“Estoy convencida que Matilde Urrutia mutiló las memorias de Neruda.”

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Por teléfono, desde Brasil, Alejandra Arce, poeta chilena, habla de su tío abuelo: “Las llaves de Isla Negra siempre estuvieron en las manos de Homero Arce —que además de corregir los poemas de Neruda, a veces los terminaba de escribir, de ese tamaño era la importancia de Homero en la vida de Neruda». | MARIO CASASÚS.*

 

Y dice también: «Homero pudo sacar provecho de la amistad con Neruda y no lo hizo, llegó al punto de entregar su vida a la amistad con Neruda y él sabía que la única persona en la que podía confiar era Homero Arce; lo poco que escribió mi tío abuelo está publicado por la insistencia de Neruda”.

 

Alejandra Arce escribe un libro para dar a conocer todos los detalles de la amistad entre Laura Arrué, Homero Arce, Fenelon Arce y Pablo Neruda.

 

—¿Cuál es el legado literario de Fenelon Arce?
—Mi abuelo era poeta, publicó su poesía en varias revistas, dejó dos libros inéditos y fue citado como uno de los grandes poetas latinoamericanos en dos antologías importantísimas: Índice de la nueva poesía americana (1926), de Alberto Hidalgo, con prólogo de Jorge Luis Borges y Vicente Huidobro; también fue incluido en la antología: Poetas Jóvenes de América (1930), de Alberto Guillén.
«Fenelon Arce formó parte de la generación renovadora de nuestra poesía en la década de 1920, fundó las revistas Ariel y después Andarivel junto a Homero Arce, Rosamel del Valle, Juan Florit, Gerardo Moraga Bustamante y el dibujante Efraín Estrada Gómez… Infelizmente mi abuelo murió a los 40 años.»

 

—¿En qué consistió tu investigación literaria sobre Fenelon y Homero Arce?
—Encontré gente que me ayudó mucho… Recuerdo a Jorge Teillier —fue la persona que más incentivó mi búsqueda—, Luis Sánchez Latorre me presentó con poetas que conocieron a mi abuelo…
«En realidad viajé a Chile para hacer una investigación sobre mi abuelo Fenelon Arce, porque todavía está olvidado por la literatura chilena. Fue amigo de Alberto Rojas Jiménez, de Rubén Azócar, Tomás Lago; mi abuelo presentó a Neruda con Homero Arce y a los otros escritores chilenos.
«Con esos antecedentes llegué a Huberto Díaz Casanueva, un nerudiano que entonces tenía 86 años, lo entrevisté: me recibió amablemente; también conocí a Juvencio Valle, estuve con los dos últimos nerudianos vivos, ambos rondaban los 90 años.»

 

—El poeta Juvencio Valle murió en 1999…
—Exactamente, cuando regresé a Chile, en 1990, me pareció un país muy miedoso; Pinochet todavía era jefe de las fuerzas armadas, había cierto recelo al hablar de Neruda, pero los secretos que conocían los amigos de Neruda carecían de pruebas, así que me dediqué a buscar lo que podía.
«El hijo de Homero Arce me dio carta abierta para investigar, me regaló documentos importantes y un libro con el Soneto clásico a Homero Arce (1971) escrito por Neruda: sólo se imprimieron 25 ejemplares. Llegué a la calle Última esperanza, donde vivió Homero Arce; la casa era habitada por la sobrina de Laura Arrué.

 

