embarazadas con VIH reciben medicamentos antirretrovirales para prevenir la transmisión del virus a sus hijos, y el número de recién nacidos y de lactantes que son sometidos a exámenes para detectar el VIH aumenta día a día, al igual que la cantidad de niños con acceso para evitar  la infección.

Los avances en materia de protección y participación infantil no han sido menos importantes, si bien suelen se difíciles de cuantificar debido las deficiencias que muchas veces presentan los datos. Durante los últimos veinte años unos 70 países incorporaron códigos de la infancia en sus legislaciones nacionales, basándose en las disposiciones de la Convención.

Desde mediados de los años 1990, las encuestas ampliadas por hogares realizadas a nivel internacional han suministrado estimaciones sobre varios aspectos cruciales de la protección de los niños, como el matrimonio precoz, la ablación o mutilación genital  femenina y, más recientemente, las actitudes hacia la violencia domestica y los métodos de disciplina infantil. En la actualidad, paradigmas como el entorno protector constituyen una base sólida para los sistemas nacionales de protección infantil.

Asimismo, se han incrementado notablemente las actividades de promoción sobre las cuestiones relativas a la protección de los niños, ayudando a crear una mayor conciencia sobre este tema.  Un ejemplo, es la designación de representantes especiales de las Naciones Unidas para dos problemas clave: la participación de niños en los conflictos armados y la violencia contra la infancia.

Pero el programa relativo a los derechos de la niñez está lejos de cumplirse. Millones de niños aun carecen de servicios esenciales que garanticen su supervivencia y reduzcan su vulnerabilidad a las enfermedades, la desnutrición, no disponen de fuentes de  mejoradas de agua ni de instalaciones de saneamiento adecuadas. Y son innumerables los que no se están beneficiando de una educación de calidad.

Muchos carecen del entorno protector que se requiere para no ser victimas de la violencia, el abuso, la explotación, la discriminación y el abandono. El problema de la crueldad es alarmante, de hecho se calcula que entre 500 millones y 1.500 millones de niños sufren por esta causa todos los años. Las consecuencias de este flagelo son sumamente graves. Por ejemplo: problemas físicos y  mentales que se pueden presentar más adelante en la vida y que a menudo son irreversibles.

Los continentes donde se registra una privación absoluta del ejercicio de los derechos de los niños son África y Asia y, en especial las regiones de África subsahariana y Asia meridional. Todos los países y todas las regiones deberán trabajar con determinación para solucionar las disparidades, cada vez mas acentuadas, entre los diversos grupos económicos y sociales en cuanto al acceso de los niños a los servicios de salud, a la enseñanza y a la protección.

Reto

“Al comenzar su vigésimo primer año como tratado de las Naciones Unidas, la Convención sobre los Derechos del Niño tiene por delante el reto de consolidar los logros que indudablemente se han alcanzado en materia de derechos de la infancia,” afirma Ann M. Veneman, Directora Ejecutiva de UNICEF, señalando:

“Hay que hacer frente a los riesgos y aprovechando las oportunidades presentes y futuras. La reciente crisis económica mundial ha agravado aún más la situación de muchísima gente que ya sufría hambre, desnutrición, falta de oportunidades y privaciones de todo tipo. Este “precio de la pobreza” afecta de manera especial a los niños y a los jóvenes. Si se tiene en cuenta que casi el 45% de la población mundial actual tiene menos de 25 años, es fácil comprender la gravedad de la situación.

El cambio climático

Existe una creciente preocupación por el cambio climático y sus repercusiones sobre la salud, la seguridad en el suministro de agua y la producción de alimentos.

Desde 1990, al menos, 18 conflictos violentos han tenido que ver con la competencia por los recursos. Esta aptitud será común debido al crecimiento de la población, lo que posiblemente exacerbará las desigualdades en los niveles de ingresos y en el acceso a los servicios vitales. Afrontar y solucionar estos problemas nos exigirá trabajar mancomunadamente en favor  de los niños, invertir con sensatez y tomar medidas basadas en la colaboración, con los niños y mujeres como asociados importantes.

