ESTÁ PROHIBIDO, PERO ASESINA MUJERES

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

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El aborto ha sido siempre un tema controversial en todas las épocas y tipos de las sociedades humanas. La diversidad de enfoques alimenta el ardor de la polémica. La religión, el derecho y el punto de vista médico-científico, constituyen la trinidad de sus protagonistas. También intervienen otras disciplinas como la psicología, la política, la sociología, etc.

Cada año se producen, en todo el mundo, aproximadamente 50 millones de abortos. De este total, 30 millones se producen legalmente y 20 millones en forma clandestina, de acuerdo al informe publicado por Socio-Cultural and Political As, from an Anthropological  Perspective.

Por su parte el Center for Reproductive Rights, señala que anualmente se realizan en todo el planeta alrededor de 20 millones de abortos en condiciones inadecuadas, que causan casi 80.000 muertes de mujeres y cientos de miles de incapacidad. En algunos países el aborto realizado en condiciones insanas es una de las causas más comunes de la mortalidad materna.

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La Organización Mundial de la Salud

Todas las personas tienen el derecho fundamental a la salud, según la definición de la Organización Mundial de la Salud, ésta no es simplemente la ausencia de enfermedad sino un estado de bienestar físico, mental y social completos. En el área de la salud reproductiva, este derecho implica la habilidad de llevar una vida sexual segura y satisfactoria, de tomar decisiones libremente en  materia de reproducción, basadas en una información cabal y objetiva, incluida la de tener hijos y cuándo tenerlos.

Infortunadamente, en todo el mundo, la segregación basada en el género interfiere con la posibilidad de muchas mujeres de ejercer éstos y otros derechos sexuales reproductivos. Por ejemplo, la discriminación en la educación priva a muchas mujeres de la información que necesitan para evitar embarazos no deseados. Además  las imposiciones sociales por lo general impiden que la mujer hable abiertamente acerca de la sexualidad y la anticoncepción, lo que trae como consecuencia la baja demanda de mejores servicios que sean accesibles y la consiguiente reacción en el entorno político que refuerza esta falta de información y servicios.

Las altas cifras de mortalidad y lesiones en las mujeres a consecuencia del aborto realizado en condiciones de riesgo son testimonio trágico del fracaso de la sociedad en salvaguardar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. El aborto en condiciones de riesgo es una de las causas de mortalidad y morbilidad materna más tratable y fáciles de evitar.

El creciente conocimiento sobre el efecto que la diferencia de género ejerce en la salud de las mujeres, ha hecho que los gobiernos, instituciones de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales reconozcan que el respeto por los derechos humanos debe ser el punto de partida para mejorar la salud sexual y reproductiva de la mujer.

Datos escasos y no fiables

La Organización Mundial de la Salud reconoce que los datos sobre el aborto en condiciones de riesgo son escasos y están sujetos a grandes márgenes de error, debido a las limitaciones metodológicas propias de las investigaciones relacionadas con esto.

De acuerdo a las cifras de la OMS, se estima que 210 millones de mujeres en todo el mundo quedan embarazadas cada año, pero 80 millones de estas fecundaciones no son planificadas. Las gestaciones no deseadas traen como resultado 19 millones de abortos inseguros a nivel mundial. Alrededor de 530 mil mujeres mueren anualmente por causas relacionadas con la gravidez.

Cada día se realizan 55.000 abortos en condiciones inadecuadas, de las cuales el 95% ocurre en países en desarrollo y a los que se les atribuye una de cada ocho muertes de mujeres en edad de concebir. A nivel mundial se realiza un aborto en circunstancias perjudiciales por cada siete nacimientos. Entre el 10% y el 50% de todas las mujeres que se someten a esta práctica en condiciones de riesgo necesitan atención médica por las complicaciones ocasionadas. Las más comunes: el aborto incompleto, infección, hemorragia y lesiones de los órganos internos, tales como perforación o desgarro uterino; y entre los problemas de salud a largo plazo se encuentran: dolor crónico, enfermedad pélvica inflamatoria e infertilidad.

fotoEl aborto en América Latina

Según una investigación divulgada por la Organización Mundial de la Salud, cuatro millones de mujeres inducen un aborto en América Latina y el Caribe todos los años. De este total 1.4 millones son brasileñas y una de cada mil muere debido a que los procedimientos son ilegales, se realizan en la clandestinidad y frecuentemente en condiciones peligrosas. Como resultado de este hecho, la región enfrenta un problema serio de higiene que amenaza la existencia de las mujeres, pone en riesgo su salud reproductiva e impone una severa presión a sistemas de salubridad  y hospitales ya sobrecargados.

