Galimatías, pero no tanto. – COLISRAEL CONTRA ECUAGIPTO Y VENESIRIA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Desde que Israel fue fundado en 1948, este país ha librado guerra con todos vecinos, especialmente con los dos mayores de éstos: Siria y Egipto. Tras la guerra de 1973 donde se produjo un «triple empate» entre Israel, Egipto y Siria, los dos primeros irían luego a establecer relaciones (la misma que áun es muy tensa, como lo muestran los últimos sucesos de Gaza), mientras que Israel sigue ocupando el Golán de Siria y sin tener relaciones con ésta.

Comparar a Colombia con Israel tiene limitaciones. Hace décadas que Bogotá no ha librado ningún conflicto externo y no es un Estado pequeño en territorio o población, y tampoco uno cuyos habitantes son inmigrantes (o descendientes de éstos) con una lengua, cultura y religión distintas a la de su entorno regional. Sin embargo, Caracas hace hincapié en que su vecino es el país sudamericano más armado por EEUU y que libra una guerra interna que se internacionaliza al entrar en territorios de otros países.

Por su parte Uribe, si bien reconoce que ingresó en Ecuador para matar al segundo de las FARC, también acusa a Ecuador y Venezuela de permitir que «terroristas» usen su suelo para prepararse y atacar a sus FFAA. Bogotá menciona que pudieron dar con el paradero de Raúl Reyes gracias al mismo Chávez –a quien interceptaron una llamada satelital que él le hizo– y que Caracas ha movilizado a sus tropas a la frontera con Colombia para proteger a «Tirofijo», el jefe de las FARC que supuestamente estaría viviendo en Venezuela.

El hecho de que un país refugie o aliente a una guerrilla en una nación colindante es algo que ocurre en Asia y África, pero que no se ha visto en más de un siglo en Suramérica. A Colombia se le sindica de externalizar su conflicto interno, cosa que no habría pasado antes en la región. Las juntas militares del Cono Sur en los setenta no violaron la soberanía de ninguna otra república (como Colombia lo hizo ante Ecuador), pues ellas coordinaban en el Plan Cóndor para ayudarse mútuamente a perseguir a sus respectivos «subversivos».

El ideal de Álvaro Uribe sería aplastar a sus «terroristas» como hace década y media Fujimori lo hizo con Sendero Luminoso. Sin embargo el contexto internacional y regional es muy distinto. La guerrilla colombiana, a diferencia de la peruana a inicios de los noventas (que se auto-aisló), tiene más historia y bases sociales y también es percibida por la alcaldía capitalina y por la creciente izquierda de dicho país, así como por varias naciones circundantes, como una fuerza beligerante con la cual se debe llegar a acuerdos.

Tres de los vecinos de Colombia tienen gobiernos izquierdistas que comparten el discurso socialista o bolivariano de las FARC. Bush, por su parte, quiere una solución dura frente a las FARC, pero aún tiene tropas estancadas en Iraq y Afganistán, teme atacar a su odiado Irán y aún no está dispuesto a crear un nuevo frente internacional de su guerra antiterrorista global en su «patio irasero».

Para Washington una cosa es haber lanzado antes varias invasiones contra debiles repúblicas de América Central y otra es ir hacia una guerra de largo alcance contra un país mayor en Sudamérica (especialmente contra Venezuela, el mayor exportador de oro negro del hemisferio).

En el conflicto triangular entre los tres países que comparten la misma enseña tricolor se dan algunos elementos similares a los que antes se dieron en el Oriente Medio. Para Wáshington Chávez tiene una forma de nacionalismo petrolero como la que han tenido algunos países árabes. Ante éstos EEUU tiene dos alternativas a la larga: o deben ser tumbados (como le pasó a Saddam Hussein) o ser obligados a congraciarse con ellos y a dejar de propiciar aventuras armadas externas (como le ha pasado a Muammar Khadafi quien ya auto-eliminó su arsenal de armas de destrucción masiva y hoy busca ser socio comercial de París y Londres).

En Estados Unidos muchos pueden percibir que Rafael Correa o Hugo Chávez son los equivalentes de Nasser o de los Assad. Esto podría conducir a que algunos expertos conjeturen sobre la posibilidad de utilizar a las FFAA colombianas, cuyo número supera a la que tienen de manera combinada Ecuador y Venezuela, y además son las que mayor experiencia de combate directo en la región. para intentar tumbar al «Nasser andino» (tal y cual Israel quiso hacerlo en 1956 y 1967 cuando capturó la península del Sinaí).

La cuestión está en que una salida militar muchas veces no logra mas que hacer consolidar a un régimen anti-imperialista. Cuando EEUU fracasó en Abril 1961 en la invasión de Bahía Cochinos logró un efecto opuesto al deseado: permitió que el castrismo se consolide y que hoy pronto se acerque a cumplir medio siglo en el poder de Cuba.

