Estados Unidos. – BAJAR A JOHN MCCAIN DE SU PEDESTAL

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Comparado con los virulentos seguidores de la anti inmigración, fanáticos religiosos, fundamentalistas del libre mercado y cambia casacas oportunistas que conformaron el campo republicano en las primarias, el senador John McCain es un príncipe. Y a diferencia de George W. Bush, Dick Cheney y los halcones neoconservadores que crearon la debacle de Iraq, McCain no solo tiene una posición dura acerca de la guerra, sino que ha vivido en ella y tiene las cicatrices para demostrarlo.

Esas son algunas de las razones por las que el público y los medios ven al senador de Arizona como una persona de fiar, y hasta sus rivales demócratas lo consideran «un héroe norteamericano». Algunos analistas llegan a sugerir que un porcentaje significativo de «latinos» votarían por McCain si Obama es el abanderado de los demócratas, debido al historial militar del republicano y el tibio apoyo a Obama entre los latinos. Sin embargo, antes de aceptar la canonización de John McCain, debiéramos pensar más detenidamente en lo que significaría una victoria de McCain y los republicanos.

En primer lugar, sería una continuación de la desastrosa política iraquí de George W. Bush y, quizás más importante, de la mentalidad que creó la guerra de Iraq y que pudiera provocar nuevas guerras en el futuro.

McCain se siente cómodo con una guerra norteamericana interminable en Iraq, lo que significa que muchos más norteamericanos –incluyendo un significativo número de «latinos»– morirán en lo que se ha convertido en una sangrienta guerra civil iraquí. Es más, McCain apoya la agresiva posición que hizo posible la guerra de Iraq, y ha hecho sonar bastante los tambores de la guerra con relación a Irán.

La continuación de la guerra en Iraq significa un ruinoso drenaje de la tesorería norteamericana, más allá de los $3 trillones que la guerra está destinada a costar, dinero que se necesita desesperadamente para financiar los servicios de salud, la educación y otras prioridades en este país. Una agresión contra Irán incrementaría aún más los gastos militares y de seguridad interna.

Una victoria de McCain también significaría una victoria para el movimiento conservador. A pesar del hecho de que McCain es vilipendiado por algunos conservadores extremistas, incluyendo a Anne Coulter y otros en la periferia lunática del Partido Republicano, el senador por Arizona se autoproclama orgullosamente como un conservador. ¿Qué significa hoy en Estados Unidos la etiqueta de conservador?

El campo conservador no es monolítico, pero incluye un sector de fanáticos y extremistas, algunos de los cuales ya han dado su apoyo a McCain. Un ejemplo destacado es el reverendo John Hagee, un pastor de San Antonio e importante «sionista cristiano». Hagee ha declarado que el huracán Katrina fue un castigo por la naturaleza pecadora de la ciudad de Nueva Orleáns, al igual que en su opinión el SIDA es un castigo por el movimiento de derechos gays.

Los «latinos» que están considerando si votan por McCain, en especial los católicos, también debieran saber lo que el pastor piensa de la Iglesia. Hagee, que culpa del Holocausto a la Iglesia Católica Romana, ha llamado a la institución «la Gran Puta de Babilonia», una «secta», una «iglesia apóstata», y «un falso sistema religioso» que pronto llegará a su fin.

Como «sionista cristiano», las opiniones de Hagee acerca del Medio Oriente son igualmente extremistas. Piensa que los palestinos no tienen derecho a la tierra en la que llevan viviendo generaciones, y está a favor de un golpe militar contra Irán. Los sionistas cristianos creen que la segunda llegada de Jesucristo depende de la posesión judía de Israel y la reconstrucción del Templo de Jerusalén en el sitio que ahora ocupan dos de las más sagradas mezquitas del Islam, una fórmula segura para garantizar un conflicto aún más intenso en la región.

Las tan pregonadas decencia, moderación y sinceridad de McCain no lo han hecho repudiar al predicador ni han hecho que los medios señalen la contradicción entre la imagen de McCain y las opiniones de Hagee o el oportunismo que implica la búsqueda por parte de McCain del apoyo de los fundamentalistas cristianos a cualquier precio.

En un reciente debate, el periodista Tim Russert acosó a Barack Obama acerca del apoyo del líder de la Nación del Islam Louis Farrakhan. Obama criticó las opiniones antisemitas de Farrakhan, las cuales calificó de «censurables». Sin embargo, eso no fue bastante para Russert, quien alentó a Obama a repudiar el apoyo. Por el contrario, McCain ha aceptado el apoyo de Hagee y la prensa apenas lo tocado con el pétalo de una rosa por haber aceptado el apoyo de un fanático guerrerista, anti-católico, homofóbico y anti-árabe que culpa al pueblo de Nueva Orleáns por su tragedia.

Esta evidente doble moral demuestra lo peligrosa que es la canonización de John McCain y por qué los demócratas tienen que comenzar a derribar de su cómodo pedestal moral al candidato presidencial del Partido Republicano.

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* Periodista.
majcastro@gmail.com.

Publicado originalmente en http://progreso-semanal.com.

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