Hay pruebas que indican que invertir en los derechos de la niñez es una responsabilidad, pero también una oportunidad. Es una tarea, porque la pobreza, la desnutrición, y, en general, las penurias  y privaciones, impiden el desarrollo pleno de las capacidades de los niños. Y es una ocasión porque por medio de una mejor nutrición, de la atención primaria de la salud, de la educación y de la protección se logran avances muchos más significativos y duraderos que en casi cualquier otra esfera del desarrollo.

Para poder aplicar los principios y los derechos que consagra la Convención es vital ampliar la colaboración. En los últimos años se ha incrementado la cooperación internacional y nacional en materia de salud, educación, protección y participación, permitiendo abrigar la esperanza de alcanzar progresos acelerados en torno a los derechos de los niños y hacia los objetivos de desarrollo acordados a nivel internacional.

La participación brinda a los niños herramientas `para ser agentes activos en su propio desarrollo y protección. Iniciativas como la Sesión Especial de las Naciones Unidas a favor de la Infancia de 2002: las reuniones anuales de delegados de J8, que tienen  lugar simultáneamente con la Cumbre del G-8, y numerosos programas de las ciudades amigas de la infancia están revelando cuán provechoso es respetar las opiniones de los niños y fomentar su participación en los foros encargados de la toma de decisiones.

Autonomía de las mujeres

Promover la autonomía de las mujeres y eliminar la discriminación por razón de género rinde doble dividendo: por una parte, ayuda a que los derechos de las mujeres se cumplan, y por otra parte, contribuye  a salvar y mejorar la calidad de vida de los niños.

Hay pruebas de que cuando las mujeres reciben educación y adquieren la capacidad de participar en la toma de decisiones en el hogar, el lugar de trabajo y el ámbito político –libres de violencia, explotación y discriminación-, tanto los niños como las familias se benefician.

La educación de la mujer se traduce en mayores probabilidades de que las y los niños tengan acceso a una nutrición adecuada, a unos servicios de salud de calidad, y a la enseñanza. Así mismo, aumenta las probabilidades de que las niñas se casen más tarde y tengan mayores oportunidades para crecer y desarrollarse. Educar a las niñas y garantizar su protección y participación reviste, por lo tanto, suma importancia para impulsar el programa los derechos de la infancia.

El reto de UNICEF de los próximos años es consolidar los progresos que se han realizado hasta ahora, trabajando juntos en beneficio de las y los niños que aún no disfrutan de su derecho a la supervivencia, el desarrollo, la protección y la participación.

La Convención sobre los Derechos del Niño es una norma universal para construir un mundo mejor. Un planeta en el cual el interés superior de las y los niños sea una preocupación fundamental para todos.

* Periodista.

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1 comentario
  1. rosa dice

    No sólo en Africa, en Latinoamérica también se incumplen abiertamente los derechos a un entorno protector que los libre de ser victimas de la violencia, más bien en Argentina, concretamente el Sr Macri sheriff de Buenos Aires, promueve el encarcelamiento con adultos y sin distinción de sexos en las cárceles inmundas, de niños desamparados por la miseria de la globalización que han sido abandonados por el Estado y la sociedad y que no tienen otro recurso para alimentarse que convertirse en raterillos, al meterlos con criminales psicóptas se propicia el abuso físico y sexual, la sobreexplotación, y la discriminación.
    Hay desidia y falta de sensibilidad por el Ejecutivo, porque tiene en su poder la historia anterior al menemismo donde no había niños abandonados. Cuando los padres y madres carecen del mínimo elemental para alimentarlos se vuelven crueles porque es ley de vida: antes yo.
    Es alarmante que no se castigue a los gobernantes que han llevado a esta situación a un pueblo que ha sido paradigma en todo: derechos de la infancia, creación de empresas únicas en el mundo pese a la oposición de los imperios, YPF expoliada por medios turbios y cuyos trabajadores siguen sin cobrar sus haberes después de casi dos décadas…
    consecuencias de este flagelo son los piqueteros, que con más paciencia que JOb reivindican sus derechos vulnerados, lo que los ha arrojado a la indigencia y que sus hijos sufran daños físicos y mentales que se pueden presentar más adelante en la vida y que a menudo son irreversibles y transmisibles genéticamente hasta la quinta generación. Los políticos deben responden con sus bienes por estos daños y traiciones a sus conciudadanos.

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