Esta crisis va a tocar todos los ámbitos de nuestra vida, dice Cepal

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Roberto Gonzàlez Amador*

Después de un lustro de crecimiento económico, para América Latina viene una época de vacas flacas y la gente debe prepararse. La crisis financiera y económica impuso una pausa a un periodo en que comenzaban a disminuir los niveles de pobreza, desigualdad y desempleo. La crisis va a tocar todos los ámbitos de nuestra vida, va a ser más profunda de lo que se había pensado, aseguró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Desde ahora ya hay algunas lecciones que deben tomarse, respecto de las políticas aplicadas en las últimas décadas en la región. Sin duda hay que revisar los marcos regulatorios y los mecanismos de supervisión financiera. Es importante revisar el papel del Estado, del mercado y de la sociedad, planteó en entrevista con La Jornada.
 
La actual crisis financiera y económica es la mayor a escala planetaria desde la segunda Guerra Mundial, como consideró la semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI). En diciembre pasado, la Cepal publicó un documento en el que sostuvo:
 
El año 2008, en que el crecimiento de América Latina y el Caribe se proyecta en 4.6 por ciento, será el sexto año consecutivo de expansión en la región, pero al mismo tiempo marca el final de un periodo con escasos precedentes en su historia económica. Entre 2003 y 2008 la región creció a una tasa media cercana a 5 por ciento anual, que implica un crecimiento del PIB por habitante superior a 3 por ciento anual. Este crecimiento estuvo acompañado por una mejora de los indicadores del mercado de trabajo y una disminución de la pobreza en la región.
 
La mexicana Alicia Bárcena, quien dirige desde el primero de julio pasado la Cepal, el organismo regional de Naciones Unidas con sede en Chile, responde las interrogantes.
 
–¿Cuáles son los efectos inmediatos de la crisis en la región y cuáles los de mediano plazo?
–La región venía saliendo de una época de bonanza económica. Llevaba seis años consecutivos de crecimiento y había logrado disminuir los niveles de pobreza prácticamente 10 puntos porcentuales, de 44 a 34 de la población; también se había reducido la desigualdad en algunos países y abatido el desempleo en forma importante. La crisis toma a la región de América Latina mejor preparada, pero no inmune.
 
La forma en que ha afectado la crisis es a través de una caída en la demanda mundial de los productos latinoamericanos, una caída fuerte en el turismo y en la disminución de las remesas. Quizá uno de los impactos más grandes va a ser sin duda en el empleo.
 
–¿A mediano y largo plazos cómo considera que va a afectar a la región esta crisis?
–Obviamente va a afectar en muchos ámbitos. Uno de los que más preocupa es el del empleo. Ya ha habido una caída de la actividad industrial del sector secundario en países como Brasil y México, lo mismo pasa con la industria automotriz. No solamente va a impactar a la banca, sino a la economía, el ingreso, el consumo.Hay que prepararse porque en realidad es una crisis que va a ser más profunda de lo que se hubiera pensado inicialmente.
 
Para la secretaria ejecutiva de la Cepal, la principal respuesta a la crisis tiene que provenir sin duda de los países desarrollados. Lo que hace falta es una coordinación muy fuerte de parte de los países desarrollados en relación con sus paquetes de estímulo fiscal, por ejemplo. El impulso a la demanda global tiene que provenir fundamentalmente de los países desarrollados, consideró.
 
Dijo que en la región ha habido países que han reaccionado con bastante rapidez y fuerza, aunque unos tienen más margen de maniobra que otros para crear planes de estímulo fiscal. Cita entre las naciones que han puesto en marcha medidas para tratar de contrarrestar el ciclo recesivo a México, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú.
 
–Mencionó usted que la crisis tendrá consecuencias sobre la pobreza, la desigualdad y el empleo.
–Hay que tomar en cuenta que la parte social siempre tarda más en recuperarse que la parte económica.
En los años 80 del siglo pasado, durante la llamada década pérdida para la región, cuando el crecimiento fue prácticamente cero, la parte económica tardó 10 años en recuperarse, pero remontar a los niveles de pobreza que había antes de esa década demoró 20 años. Por ello muchas de las respuestas a la actual crisis tienen que ver con proteger a las poblaciones más vulnerables y tratar de que no haya retrocesos en materia de equidad. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, porque uno de los temas que se va a ver comprometido sin duda es el empleo. Proteger el empleo es hoy el gran dilema.
 
–¿La crisis económica puede derivar en crisis social?
–La sociedad está muy consciente de que viene una época de vacas flacas y habrá que prepararse anímicamente para disminuir los niveles de consumo. Hay elementos que pueden ayudar, como la creación de nuevas categorías de empleo, o la cercanía con Estados Unidos.
 
Otro aspecto en que vale la pena concentrar esfuerzos es en reforzar el comercio intrarregional. El tema central es cómo logramos focalizar los esfuerzos de todos para generar empleo.
 
–Desde la perspectiva de la Cepal ¿qué ideas o qué políticas cuestiona esta crisis?
–Sin duda hay que revisar los marcos regulatorios y los mecanismos de supervisión. Es importante revisar el papel del Estado, el del mercado, el de la sociedad y de la ciudadanía.
 
“Estamos en un momento muy importante, es un cambio civilizatorio; esta crisis no solamente va a impactar a la banca o las finanzas o la actividad comercial y económica. Va a tocar todos los ámbitos de nuestra vida, nos va a hacer repensar nuestros estilos de vida e inclusive nos va a llevar a revisar cómo se están desarrollando y conviviendo las sociedades.
 
“Sin duda un ámbito en el que hay que hacer mucho más es en el de los diálogos políticos y públicos. Hace falta extender el diálogo y armar nuevos pactos entre los empresarios y los trabajadores, entre las autoridades y la ciudadanía.
 
Ésta es una oportunidad donde la sociedad va a tener que recrearse a sí misma, porque tampoco es una solución pensar que ya llegó la crisis y hay que esperar a que termine. Hay que buscar soluciones innovadoras, creación de nuevas categorías de empleo a través de la innovación científica y técnica. Hay espacios para innovar en el ámbito social, económico, productivo, inclusive en el ámbito ambiental. Es hora de cambiar y se puede y debe hacer.

*Entrevista realizada para el diario La Jornada, de México.

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