Grecia: el problema no es Varoufakis

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En el gallito que tres poco recomendables instituciones mantienen con Grecia, se ha dicho de todo. En realidad el FMI, el BCE y la UE –la troika– han mentido sobre todo, incluso sobre el alejamiento de Yanis Varoufakis del equipo negociador del gobierno griego. ¡Gran victoria! Osaron afirmar, cuando en realidad Grecia no cedió ni un ápice, pero quería eliminar hasta el más mínimo elemento formal que pudiese atentar contra un acuerdo.

Los irresponsables, los descarados para usar el lenguaje que conviene, están en la Unión Europea dirigidos por Angela Merkel –la proto Kaiser–, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.

La prensa europea anunció hace semanas que la estrategia “del nudo corredizo”, que consistía en asfixiar a Grecia para hacerla capitular, había fracasado. Los ultimátum lanzados por los acreedores y sus ofertas definitivas de tipo “lo toma o lo deja” siempre fueron falsas.

Las negociaciones dejaron de ser técnicas hace tiempo: todas las fórmulas impuestas por la troika terminaron agravando al paciente griego: la deuda aumentó mientras la población vio reducirse sus salarios y pensiones, aumentar los costes de la educación, desaparecer sus servicios médicos.

Gracias a “los mejores economistas del mundo” y a sus pócimas envenenadas, el desempleo subió a un 28% (60% para los jóvenes), el salario medio bajó en un 40%, la deuda pública pasó de 124% a un 180% del PIB, y Grecia ostenta el peor índice de desigualdad social de la unión Europea.

Todo eso, porque según los “expertos” había que mejorar la “competitividad” griega… Los resultados están a la vista.

El presidente Alexis Tsipras le reiteró a la troika que Grecia no cederá, que sus proposiciones son irracionales, que es imposible seguir exprimiendo el limón cuando este ya no tiene jugo, y que ahora conviene pensar en el pueblo griego. Que ya es hora de terminar “con el círculo vicioso de la austeridad y la recesión”, que por lo demás tiene a toda Europa ahogada.

Las alarmas se encendieron en las Bolsas europeas: ¿Qué? ¿Alguien osa oponerse a los dictados de Berlín? ¿A las órdenes del FMI y del Banco Central Europeo? ¿A los designios de los burócratas de Bruselas?

Los más irresponsables, los alemanes, sugirieron con displicencia que Grecia debe ser expulsada de la zona Euro, antes de darse cuenta que otros países –como Gran Bretaña– ya están pensando incluso en salir de la Unión Europea.gr syriza gana

Los griegos parecen pensar que ya lo perdieron todo, mientras Alemania y la Unión Europea tienen mucho que perder. El Euro, la moneda que le procura todas las ventajas a Alemania y aplasta a las economías del sur de Europa, corre el riesgo de hundirse. ¿Quién sería el gran perdedor?

Durante décadas los gobiernos griegos de derecha y del Pasok (socialista) disfrutaron de un régimen en el que nadie, sobre todo las grandes fortunas, no pagaban impuestos y reinaba la corrupción. Con el concurso del banco estadounidense Goldman Sachs y la complicidad de las instituciones europeas, el Estado griego falsificó sus propias cuentas. A nadie le importaba la deuda pública visto que Francia y Alemania le vendían a Grecia armamento innecesario, y los políticos cobraban sus ‘coimisiones’. La deuda misma era el mejor negocio.

Ahora la troika exige que sea el pueblo griego el que pague la cuenta, y el gobierno de izquierda de Alexis Tsipras entrega la única respuesta posible: NO.

El gobierno griego lanzó una verdadera reforma tributaria, pero las grandes fortunas, la Iglesia, las multinacionales, protestan: ¿cómo es posible que osen cobrarnos impuestos? Buena parte de sus activos ya fueron enviados al extranjero, sin que la troika haya dicho una palabra: aquí mandan los mercados financieros.

“Grecia es el país que más reformas ha hecho durante la crisis. El autor de esa frase no es el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, sino un banco alemán, Berenberg”, dice el diario El País en una nota titulada: “¿Y si Varoufakis tuviese razón”?

Sin embargo, Alexis Tsipras, Yanis Varoufakis y sus compañeros tienen voluntad política, coraje, lealtad hacia quienes les eligieron, objetivos claros, dignidad, ganas de vencer y la conciencia de estar jugando una partida de importancia planetaria.

La troika está jugando con fuego. Si no cede se va a quemar. Como siempre, los responsables de las catástrofes nunca se dan cuenta que el desastre está por llegar.

*Publicado en Politika

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