—¿La sobrina de Laura Arrué era Susana Sánchez?
—No, fue Eneida Arrué quien me abrió las puertas de la casa de Homero Arce, era hija de una hermana de Laura Arrué. Eneida me concedió varias entrevistas y me autorizó a buscar documentos, postales, fotografías en toda la casa.
«Encontré cosas que usted no podría imaginar: había algunas cajas escondidas en el sótano, al abrirlas encontré un tesoro: cartas de Rosamel del Valle, de Humberto Díaz Casanueva, de Matilde Urrutia, de Neruda, documentos, postales, telegramas, fotografías, libros con dedicatorias de puño y letra… ahí se nota la intimidad de la amistad de Neruda y Homero Arce; por ejemplo, en una carta Neruda le dice a Homero que está a punto de regresar al país, le escribe pidiéndole que le preparen tal platillo. Las llaves de Isla Negra siempre estuvieron en las manos de Homero Arce, que además de corregir los poemas de Neruda, a veces los terminaba de escribir; de ese tamaño era la importancia de Homero Arce en la vida de Neruda.
«Laura Arrué fue una mujer sumamente inteligente, una bohemia en aquella época, la única que frecuentaba el medio intelectual. Era muy bella, fue la musa del Poema 20. Laura tuvo un gran amor por Neruda y viceversa, pero Neruda partió a Oriente y le envió cartas que fueron interceptadas por Homero, no por traición, sino porque Homero estaba profundamente enamorado de Laura, se separó de su primera esposa para ir a vivir con Laura Arrué, imagino que ella sufrió una decepción amorosa al no recibir las cartas de Neruda… Creo que Virginia Vidal habló un poco de eso, ¿no…?»

 

—Sí, Virginia Vidal dedicó un capítulo de su libro Neruda memoria crepitante (2003) a Homero Arce. Virginia fue amiga de Neruda y secretaria de Matilde Urrutia entre 1974 y 1976. ¿Qué piensas de las memorias de Matilde Urrutia en relación al despido de Homero Arce para la edición de Confieso que he vivido?
—No necesito leer las memorias de Matilde Urrutia. La «Chascona» no permitía que los amigos de Neruda estuvieran cerca de él, en el ámbito cultural de Chile no se habla de este asunto; pero las personas que entrevisté entre 1990 y 1992 son confiables, como Jorge Teillier y varios escritores de la SECH o los vecinos de Homero Arce.
«Me parece que Matilde Urrutia se vengó, por los celos que le tenía a Homero y Laura; Virginia Vidal algo escribió en su libro y yo reconstruiré toda la historia, es muy serio lo que hizo Matilde Urrutia con Homero Arce, el libro Confieso que he vivido (1974) está mutilado: menciona a Homero Arce una vez y omite a Laura Arrué. Estoy convencida que Matilde mutiló las memorias póstumas de Neruda.
«Cuando mi mamá me regaló un ejemplar de Confieso que he vivido, dijo: “es un absurdo lo que Neruda hizo con Homero Arce”, pero en ese momento mi mamá creía que el libro estaba al pie de la letra como lo dejó Neruda, ella no tenía idea que había una trama de Matilde Urrutia, es un secreto a voces, pero nadie quiere hablar.
«Yo tengo la obligación moral de hacer que el mundo entero conozca la verdad sobre Neruda, hay que mostrar cómo fue la historia de la eterna amistad entre Pablo Neruda, Homero Arce y Laura Arrué, era un triángulo amistoso y fraternal; algunos malintencionados en la prensa chilena y brasilera pretendieron hacer creer que era un “triángulo amoroso”, eso no pasó, era un círculo de amistad, se conocían desde la década de 1920, Matilde apareció muchos años después, Homero y Neruda tenían una complicidad intelectual y de vida, Homero Arce era la persona más importante en la vida de Neruda.»

 

—Al punto que Homero Arce y Pablo Neruda prepararon la “Antología Popular 1972”, y Homero sería el responsable de tramitar la personalidad jurídica de la Fundación Cantalao…
—Imagínese Mario, había una persona a la que Neruda le entregaba la llave de Isla Negra, Homero Arce hacía de todo, desde comprar la comida, hasta terminar y corregir los poemas: era una amistad inquebrantable.
«Homero decía que no era necesario otro poeta, porque ya estaba su amigo Neruda; Homero era muy discreto y leal, Neruda lo invitaba a eventos sociales y no asistía, Homero pudo sacar provecho de la amistad con Neruda y no lo hizo, llegó al punto de entregar su vida a la amistad con Neruda y él, Neruda, sabía que la única persona en la que podía confiar era Homero Arce; lo poco que escribió mi tío abuelo está publicado por la insistencia de Neruda.
«La Fundación que quería Neruda era para becar a los poetas jóvenes y darles alojamiento mientras escribían, pero en la actualidad la Fundación no cumple con la última voluntad de Neruda, ni a mí que soy sobrina nieta de Homero Arce quisieron apoyarme para que escribiera esta historia de amistad.»

