Giuseppe Bellini: »ENTRE EL ITALIANO Y EL ESPAÑOL HAY GRAN AFINIDAD»

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Lo conocí hace un año y desde entonces Giuseppe Bellini ha tenido la amabilidad de comentar cada una de mis crónicas y entrevistas en forma privada; por él surgió la idea de traducir al italiano tres investigaciones de mi autoría sobre Neruda. y si su trayectoria intelectual y académica no bastara, Bellini fue editor del Nobel chileno, ha traducido más de 30 libros de Neruda, incluida la antología Todo el amor (original de 1953 y revisada en 1960, 1964 y 1971) en edición bilingüe por Passigli y compiló en 1968 Antología poética, la segunda de Neruda en Europa.

Juan José Arreola y Julio Cortázar tienen su propio Bestiario, Giuseppe Bellini preparó uno «a petición de Neruda en una carta de 1964», comentó en exclusiva para La Jornada Morelos y El Clarín de Chile:

«Bestiario es una antología de poesía nerudiana referente a animales. Permaneció inédita hasta 2006, Neruda me expresó, en una carta fechada en 1964, a manera de ejemplo, algunos poemas que tenía que añadir, dándome la confianza para organizarla y hacerle un estudio crítico; en breve saldrá una edición en español».

Nuestro diálogo comienza con Los versos del capitán (1952) y de cómo el actual presidente de Italia, Giorgio Napolitano participó en las manifestaciones contra la expulsión de Neruda durante su exilio en Europa (1951), el que fuera mecenas del poeta ahora dirige una nación del Mediterráneo.

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De la Isla de Capri zarpamos a La Habana: Canción de gesta, los magnánimos poemas dedicados a la Revolución cubana en 1960 y las polémicas entre algunos partidarios comunistas de Cuba e Italia. También hablamos del boom latinoamericano de literatura, y de cómo Miguel Ángel Asturias y Neruda (izq.) abrieron las puertas del viejo continente. Todo en la voz y experiencia de Giuseppe Bellini. Para finalizar, sólo puedo decir que es un placer leerlo y un honor contar con su amistad.

–Neruda decía que «el mejor idioma para traducir la poesía era el italiano» y ¿usted qué piensa del idioma español?

–Pablo estaba muy satisfecho con las traducciones italianas, y con su acostumbrada generosidad lo decía. Yo pienso que entre el italiano y el español hay una gran afinidad de sonidos y la traducción a mi idioma se presenta bastante fácil. Naturalmente es siempre provechoso tener el texto original al frente: es lo que siempre hemos hecho en nuestras ediciones nerudianas, porque entiendo la traducción como ayuda para entender el texto, puesto que sólo en éste se captan los matices reales de la poesía.

–¿Todavía se siente la presencia de Neruda en Italia? Se lo pregunto en lo político, cuando en 2006 el presidente electo de su país, Giorgio Napolitano, fue mecenas de Neruda para la publicación de Los versos del capitán (1952) y ¿qué pasa en lo poético?

–En Italia la presencia de Neruda sigue viva a través de su obra y sobre todo a su compromiso político y humano ha llegado a ser referencia fundamental en cuanto a poetas hispanoamericanos, con un éxito que no han tenido ni César Vallejo, ni Octavio Paz y tampoco Jorge Luis Borges.

«Cuando se publicaron en Italia Los versos del Capitán, homenaje al que se sumó entonces también, nuestro actual Presidente de la República, Giorgio Napolitano, Pablo era conocido sobre todo en el ámbito intelectual del Partido Comunista Italiano (PCI), respetado y celebrado, pero en años sucesivos también criticado por algunos, como el diputado del PCI Pajetta, que a pesar de estimarlo, le reprochaba su vida poco proletaria. Lo hizo también hablando conmigo, en una ocasión en que Neruda estaba en Milán para presentar uno de sus libros que yo había traducido, y la editorial lo había hospedado en un Gran Hotel del centro ciudadano, como por otra parte era su deber.

–¿Cómo era su trabajo al editar y traducir a Neruda? Por ejemplo con Canción de gesta, usted amablemente me obsequió un ejemplar, ¿qué le dijo el poeta sobre uno de sus libros más legendarios? Usted considera Canción de gesta una de las más importantes expresiones de la poesía de Neruda ¿Por qué?