La práctica del aborto inducido en América Latina todavía se encuentra cubierta por un manto de silencio, debido a sus limitaciones legales, pese a que se encuentra penado por la ley de casi todos los países con excepción de Cuba y algunas pocas naciones del Caribe. En casi toda la región, los médicos pueden legalmente interrumpir el embarazo que amenace la vida de la mujer, que resulte de una violación o incesto, o que esté caracterizado por  una mal formación fetal, pero estas opciones raramente son usadas.

La preocupación existente por el alto nivel de abortos clandestinos en América Latina no es nueva. Los legisladores y profesionales médicos, en los últimos años, son conscientes que son aplicados procedimientos inseguros en la mayoría de los países de la región, a un nivel que ha provocado graves consecuencias para la salubridad de la mujer y para el costo de los servicios de salud nacionales.

A pesar de que la mayoría de los especialistas en salud y organismos gubernamentales tienen  conocimiento de la escala general de abortos clandestinos y sus problemas relacionados, hasta hace poco tiempo no se tenían informaciones confiables para responder una seria de interrogantes. ¿Qué métodos se usaban para provocar el aborto?  ¿Cuántas mujeres  eran hospitalizadas debido a complicaciones y cuál era la proporción real del número de ellas  que buscaban un aborto inducido? ¿Qué mujeres tienen mayores posibilidades de tener un aborto inducido y cuáles son los motivos?

Técnicamente, el aborto, puede ser completo, cuando se eliminan el feto y la placenta,  o incompleto y, según su motivación, puede ser espontáneo o inducido.

El cuadro general de la práctica del aborto inducido en América Latina demuestra que, a pesar que su nivel es desconocido, por lo menos 800.00 es la cantidad estimada de seis millones de mujeres que lo practican cada año deben y deben ser hospitalizadas para  tratar las complicaciones, una de las cuales es el aborto incompleto. Estos datos expresan la necesidad de mejorar el tratamiento de las complicaciones de los abortos y reducir sus consecuencias.

Prevención y Planificación Familiar

Se ha demostrado que el uso de anticonceptivos, junto con los servicios de planificación pueden reducir  enormemente los embarazos no programados. Existen evidencias de que el número de abortos puede haber disminuido en Colombia y México, dos países en los cuales el uso de anticonceptivos  es generalizado, sin embargo, se ha verificado que incluso en aquellos lugares en los cuales los servicios de organización familiar se encuentran disponibles y accesibles, muchas mujeres tienen dificultad para usar los métodos anticonceptivos de una manera  eficaz, y debido a la falta de continuidad, el porcentaje de fracasos es alto.

Entre las recomendaciones aprobadas por la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo en El Cairo, de 1994, y la Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, en 1995, se aconsejó revisar las leyes que aplican penas a aquellas mujeres que hayan practicado un aborto ilegal y mejorar los servicios para los casos de complicaciones derivadas del aborto, ambas inclusive fueron aprobadas por casi todas las naciones del mundo.

Sin embargo, en un punto los legisladores, la sociedad y los ideólogos de los programas coinciden: muchas de estas condiciones y restricciones solamente pueden ser mejoradas por medio de cambios socioeconómicos fundamentales o sea concentrar los servicios que podrían tener un impacto más inmediato en la capacidad de la mujer de planificar su familia resultando en un índice menor de embarazos no programados.

Se propone también realizar mejoras en la disponibilidad, entrega y calidad de los servicios de anticoncepción y el establecimiento de servicios de orientación y anticoncepción en los hospitales públicos, como medidas directas encaminadas a obtener cambios en estos índices alarmantes. Comparativamente, en América Latina el porcentaje de abortos es más del doble que se registra en Estados Unidos, y peor aún, como el procedimiento se realiza de manera clandestina se encuentra asociado a una alta incidencia de muerte materna y mutilación. Por contraste, en muchos países donde  es legal y practicado en condiciones seguras, el porcentaje de aborto está entre los más bajos del mundo.