 

—La Fundación Neruda sólo está preocupada en los negocios, en sus inversiones bursátiles y en el «márketing»…
—La Fundación Neruda es un comercio, es una tristeza que ellos estén en otra sintonía. Yo tengo los documentos para demostrar los detalles desconocidos de la amistad de Neruda y Homero Arce, infelizmente no he recibido propuestas editoriales para dar a conocer esta historia, es un absurdo, el tema es de interés académico y literario, es de interés mundial.

 

—¿Conoces a los sobrinos de Neruda?
—No personalmente, solía escribirle correos electrónicos a un sobrino nieto de Neruda, pero perdí el contacto.

 

—¿Qué opinas del juicio para esclarecer la muerte de Neruda?
—No soy abogada, ni médico, pero creo que debe investigarse la denuncia, Neruda murió en circunstancias muy raras. En cambio, tengo la certeza de que Homero Arce y su esposa, Laura Arrué, fueron asesinados.

 

—Finalmente, cuando los agentes de la dictadura asesinaron a Homero Arce, ¿dónde quedaron sus pertenencias?
—Un señor —diré su nombre en mi libro— me dijo que tenía papales y cosas que le regaló Laura Arrué; no le creo porque las pertenencias de Homero Arce fueron requisadas mientras mi tío agonizaba en el hospital.
«Se perdieron cosas como la máquina de escribir, los bolígrafos, el gabinete y carpetas con documentos, todo fue retirado mientras Homero Arce estaba internado en el hospital, saquearon la casa. Según Eneida Arrué, las personas que entraron a la casa de nuestros tíos sabían lo que buscaban y se llevaron lo que pudieron.
«Ese señor no me quiso devolver nada y yo no tenía dinero para entablar una querella, nadie me apoyó, pero esa historia la contaré en mi libro.»
——
* Periodista.
En www.antologiapopular1972.cl —un portal que contribuyó Casasús a implementar, en el que se puede «bajar» gratis la antología que prepararon Homero Arce y el mismo Neruda.

 

Addenda
Un texto de Alejandra Arce.

 

…La casa esta vacía, todos se fueron
y me dejaron aquí con el pasado.
Hasta parece que sus sonrisas y sus palabras
aun las escucho, pero nada es cierto a no ser este silencio.
Me dejaron con los albunes de fotos, con sus cuartos vacíos
con el eco de sus travesuras, se fueron, y ya no retornan.
Aquí me quede mirando las cosas, los muebles impecables,
los objetos intactos, los cuadros, y las ventanas cerradas.
Todos se fueron y no regresan , se fueron a vivir sus torpezas,
sus historias , sus amores, sus propias vidas.
Y me dejaron sola con los recuerdos vivos
La casa esta vacía y cortaron los lazos,
ya nada puedo hacer para retenerlos, nada!
empezar a vivir sera de nuevo otro cuento, sin ellos
sin el, y sin absolutamente nada.
Se fueron y me dejaron sola, y estúpidamente asustada.

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1 comentario
  1. Alvaro Ruiz dice

    A Jorge Teillier

    No fuimos capaces de incendiar la casa
    Reducirla a cenizas
    E irnos a los bosques
    Sin miedo
    Tarareando viejas canciones irlandesas
    Como aquella del marinero borracho
    Shanties extraídos de viejos cancioneros celtas
    Por los caminos polvorientos del estío
    Por alamedas que llevaban a la plaza del pueblo
    Donde las muchachas pretendían tu corazón de alondra
    Ahora cubierto por un frío bolsillo depositario
    De estampas y angelicales medallas protectoras
    En un bar de madera en el centro de Santiago
    Con la misma canción aquella en el oído
    ¡Qué vamos a hacer con el marinero borracho!
    Cruzando los brazos sobre la mesa de un otoño en la ventana
    Con toda la oblicuidad de la luz en el rostro.

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