–Mi trabajo de traductor no ha seguido ninguna teoría específica. No creo en teorías traductorias y rechazo la ‘elaboración original’ de la obra ajena, como lo hizo uno de los primeros traductores de Neruda, el poeta Salvatore Quasimodo, que además conocía poco el castellano, de modo que siempre me decía Pablo que su ‘difícil’ amigo había hecho en la traducción poesía propia sobre tema suyo.

«En cuanto a Canción de gesta (Imprenta Nacional de Cuba, 1960), Pablo consideraba el poema muy relevante, de especial significado porque celebraba el momento heroico del pueblo cubano guiado por Fidel Castro Ruz. Era un canto épico generoso, un homenaje grandioso a la Revolución Cubana, que se le presentaba como el comienzo del rescate de América Latina frente a los Estados Unidos.

«En años sucesivos consideró una verdadera injuria la campaña que se organizo contra él, y se vengó en la edición uruguaya con el prólogo de 1968 (Editorial El Siglo Ilustrado) y el poema póstumo de 1977, añadiendo un canto más titulado Juicio final (editorial Seix Barral, Barcelona). Yo sigo considerando Canción de gesta uno de los momentos más importantes de la poesía nerudiana, donde el poeta se nos presenta con un entusiasmo inédito y cromatismos eufóricos antes desconocidos en su obra. Y que Neruda diera particular importancia al poema lo demuestra el hecho de que en la primera edición-traducción italiana, de 1973, quiso que siguiera a los Cien sonetos de amor dedicados a Matilde Urrutia.

–‘En Italia Neruda compró a escondidas (ocultándolo en la cama para que Matilde no lo viera y lo retara por gastar dinero en tonterías, precisamente cuando estaban pasando por una escasez de plata) un artefacto que contenía una sustancia aceitosa de color azul, que al moverse (balanceando el aparato) simulaba ser una ola del mar’. Usted le contó esta anécdota a nuestro amigo, el doctor Enrique Robertson en la Universidad de Alicante, ¿Cómo interactuaba lo lúdico en la poesía de Neruda?

–A veces Neruda se comportaba como un niño grande. Veía cosas curiosas que pronto despertaban en él deseos irresistibles, lo que ocurrió varias veces, y una de ellas en la céntrica Galería de Milán Vittorio Emanuele: de pronto se fijó en un paralelepípedo de cristal, expuesto en una vitrina de objetos curiosos: dentro una ola oscura se desplazaba de un lado a otro como ola de mar, y quiso comprarla. Matilde y yo procuramos alejarle de este capricho, pero la mañana siguiente, a las siete, hora muy temprana, una llamada telefónica de Pablo me requería en su hotel.

«Me precipité porque la cosa parecía urgente. Al llegar me hicieron subir a su cuarto y él, me llevó a su dormitorio, y apartando la colcha me gritó: ‘¡La ola!’. Esta misma ola vi en su casa de Isla Negra cuando la visité después de la caída del dictador. Así era el Poeta. Lo lúdico entraba, naturalmente, también en su poesía, donde le tomaba el pelo a supuestos personajes de la política como de la poesía, a los sátrapas caribes y de Miami.

«Hay además una prosa extraordinaria en este sentido, dedicada al culto de la pierna del general mexicano Antonio López de Santa Ana, de lo más acertado en el ámbito de un grotesco-trágico, y merece ser leída.

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–El intelectual cubano Lisandro Otero escribió: ‘En realidad el itinerario gastronómico de Asturias y Neruda fue no solamente una fiesta alimenticia sino una celebración con palabras, un banquete literario, una consagración de óptima retórica y una apoteosis del lenguaje que quedó consagrada en el libro Comiendo en Hungría publicado por Corvina Press en 1974’ (Prensa Latina, diciembre de 2006). Usted es autor de Mundo mágico y mundo real. La narrativa de Miguel Ángel Asturias (Roma, 1999) y Viaje al corazón de Neruda (Roma, 2000) ¿Está de acuerdo con Lisandro Otero? ¿Qué se podía esperar de un libro escrito a dos voces por Neruda y Asturias?

–Creo que el juicio de Lisandro Otero es justo acerca de Comiendo en Hungría (publicado en Buenos Aires por Losada, 1968 y en Budapest por Lumen, 1969). El libro es un derroche de alegría y es propio de buenos entendedores de la comida, como lo eran Pablo y Miguel Ángel, aunque los dos, cuando yo tuve trato con ellos en Italia, y fueron años largos, no eran grandes comilones.

