Estos fucking piqueteros

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Santiago O’Donnell*

Con oscilaciones entre los datos y el prejuicio transmitido por contactos argentinos, varios despachos filtrados por Wikileaks revelan la dedicación de los diplomáticos estadounidenses en Argentina para saber quién es quién dentro de cada organización piquetera.

Un día, Raúl Castells pisó la Embajada de Estados Unidos, cuenta un cable que dice así: “Virulentamente antiestadounidense, Castells empezó una reunión en abril de 2009 con funcionarios de la embajada haciendo notar su incredulidad de nuestro interés en él, describiéndose como enemigo de la embajada”. Este relato figura en un despacho diplomático de febrero de 2010 y es uno de cinco cables filtrados por Wikileaks, a los que tuvo acceso Página/12, sobre el interés de la embajada por el fenómeno piquetero.

Ese día, Castells agregó que “en el pasado su interacción con la embajada había sido desde afuera, protestando contra lo que describió como ‘trato desconsiderado’ de compañías de Estados Unidos, como McDonald’s y Walmart, de él y sus demandas… Castells culpa a NK y al gobierno de Estados Unidos por su detención en 2004, después de que el MIJD (Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados) ocupara nueve franquicias de McDonald’s y demandara 10 mil litros y cartones de leche en polvo de McDonald’s”. Y continúa el cable: “También acusa al gobierno de Estados Unidos por su mala salud después de llevar adelante una huelga de hambre mientras estaba en la cárcel por ocupar un casino en el norte de la Argentina. Antes de que terminase la reunión con funcionarios de la embajada, Castells insistió en leerles un petitorio con quejas en contra del gobierno estadounidense”.

Uno de los cables entrega una explicación, desde su óptica, de por qué los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se abstuvieron de reprimir la protesta social. Vinculan el presente con experiencias del pasado. Dice: “Bajo los gobiernos de los Kirchner, la autoridades del gobierno de la Argentina han sido reacias a emprender cualquier acción que pueda ser vista como la supresión de la libertad de expresión. Esta restricción muchas veces se atribuye a una reacción a la pesada represión usada durante la dictadura militar de 1976-83, y es un reconocimiento (que surge de la crisis del 2001-02) de que las protestas pueden servir para descomprimir situaciones”.
Protestas

Los cables muestran cómo cambió la mirada estadounidense hacia los piqueteros con la partida de Bush y la llegada de Obama a la Casa Blanca. Lo que antes era visto como un problema de seguridad pública, pasó a ser descripto como un fenómeno político con liderazgos, agenda, financiamiento y peso electoral a partir de sus alianzas con el gobierno y los sectores de la oposición.

El último cable de la serie relata el “escrache” sufrido por la actual embajadora Vilma Socorro Martínez, y cómo a partir de ese episodio la embajada sacó conclusiones acerca de los piqueteros y de la cultura de protesta en la Argentina.

El primer cable es de enero de 2008, comienzos del último año de gobierno de Bush. Trata del tema de seguridad, desde los accidentes de tránsito y los robos a turistas hasta los secuestros express y los policías abatidos en enfrentamientos con delincuentes.

En medio de esa mezcla, bajo la categoría “protestas” aparecen los piqueteros, a quienes el autor del cable asocia con barrabravas.

“Las protestas más grandes y más disruptivas generalmente están patrocinadas por ‘piqueteros’ (una colección de grupos de ‘activistas sociales’ cuya táctica principal es cortar caminos)”, explica el despacho. “En Buenos Aires, las protestas generalmente ocurren en el centro y terminan en Plaza de Mayo, la Casa Rosada, el Congreso o el monumento en la 9 de Julio. Los manifestantes generalmente provienen de sindicatos y movimientos de desempleados-subempleados-sin tierra, grupos estudiantiles y de la izquierda política. Aunque la mayoría de las protestas son pacíficas, hay elementos ‘barrabravas’ que aparecen periódicamente para pelearse con la policía y/o practicar vandalismo.”

El siguiente cable es de mayo de 2009. Obama llevaba cuatro meses en la Casa Blanca. Se trata del primero de una serie de tres despachos que examinan el fenómeno piquetero desde una perspectiva política, económica y social e incluye entrevistas con algunos de sus líderes.

El cable no deja dudas de que D’Elía dista mucho de ser el piquetero preferido de la embajada. “Orador feroz, D’Elía, un argentino de ascendencia palestina, se identifica racialmente como ‘negro’ y es conocido por sus declaraciones vengativas contra los ‘blancos’ de la clase media y alta urbana.”

El cable repite la idea, tan difundida en los medios por aquellos días, de que D’Elía diría lo que Kirchner no se atreve a decir. “D’Elía ha servido de alter ego de Kirchner, promoviendo opiniones horribles y racistas sin comprometer explícitamente con sus palabras al gobierno de la Argentina.”

Pérsico tampoco recibe un adjetivo elogioso. “Políticamente oportunista, Pérsico fundó el MTD-Evita en 2003, justo cuando los piqueteros empezaban a ganar poder bajo los Kirchner. Aunque Pérsico no comanda un grupo grande, es capaz de organizar redes piqueteras cuando los Kirchner lo necesitan.”

