Follari: “El neopopulismo implica redistribución, atención a los de abajo»

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Marcelo Fernández Farías

Roberto Follari, docente e investigador. profesor titular de la cátedra Epistemología de las Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad de Cuyo, Mendoza, ha publicado su libro “La alternativa neopopulista”  habla sobre llas características de los gobiernos neopopulistas, los medios concentrados y la articulación existente entre marxismo y neopopulismo.

En esta entrevista, también habló sobre el intento de golpe de Estado en Ecuador, “las formas” del republicanismo liberal y el interesante proceso de integración latinoamericana.
 

-¿A qué se le llama un “gobierno neopopulista”?
-La denominación “populismo” ha tenido un uso muy despectivo. Los neopopulismos son simplemente los populismos nuevos. Los primeros populismos fueron los que surgieron en los años 40 y 50 como los de Velasco Ibarra en Ecuador, Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Paz Estenssoro en Bolivia y Lázaro Cárdenas en México. Y los segundos, los actuales, corresponden a gobiernos con una serie de características entre las cuales está un liderazgo fuerte y a menudo unipersonal. Los casos de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina son los más claros.

-¿Cuáles serían las continuidades y cuáles las diferencias que se puede encontrar entre aquellos populismos y estos neopopulismos?
.La idea que se tuvo en su momento tenía que ver con las condiciones económicas especiales de la época. La posibilidad de que una incipiente burguesía nacional se podía unir a los sectores populares contra las grandes oligarquías. Esto se dio en una primera etapa, en un proceso de industrialización temprana de América Latina y, a partir de allí, se creía que cambiadas esas circunstancias el populismo no aparecería más.

Muchos creíamos eso. Esto respondía a la idea, desde el marxismo, de que la superestructura política responde a la estructura económica. Pero es evidente que esta relación mantiene un margen de autonomía, de modo tal que bajo condiciones nuevas reaparecieron muchas características en común: el antiliberalismo, el nacionalismo, la representación de lo plebeyo, la reunión cara a cara con el líder en las plazas o en la calle; de modo que se repiten muchos fenómenos del primer populismo. La diferencia es que los neopopulismos son más radicalizados ideológicamente, más claramente de izquierda.

El primero era popular pero conservador, como el caso de Velasco Ibarra en Ecuador; o muy discutibles porque eran populares pero muy conservadores en lo moral, como el peronismo en la Argentina.

-¿De qué manera se articula una teoría social como el marxismo con una teoría política como el neopopulismo?
-Muchos pueden creer que tienen que elegir entre ser marxistas y ser populistas. En los hechos, muchos marxistas apoyan a Chávez, a Correa, incluso a Cristina Fernández de Kirchner. De modo que, en realidad, el marxismo es una teoría social, de la sociedad en su conjunto; mientras que el neopopulismo es una teoría de lo político. Si bien hay cierto desarrollo marxista de la teoría política, primero de Lenin y luego de Gramsci; sin duda que puede haber otras teorías políticas y el neopopulismo es una forma de gobierno concreto que puede ser articulado desde lo político con una postura teórica marxista.En ese sentido se explica que en Ecuador o Bolivia se hable del “Socialismo del siglo XXI”.
 

-Focalizándonos en el tema de la democracia: ¿por qué afirmas que la democracia neopopulista es más democrática que la democracia liberal?
-En nuestros países, la democracia liberal es la forma política del neoliberalismo salvaje y del capitalismo más concentrado, de modo que le sirve de tapadera ideológica. Digamos que así llaman democracia al gobierno de los ricos, de las multinacionales, al gobierno de los poderes fácticos, que ha llevado a desastres a los sistemas políticos y de esas catástrofes han surgido los gobiernos neopopulistas.

Todos estos gobiernos han surgido de la crisis total del sistema político: como fue el “Caracazo” en Venezuela, como fue “el 2001” en Argentina, la “Guerra del Agua” en Bolivia, la caída de Mahuad con la rebelión indígena en Ecuador. En realidad, el liberalismo ha fracasado porque ha sido la cara política de la esclavitud institucional hacia el sistema económico, las multinacionales y la concentración económica. En cambio el neopopulismo implica redistribución, atención a los de abajo, protagonismo de los que están excluidos del sistema económico capitalista puro.Sin dudas que incluye a muchos más sectores de los que incluye la llamada “democracia republicana”.
 