«La euforia del libro se debe, creo, a la alegría con que los dos ‘Chompipes’, como se llamaban recíprocamente, compartían juntos la experiencia húngara. La crítica, y yo mismo, debo confesarlo, ha dedicado escasa atención al libro, interesada sobre todo en la producción propiamente artística, pero hay mucho de arte en Comiendo en Hungría y vale la pena volver sobre este documento importante de la creación de dos grandes autores, merecedores del Premio Nobel de Literatura: Asturias en 1967 y Neruda en 1971, que han ilustrado más que ningún otro el siglo XX, participando de su trágica historia».

–¿Cuál es su trabajo en la Fundación Nicolás Guillén (Cuba) y Vicente Huidobro (Chile)?

–Mi trabajo en la Fundación Nicolás Guillén es nulo. Me ofrecieron en su tiempo formar parte de la institución y acepté agradecido, así como en la chilena Huidobro, porque la poesía del cubano fue, con el Inca Garcilaso y Sor Juana, una de mis pasiones de joven hispanista que se asomaba a un mundo desconocido para Italia, la literatura hispanoamericana, que en años sucesivos (1960) estaba destinado a inaugurar en la Universidad italiana.

«Naturalmente no he olvidado nunca al gran poeta de Cuba, ni la poesía del país, a partir de su expresión colonial, el modernismo, José Martí sobre todo, hasta los contemporáneos, de Emilo Ballagas a Cintio Vitier».

–Un tema que usted ha desarrollado es La dictadura en la narrativa del mundo hispánico ¿cómo define lo escrito en el exilio y bajo la opresión?

–En mi libro sobre la narrativa de denuncia de la dictadura en el mundo hispánico parte dominante tiene Hispanoamérica. El comienzo del género debe hacerse remontar a Tirano Banderas, de Valle-Inclán, advirtiendo, sin embargo, que esta novela representa un ejercicio externo, mientras que la narrativa de escritores como Miguel Ángel Asturias, Roa Bastos, etcétera, refleja una experiencia dolorosa directa, sea que el autor viva en su patria como en el exilio. Comoquiera, no es solamente la protesta que interesa en la narrativa contra la dictadura, sino el hecho artístico en sí, la originalidad de la creación literaria, que hace precisamente que se trate de novela, no de un puro documento de denuncia.

–Usted comenzó haciendo crítica y estudios de la literatura española medieval y del teatro español y americano del Siglo de Oro. ¿Qué tiene que ver el ‘boom’ latinoamericano con su trabajo en Europa? ¿Cómo redimensiona el ‘boom’ a la distancia?

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–Mi formación se realizó dentro del hispanismo, como ya dije. Mi tesis fue sobre ‘Pío Baroja y la Generación del 98’, lo que explica, creo, la dirección sucesiva de mis intereses, o sea hacia una literatura de ideas, de problemas, una literatura que refleje la condición humana en el tiempo. Se explican así mis estudios sea de literatura medieval, como sobre los cronistas de América, sobre el Inca Garcilaso, como sobre Sor Juana, sobre el teatro español del Siglo de Oro, como sobre el teatro americano, etcétera.

«Para mí, debo confesarlo, la literatura no ha dejado de entusiasmarme y creo que ha gratificado abundantemente mis años de estudio y de docencia, durante los cuales he tenido la suerte de formar una larga serie de discípulos.

«En cuanto al ‘boom’ americano este fenómeno fue muy propicio para la consolidación del interés italiano hacia Hispanoamérica, a partir de la traducción de Cien años de soledad de García Márquez. No es que faltara interés hacia otros escritores, sobre todo Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, pero desde un Borges, conocido y apreciado por toda la ‘inteligentzia’ al día, de izquierda como de derecha, el panorama fue ampliándose cada vez más.

«A ello sirvió la constante presencia de Neruda en mi país, y la larga permanencia de Miguel Ángel Asturias, aunque no hay que olvidar el papel importante que han jugado los acontecimientos políticos americanos: revoluciones, dictaduras, etcétera.

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«Actualmente, de los escritores del ‘boom’ que siguen circulando entre el público lector sólo García Márquez y Vargas Llosa; el mismo Borges merece sólo algunas menciones, mientras las novelistas mexicanas y chilenas gozan de gran éxito. Distinta, como es natural, es la situación universitaria. No cabe duda de que el ‘boom’, a pesar de su origen industrial, ha revelado a grandes escritores y llamado la atención también sobre otros que no formaban parte del grupo, como Juan Carlos Onetti y Ernesto Sábato, grandes novelistas».

