«Este terremoto fue anticipado por otro terremoto político y económico impuesto por Washington»

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Amy Goodman*

La periodista haitiana Kim Ives, corresponsal de Haití Liberté, se entrevistó en Puerto Príncipe con la presentadora de Democracy Now!, Amy Goodman, y platicaron de esta tremenda catástrofe, esta asolación y la responsabilidad de los sucesivos gobiernos de Estados Unidos en todo ello.

 -Por supuesto se trata de una catástrofe natural, pero ¿nos puedes hablar de cómo cuadra esta catástrofe con la realidad haitiana? El grado de devastación que estamos viendo no sólo tiene que ver con la naturaleza.

-No, desde luego. De hecho, este terremoto fue anticipado por un terremoto político y económico, cuyo epicentro se encuentra a 2.000 millas al norte, en Washington, DC, y desde hace 24 años.

Podemos hablar, en primer lugar, de los dos golpes de Estado perpetrados en un período de 13 años, respaldados por Estados Unidos, que impuso regímenes títeres que los haitianos expulsaron del poder. Pero esos golpes de Estado y las ocupaciones militares posteriores por fuerzas extranjeras -prohibidas por la Constitución haitiana- fueron destructivas no sólo para el gobierno y la soberanía nacional, sino también para los gobiernos y asambleas legislativas locales, las alcaldías y las asambleas electorales locales encargadas de elegir un consejo electoral permanente. Nunca se constituyó dicho consejo electoral permanente, sólo existe de forma provisional y por eso Préval, justo antes del terremoto, hacía caso omiso a la democracia pupular imponiendo su propio consejo electoral, el cual aseguraba el dominio de su partido.

Y para dejarlo claro, cuando hablas de los golpes de 1991 y 2004, hay que decir que ambos desembocaron en el despojo y destierro del presidente Jean-Bertrand Aristide.

-Y hablas de la participación de EEUU en esos golpes

-Así es. En ambos casos las fuerzas armadas estadounidenses sacaron Aristide de Haití. La primera vez pasó su destierro en Washington y la segunda acabó en Sudáfrica, donde ha pasado los últimos seis años.

Esos terremotos políticos impuestos desde Washington vinieron acompañados de terremotos económicos, las políticas económicas que implementaron cuando expulsaron a Aristide, el cual había manifestado una orientación nacionalista que pretendía construir la autosuficiencia nacional de Haití que rechazaba Estados Unidos. Éste quería que se privatizaran las nueve industrias estatales y que se vendieran a los inversores estadounidenses y extranjeros.

Hace unos 12 años, bajo la primera administración de René Préval, se privatizaron la Minoterie d’Haiti and Ciment d’Haiti y las empresas estatales productoras de harina de trigo y cemento. En cuanto al trigo, en estos momentos tenemos una población hambrienta. Podrías imaginar las posibilidades si el Estado contase con una molina robusta para producir harina, el pueblo tendría pan para comer. Se vendió esa empresa a una compañía de la que Henry Kissinger es miembro de la junta directiva. Y punto, se cerró la empresa. Ahora, Haití no cuenta con una molina de trigo, ni estatal ni privada.

-¿Dónde consigue su trigo Haití? Éste es el país mas pobre del hemisferio.

-Tiene que importarlo, una buena parte procede de EEUU. El otro caso -más irónico- es el de la fábrica de cemento. Se trata de un país cuyos fundamentos geológicos consisten, sobre todo, en la caliza, que es el insumo básico del cemento. Es un país que absolutamente debería y podría tener una empresa productora de cemento, y la tuvo, pero fue privatizada y cerrada apresuradamente. Y comenzaron aprovechando los muelles de la que fue la empresa del cemento para importar el cemento. Así que cuando viajamos por el país y vemos los miles de edifícios de cemento derribados y aplastados, recordamos que se  van a necesitar millones de toneladas de cemento, y ahora será necesario importar todo ese cemento en vez de producirlo. Haití bién podría y debería exportar cemento, no importarlo.

-Hablaste de la compañía del cemento, la molienda del trigo y las privatizaciones. Uno de los problemas más dolorosos para la diáspora haitiana es que no han podido averiguar si estan vivos. No se han podido comunicar con ellos.

-Así es.Y eso nos lleva al tema de la compañía de teléfonos. Teleco fue la sepultura de las empresas estatales en Haití. Durante el primer golpe de Estado de 1991-1994, los ingresos de Teleco mantuvieron al gobierno exiliado del Presidente Aristide. Y ahora hemos visto que una semana antes del terremoto se privatizó esa compañía. La vendieron a una compañía vietnamita, Viettel. Y si tuviéramos en este país una empresa nacional de teléfonos fuerte y dinámica se habría evitado una gran parte de los problemas de comunicaciones que hay. Pero, al contrario, todas las comunicaciones del país están prácticamente en manos de tres compañías privadas de celulares: Digicel, Voila y Haitel.