Moral y ética

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Es natural que el aborto sea un asunto conflictivo en la sociedad. No hay otra materia que se relacione de manera tan directa con la propia preservación de la especie. Es difícil respetar el derecho de la madre y  atender, a la vez el derecho del niño que aún no nació. En una decisión histórica, en 1973, la Suprema Corte de los Estados Unidos decidió que es la madre quien decide hasta el sexto mes de embarazo.

En los años de la década de 1991/80, la liberación se convirtió en blanco predilecto del conservadorismo americano. Entre 1977 y 1994 ocurrieron 1.700 atentados contra clínicas para abortos en el país. Las naciones alineadas tras el comunismo tenían un comportamiento claro en este asunto: liberación total e irrestricta. Se estima que en Cuba cerca del  40% de los embarazos terminan en un aborto. Así ocurría en Polonia comunista. El gobierno post comunista, con fuerte influencia católica, prohibió el derecho al aborto.

La mayoría de la población del planeta vive en  países con legislación liberal, comenzando por China donde el control demográfico es una estrategia fundamental del gobierno. Japón es un caso especial, ya que no restringe el aborto pero prohíbe radicalmente el uso de píldoras anticonceptivas. El resultado es una alta tasa de aborto. Pocas naciones admitían el aborto hasta hace tres décadas. La despenalización en Inglaterra, en 1967, se considera un hito en el grupo de países donde el aborto ilegal es homogéneo.

En la actualidad, en América Latina y el Caribe el promedio de muertes maternas en la región es de 194 mujeres  por cada 100 mil nacidos vivos: la cuarta tasa más alta en el mundo. Recordemos: el aborto clandestino llega a los cuatro millones al año, de los cuales  800 mil casos requieren hospitalización por complicaciones subsecuentes.

Se calcula que por cada 1.000 mujeres en edad reproductiva (15-49 años) se practican 30 abortos inseguros. El 21% de las muertes relacionadas con el embarazo parto y posparto tienen como causa las complicaciones del aborto inseguro, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Asimismo, se calcula que por día por lo menos 2.191 mujeres y adolescentes son hospitalizadas en la región debido al aborto inseguro.

Otras estimaciones indican que se registran casi cuatro abortos por cada diez nacidos vivos en Brasil, Colombia, Perú y República Dominicana, y cerca de seis abortos en Chile por cada diez nacimientos. Los abortos inducidos son más numerosos que los espontáneos en los países de América Latina.

Mujeres Hoy señala en su informe que cada año, 46 millones de mujeres de todo el mundo recurren a la interrupción voluntaria de un embarazo. De éstas, el 78% vive en países en vías de desarrollo y el 22% en  desarrollados. El 13% de las 600.000muertes anuales de mujeres, relacionadas con embarazos a nivel mundial, son el resultado de abortos inseguros.

La mortalidad por aborto inducido es de 0.2 a 1.2 por cada 100.000 abortos en naciones donde esta permitido. En cambio, donde es penalizado se producen 330 muertes por cada 200.000 abortos. Un abismo de diferencia.

Tras la realidad de las cifras, hay mujeres y parejas que han decidido poner término a un embarazo no deseado, decisión siempre difícil de tomar, sobre todo debido a la presión social y de las iglesias, especialmente la católica que se opone no sólo al aborto sino a toda forma moderna de anticoncepción.

La  discusión sobre el aborto está cada vez más presente en nuestro continente. Médicos, autoridades religiosas, políticos opinan. Pero también lo hacen los grupos de mujeres que llevan adelante, desde hace más de una década una campaña dirigida a sensibilizar a la opinión pública, a las autoridades de salud, a integrantes de los parlamentos, entre otros actores, de la necesidad de despenalizar el aborto.

El debate debe continuar y, sea cual fuere la decisión tomada sobre el tema que toca a todos los que lo  estudian a profundidad, la misma debe considerar todos los factores: los éticos y morales, los religiosos, los culturales, los políticos y sin lugar a dudas, los de salud pública.

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* Periodista venezolana.

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