–Usted es un estudioso de Neruda, Octavio Paz, Nicolás Guillén y César Vallejo, todas esas voces coincidieron en la Guerra Civil española ¿Qué noticias le llegaron de la Segunda República? ¿Influyó en la elección de sus ensayos por estos cuatro poetas?

–Haberme dedicado a poetas como Neruda, Paz, Guillén y Vallejo, no fue por motivos políticos. Yo era joven cuando la Guerra Civil española, y mi formación se realizó en la segunda posguerra, cuando volvimos a abrirnos tímidamente al mundo. Yo había tenido una gran pasión por Quevedo y fue éste el motivo que me acercó a los poetas mencionados, en cuya obra fui buscando las huellas quevedescas, partiendo de Neruda y su Viaje al corazón del poeta español (editado por la Sociedad de Escritores de Chile, 1947; por la editorial Nascimento en 1955 y en las Obras Completas de Neruda tomo IV, edición de Hernán Loyola, Barcelona 2001).

–Y de la siguiente generación: Mario Benedetti, Juan Gelman, Gonzalo Rojas y Ernesto Cardenal ¿qué me puede decir? Sé que a Ernesto Cardenal le editó una antología en Italia; Juan Gelman vivió su exilio en Roma; le dedicó un ejemplar a Gonzalo Rojas en la revista que usted dirige: Cuaderni Ibero Americani (número 92) y Mario Benedetti es el más universal de los poetas de nuestra América contemporánea…

–La generación siguiente al ‘boom’, naturalmente no pudo dejar de interesarme. Conocí directamente a Gonzalo Rojas, Ernesto Cardenal y Mario Benedetti, no a Juan Gelman, a pesar de que vivió mucho tiempo en Italia. Son autores que aprecio, pero en los años del Quinto Centenario (1992) mis intereses se volvieron más hacia el Descubrimiento, encuentro conflictivo más bien, como decía el ilustre maestro don Leopoldo Zea, inolvidado amigo, tantas veces en Milán.

«En cuanto a la narrativa, mis estudios van en la actualidad a Antonio Skármeta y Abel Posse, y en el ámbito de las presencias literaria a las de la literatura italiana en el mundo hispánico, sin olvidar nunca a los cronistas».

–A usted es muy difícil encontrarlo, se la pasa en congresos internacionales, en Génova, Alicante, etcétera. Dos preguntas para finalizar nuestra entrevista ¿Qué está haciendo ahora? ¿Qué recuerdos tiene de su participación en los congresos de Génova (2006) y Alicante (2004)?

–En cuanto a la dificultad de encontrarme en la Universidad de Milán el motivo es que cuando uno sobrevive, o mejor envejece, muchos amigos lo requieren, y lo mismo hacen mis ex-discípulos, cuyo afecto me llena de invitaciones no más organizan algo, como por ejemplo lo hizo Pier Luigi Crovetto en Génova con la ocasión del Congreso Internacional de los Iberoamericanistas (2006).

«Entre los hispanoamericanistas españoles tengo igualmente amigos generosos, entre ellos Trinidad Barrera, Guadalupe Fernández Ariza, Teodosio Fernández, José Carlos Rovira y su extraordinaria escuela en la Universidad de Alicante, donde se realizó el coloquio Pablo Neruda y la tradición literaria (2004), sin olvidar al decano, don Luis Sáinz de Medrano, y en Francia a Daniel Meyran, director del CRILAUP de la Universidad de Perpignan…

Giuseppe Bellini es autor de más de sesenta volúmenes de crítica literaria, colaborador con más de mil ensayos y reseñas en publicaciones internacionales, ha traducido y editado más de cien volúmenes.

Ha publicado los libros:

fotoLa narrativa de Miguel Ángel AsturiasQuevedo y la poesía hispanoamericana (1976);
De tiranos, héroes y brujos (1982);
Nueva historia de la literatura hispanoamericana (1997);
Mundo mágico y mundo real. La narrativa de Miguel Ángel Asturias (1999);
El tema de la dictadura en la narrativa del mundo hispánico (2000);
Viaje al corazón de Neruda (2000);
Re, dame e cavalieri, rustici, santi e delinquenti. Studi sul teatro spagnolo e americano del Secolo Aureo (2001);
La pluma mensajera (2002);
Tra Medioevo e Rinascimento. La poesia nell’America conquistata (2003);
Dal Mediterraneo al Mare Oceano. Saggi tra storia e letteratura (2004).

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* Periodista. Publicado el 11 de febrero de 2007 en La Jornada Morelos y el diario digital El Clarín, de Chile, se reproduce aquí por cortesía del autor.

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