-Pero alguien podría argumentar que la empresa se privatizó hace una semana porque, por culpa de sus anteriores dueños, era deficiente

Desde su exilio en Sudáfrica, el Presidente Aristide declaró en una rueda de prensa que quiere regresar a Haití. He planteado esa inquietud a varias personas aquí en Haití. En Washington, el presidente Obama designó inmediatamente a los ex presidentes Clinton y Bush para dirigir el esfuerzo humanitario, afirmando que sus medidas no son partidistas. Entonces, ya surge la inquietud con respecto al retorno de Aristide. Estados Unidos controla el aeropuerto. El presidente Préval cedió el control sobre el aeropuerto a EEUU. Pero Aristide ha pedido regresar.

– ¿Qué opinas de la imagen -por no hablar de los recursos- de los dos presidentes afirmando que el desastre rebasa las diferencias políticas y que hay que reconstruir el país?

-Bueno, es el punto exacto. Ayer estuve frente al hospital general, donde vi los horrores, hablando con una multitud en la esquina, y surgió este mismo punto. ¿Por qué no puede regresar el Presidente Aristide? Él quiere. Así lo dijo. Pero el gobierno no ha renovado su pasaporte diplomático, que ya venció. No le han otorgado un salvaconducto para regresar al país. Es lo único que hace falta.

Si el gobierno de Barack Obama o cualquier otro realmente estuviera dispuesto a apoyarnos, tal vez mejor que todos los C-130 con sus cargamentos, no solamente de alimentos y ayuda médica, sino también de montones de fusiles, podrían mandar un avión a Sudáfrica para recoger a Aristide y traerlo. Sería un gesto que crearía una onda expansiva, un contra-terremoto de esperanza y orgullo popular que podría restituir la fuerza moral que el pueblo necesita para superar esta crísis.

-Una pregunta más, y se refiere a las organizaciones populares en este país. ¿Quién tiene el poder aquí? ¿Cómo se organiza el pueblo?

-En ese aspecto, se plantea constantemente el tema de la seguridad para justificar por qué no sale la ayuda del área del aeropuerto -donde esta almacenada- para que llegue a las comunidades. La ONU, por ejemplo, ha manifestado que no llegará hasta Léogâne, el epicentro del terremoto, hasta que se garantice la seguridad de esa zona.

Es el meollo del asunto. La seguridad es un pretexto. Vemos en todas partes de Haití que la población se organiza en comités populares para limpiar, sacar los cadáveres de los escombros, construir campamentos de refugiados, establecer seguridad para los campamentos de refugiados. Ésta es una población que es autosuficiente, y lo ha sido desde hace muchos años.

Pero no pueden serlo cuando llega grupo de marines con sus M-16 y empiezan por gritarles. El escenario enfrente del hospital general ayer lo decía todo. Las personas entraban y salían del hospital para llevar comida a los suyos o porque necesitaban asistencia y un grupo de soldados de la brigada 82 aerotransportada, apostados frente al hospital, gritaba en inglés a la multitud. No sabían lo que hacían. Creaban más caos en vez de disminuirlo. Habría sido cómico si no fuera trágico.

No tenían que estar allí. Claro, si hubiera un ejército de pandilleros atacando a la gente -que no es el caso aquí- quizás habría que traer a esa gente. Pero ahora el pueblo no necesita marines, necesita medicinas. Esa situación resume lo esencial. Es lo mismo que hicieron tras el huracán Katrina. Son las víctimas quienes les dan miedo, son "otros", son los negros que que llevaron a cabo la única revolución exitosa de esclavos en la historia. ¿Qué les puede inspirar mas pavor?

-¿Y las organizaciones comunitarias que existen aquí?

-Ah sí, las organizaciones comunitarias, ya lo vimos la otra noche en la comunidad de Matthew 25, donde nos estamos hospedando. Un cargamento de alimentos llegó durante la noche sin preaviso. Se podía haber producido una batalla campal. Sin embargo, se comunicó con la organización popular local, Pity Drop, que movlizó a sus militantes de inmediato. Salieron a establecer un perímetro y un cordón de seguridad. Formaron una fila con las 600 personas acampadas en la cancha de fútbol detrás de la casa, que también es un hospital, y repartieron la comida de forma ordenada y equitativa. Fueron completamente capaces. No necesitan a los marines. No necesitan a la ONU. No necesitan ninguna de esas cosas que los medios, Hillary Clinton y los cancilleres extranjeros nos aseguran que necesitan. Esas son cosas que el pueblo haitiano puede hacer por sí mismo y está haciendo para sí mismo.

*Presentadora de Democracy Now! 

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