En Egipto Gamal Abdel Nasser no fue derrocado y murió por causas naturales en 1970 y su sucesor (Anwar Sadat) gradualmente se fue moviendo hacia reconocer a Israel. En Siria Hafez al-Assad fue su presidente desde 1971 hasta su muerte en el 2000 para que luego –y hasta hoy– su hijo Bashar le haya sucedido en el cargo.

Muchas veces la mejor manera de remover a un régimen izquierdista consiste en propiciar una acción interna –como las revueltas populares que EEUU recientemente ha patrocinado en Europa del Este, Ucrania o Georgia para que amigos suyos tumben a gobiernos ligados a Moscú–. El azuzar una guerra externa puede terminar, mas bien, produciendo que el gobierno izquierdista atacado aparezca como guardián de la soberanía nacional y logre ampliar su imágen y consenso internos.

Algunos análisis pueden plantear que la jugada de Uribe de matar al canciller de las FARC en Ecuador le pudo haber salido como un «tiro por la culata» pues con ello logró que la guerrilla colombiana aparezca como recibiendo un «trato injusto» (le matan al líder que estaba negociando para liberar rehenes) y se ha aislado internacionalmente. Sin embargo el presidente colombiano viene aprendiendo de la experiencia hebrea.

A Israel no le importa tanto que la ONU pase resoluciones en su contra o que muchos le demonicen cuando bombardea en Líbano, Gaza, etc. Lo que más le interesa a sus gobernantes es mostrar a sus rivales armados que ellos son los vulnerables, que Israel es imbatible y que la población israelí apoya sus acciones y se une tras sus dirigentes. Los gobiernos hebreos quieren rotar las tablas y mostrar que los culpables de las injusticias no son los árabes bombardeados sino su «incomprendido» país.

Uribe sabe que la cuestión antiterrorista le da dividendos internos y que varios otros regímenes se han consolidado –como Fujimori en Perú o Bush en EEUU– mostrándose como firmes en la lucha por dar estabilidad a las inversiones e instituciones y sofocar a los «subversivos». Con su operativo obliga a que EEUU vea la difícil situación suramericana, y continúe enregándole apoyo económico y militar, también que el congreso norteamericano apruebe el TLC con Colombia y que se le vea como el mejor garante para hacer frente al chavismo en los Andes.

Mientras Ecuador y Venezuela han movilizado varios batallones a sus fronteras con Colombia, Uribe se ha negado a hacer lo mismo buscando enfriar el frente externo para concentrarse en el interno. Mientras tanto los colombianos en su país y el mundo fueron a una segunda marcha en 2008, ya no contra las FARC, como pasó el cuatro de febrero, sino contra el paramilitarismo (como ocurrió con la del seis de marzo).

En la última cumbre de la OEA Colombia contó con un sólido respaldo de EEUU –tal cual éste siempre lo hace con Israel– y evitó que la condene aunque la Asamblea aprobó una resolución que reconoce que Bogotá incursionó en Ecuador. Sin embargo, Ecuador y Venezuela quieren persistir hasta conseguir que esta república sea «condenada». Cuando Correa reclama que si Colombia se hubiese atrevido a entrar a Brasil ya éste hubiese abierto una guerra está confesando la debilidad de sus FFAA, mientras que Chávez quiere valerse de ello para querer convencer a todo el ALBA para dotarse d euna estructura militar multinacional propia.

Dentro de la izquierda latinoamericana Colombia es vista como un Israel que quiere ayudar a que EEUU recupere los pozos de hidrocarburos que están en manos de mandatarios «anti-imperialistas» como los de Venezuela, Ecuador y Bolivia. Su percepción es que Wáshington complota para dividir Bolivia, volver a invadir Cuba o generar otro golpe en Caracas, como el de 2002. Chávez habla de afectar el fuerte negocio binacional colombo-venezolano o incluso nacionalizar algunas empresas de su vecino occidental.

Para muchos nacionalistas árabes las recientes incursiones militares de EEUU en el Asia Occidental han buscado latinoamericanizar a esa región. Con esto quieren decir que EEUU busca hacer de ésta otra zona donde poder incursionar libremente al mismo tiempo que implantar modelos económicos y políticos giren hacia uno donde se liberalicen los mercados y los sistemas de gobierno.

Sin embargo, dentro de EEUU, hay la percepción que Latinoamérica se está «medio-orientalizando». Esto debido a la emergencia de nuevos gobiernos contestatarios en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua (quienes, a su vez, estrechan lazos con Irán), al hecho que el poder de su mayor contrincante en dicha región se basa en el petróleo y a que la cuestión FARC podría generar una internacionalización de la violencia.

Mientras tanto la triple crisis triciolor producirá efectos similares a los que producían las crisis entre Israel, Egipto y Siria. Se azuzará el nacionalismo con el cual querrán consolidarse los respectivos gobiernos de Quito, Bogotá y Caracas.

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* Analista internacional. Trabaja en Londres.
www.bigio.org.

analisisglibal@aol.com.

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