Borello, en cambio recibió comentarios menos ácidos. “Mientras Borello es menos estridente en su apoyo (al gobierno) que D’Elía y Pérsico, parece comprometido con su organización comunitaria, que maneja como un mini–gobierno, con varios directores y asambleas semanales.” El cable destaca que el líder del Comedor los Pibes “vive en una humilde pensión”.

Los anti

El último cable de la serie, de febrero del año pasado, traza perfiles de los piqueteros críticos del Gobierno: Castells, Toty Flores (MTD-Matanza), Juan Carlos Alderete (CCC) y Jorge Ceballos y Luis Baigorria (Barrios de Pie).

“En 2001, Flores abrió un centro comunitario en La Matanza, que les provee oportunidades laborales a los habitantes locales a través de microemprendimientos, incluyendo una panadería y una imprenta. Flores dijo que entró a la política como un aliado de la Coalición Cívica de Elisa Carrió porque espera expandir su modelo en La Matanza a otras partes del país”, dice el cable del hoy diputado nacional.

“La CCC ha construido más de 4 mil viviendas de bajo costo y una planta de tratamiento que provee de agua potable a 500 mil residentes de La Matanza. El afable Alderete dictó conferencias en México, Sudáfrica y la cumbre de pobreza de Naciones Unidas en Nairobi, Kenia”, señala el documento sobre el líder de la CCC.

“Aunque Ceballos acepta que el postulado del gobierno de que las condiciones para los pobres mejoraron desde 2003, cree que NK busca limitar la participación política de las organizaciones sociales. Baigorria les dijo a funcionarios de la embajada que NK inicialmente incluyó a los pobres y a los desempleados en el debate, y los proveyó con jubilaciones adecuadas. Para Baigorria, los Kirchner perdieron el apoyo de Barrios cuando dejaron de escuchar otros puntos de vista, sobreestimaron su poder y subestimaron el de sus enemigos”, dice el cable acerca de Ceballos, que fue subsecretario del gobierno en el Ministerio de Desarrollo Social.

Naranjazo mendocino

Otro cable de octubre de 2009 narra el “escrache” sufrido por la actual embajadora estadounidense durante una disertación en la Universidad Nacional de Cuyo. El incidente, ocurrido en el primer viaje de Martínez al interior de país después de su nombramiento, tuvo amplia difusión.

La narración es tan detallada como si se tratara de una acción bélica. “El vicerrector Kent mencionó a la embajadora que había unos pocos miembros de una organización estudiantil izquierdista que planeaban protestar durante su discurso. Agregó que no creía que fueran más de cinco o seis manifestantes que, aunque hicieran ruido, no serían un problema significativo.

Después de anoticiarse de esta potencial interrupción, la embajadora respondió que catorce años de experiencia en el directorio de la Universidad de California la habían acostumbrado a los disturbios. Todos los participantes en la reunión se trasladaron a la Facultad de Medicina, donde se realizaría el discurso. La embajadora ingresó al auditorio, que estaba lleno con cerca de 70 espectadores, todos sentados silenciosamente en sus asientos. El administrador de la universidad dijo algunas palabras y después le pasó el micrófono al vicerrector Kent.

Cuando Kent empezó a presentar a la embajadora, más de la mitad del público se paró y empezó a cantar y a desplegar carteles, denunciando acciones de Estados Unidos en Honduras, Colombia, Irak y Afganistán. Los manifestantes criticaron que la embajada se hubiera involucrado en los conflictos laborales entre los sindicatos y la empresa alimentaria Kraft. La embajadora aguardó con la esperanza de que la protesta moriría, pero después de aproximadamente ocho a diez minutos de cánticos, gritos y redobles de tambor decidió que era poco probable que los manifestantes le dejasen dar su discurso.

Los administradores de la universidad y los guardaespaldas y funcionarios de la embajada se trasladaron a otro cuarto en el mismo edificio. (Uno de los manifestantes le arrojó una naranja al grupo de la embajada mientras se retiraba, pero por suerte falló el blanco.) La policía local y los guardaespaldas de la embajadora entonces filtraron a aquellos interesados en escuchar su discurso en otro lugar, primero en la puerta del pasillo que daba al cuarto, después en la puerta misma del cuarto. Ella entonces pronunció su discurso y contestó preguntas de la audiencia sin incidentes.”

El cable dice que algunos medios vincularon el escrache con otros realizados por simpatizantes del Gobierno pero, para la embajada, el Gobierno no tuvo nada que ver con el escrache a la embajadora. Informa que los manifestantes, además de criticar a los Estados Unidos, también gritaban consignas en contra de Cristina Kirchner.

Sin embargo, la conclusión revela el mensaje que recibe la Embajada de los Estados Unidos por parte de argentinos a los que no identifica, pero cuyas quejas repite. “Muchos contactos de la embajada están disgustados y preocupados por la creciente falta de civismo en el discurso político y la impunidad con que manifestantes hacen callar a los gritos a los oradores, ‘piqueteros’ que cortan rutas, cierran puentes o atacan gente que celebra el aniversario de Israel, trabajadores que ocupan fábricas y estudiantes que ocupan escuelas.”

*Investigación de Página 12, Argentina

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