-En los países con gobiernos neopopulistas, ¿cuál es el rol que están jugando los medios masivos de comunicación concentrados?
-Son la oposición en estado puro. Ocupan un lugar que no les corresponde para lo cual nadie los eligió. Están fuera de la vigilancia social porque no tienen un mandato, por lo tanto no son “periódicos” y, por ende, están fuera de la vigilancia pública dado que aparecen como privados. En realidad, operan como base de la oposición política de una manera muy burda, muy abierta, muy grosera, en todos los países por igual: en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia y en Argentina.

Creo que se hace imprescindible que haya “leyes de medios” severas en todos estos países, que obliguen a que si alguien monopoliza la palabra pública tenga que dejar de hacerlo porque hay un derecho social a la comunicación, a la información plural y veraz; cosas que son totalmente transgredidas y completamente incumplidas por los medios opositores a estos regímenes neopopulistas.

-¿De qué manera los medios concentrados toman la idea de “republicanismo” como “lo consensual” acusando al neopopulismo de “crispado”?
-Si yo te dijera nombres de periodistas argentinos que operan de esta manera, son legiones. El sentido común ilustrado se asocia al republicanismo, además, el rechazo a lo plebeyo, el rechazo a los de abajo, se muestra en todo lo que tiene implícitamente de eurocéntrico y racista. Por lo cual se vuelve enormemente crispado. Es una reacción violenta por la aparición en la vida pública de sectores sociales que, para buena parte de las clases medias y altas, debiera desaparecer, no existir.

Los liberales se llenan la boca con palabras como consenso, equilibrio, diálogo, y llaman conflictivos a los gobiernos neopopulistas. Los gobiernos neopopulistas activan la política y por tanto asumen el conflicto; en cambio los gobiernos liberales ocultan el conflicto porque sirven a los de arriba y entonces no cambian nada. Un ejemplo muy claro: se habla en Argentina de las patotas reales o supuestas de Moyano y todas las clases medias y altas se mezan los cabellos.

Ahora, el radicalismo con La Alianza dejó 35 muertos en una sola tarde en Argentina. No hay un solo procesado, menos un preso por eso. Estamos esperando que los republicanos lleven a juicio a los responsables del asesinato público más grande que ha habido en la Argentina después de la dictadura. Esos son los republicanos, los defensores de los derechos, los moderados, los consensuales.

-¿Cómo viviste el intento de golpe de Estado que se hizo en Ecuador?
Bueno, con mucha angustia. Es cierto que no tuvo la forma clásica de un golpe de Estado. Se sigue discutiendo allá si fue un golpe de Estado o una rebelión policial, pero obviamente fue un intento de golpe porque, además de tener al presidente en un centro policial y no dejarlo salir -lo que implica un secuestro-, hubo dos aeropuertos tomados. Yo escuché por CNN a una diputada opositora diciendo “vamos ahora a tirar abajo a Correa”. Fue un intento heterodoxo ya que hoy los golpes militares dados por las fuerzas armadas están desprestigiados (a excepción de lo de Honduras que tuvo éxito y este otro intento que no les ha salido). Es similar a lo que quisieron hacer contra Chávez hace 8 años.

La reacción popular fue importante, la reacción internacional fue severísima y de una inmediatez extraordinaria. En ocho horas estaban en Buenos Aires los presidentes y hubo una declaración pública. La UNASUR ya ha dicho que no solamente no va a mantener relaciones diplomáticas, sino tampoco comerciales ni de aeronavegación con países en donde haya algún tipo de desestabilización institucional. Esto fue una novedad y ha sido un avance. Hasta la OEA, un poco lenta de reflejos, también condenó el golpe. Así que la acción internacional fue muy importante y de haber ganado los golpistas habrían tenido tal grado de aislamiento y de rechazo internacional que difícilmente se hubieran podido mantener.

-Explicanos por qué deberíamos defender a estas democracias neopopulistas
-Son las únicas a nivel mundial hoy que ponen un límite considerable a la rapiña neoliberal del capitalismo periférico. En ninguna otra parte del mundo hay países que pongan límites al capitalismo salvaje. Esto está implicando mejoras para los sectores sociales más pobres, mayor presupuesto para educación, mayor presupuesto para salud, una política internacional de unidad latinoamericana altamente saludable, de toma de distancia con EEUU sin entrar en antagonismo con él (hay matices, como pueden encontrarse entre Chávez y el Kirchnerismo). Como conjunto, una América Latina integral.

Creo que se trata o de mantener a cerca de la mitad de la población fuera de todo, desciudadanizada por completo o, en cambio, a través de estos regímenes, darles un cierto grado de participación. Aunque las democracias neopopulistas no tienen nada de perfectas porque hay sectores que están en condiciones socio-económicas pésimas, sí son políticas efectivas que les devuelven a estos sectores parte de su protagonismo y de su dignidad.
 

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