Guatemala: calamitoso presente

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Ileana Alamilla*

El estado de Calamidad en el que vivimos, sea o no declarado, es insoportable. Las causas son estructurales, eso no puede ser rebatido ni por los más conservadores. Sin embargo, los gobiernos, uno tras otro, utilizan ese argumento para justificar sus desaciertos, así como la ausencia de planes y programas acordes a las necesidades del país. Nuestros problemas son colosales, del tamaño del hambre de la población del corredor seco y de todos los que se encuentran en similar situación.

Olivier De Schutter, relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, en su reciente visita al país, consideró necesario que se establezca una protección llamada por la ONU Justiciabilidad del Derecho a la Alimentación, que ha sido aplicada en otros países para asegurar que se cumpla con este derecho, ya que todas las víctimas de esas violaciones deben tener una reparación adecuada que puede adoptar la forma de restitución, indemnización, compensación o garantías de no repetición.

Esta medida implica el empoderamiento de los tribunales, para que vigilen la rendición de cuentas por parte de las autoridades en esa materia. Esta modalidad también combatiría la corrupción a la hora de poner en práctica los programas de lucha contra el hambre y la pobreza, dijo el funcionario. Eso es en el plano ideal, aquí nos daríamos por satisfechos con la adopción de medidas inmediatas para paliar esta urgencia.

De ajuste, ya se anunció que la presencia del fenómeno del Niño, en la parte central del océano Pacífico, provocará que las heladas del próximo fin de año y principios del 2010 sean más extremas, por lo que el Estado deberá prever políticas de acción y gestión de riesgo relacionadas con la disponibilidad de alimentos y la preservación de la vida de las personas. En el 2007 se registraron temperaturas entre los 11 y 7 grados bajo cero.

Pero, además, tenemos otra serie de complicaciones.

El sistema de Salud enfrenta serias dificultades, su presupuesto ha sido recortado en Q49.6 millones en los primeros cinco meses del 2009, lo que obviamente disminuye sus capacidades de atención.

La ex ministra de Educación renunció con el argumento de la merma de recursos para ese importante aspecto de desarrollo.La Policía Nacional Civil se encuentra en harapos, no tiene ni para la gasolina.

Los pilotos del servicio urbano continúan siendo masacrados y desde hace algunas semanas otro protagonista hace su aparición estelar en este descalabro: el Sistema Penitenciario. Tres atentados en un lapso de 48 horas, con saldo de dos funcionarios de esa institución muertos y tres heridos, dependencia que ha sido reiteradamente cuestionada, igual que la PNC, debido a tanto desacierto y falta de conducción.

El rescate de reos, y ¡hasta el de un cadáver!, fue el motivo de los ataques, que ya se habían anunciado con un atentado contra la sede de esa institución, perpetrado horas antes de que se llevara a cabo una requisa en la cárcel El Boquerón, Cuilapa, Santa Rosa, donde se incautaron armas, una granada, municiones, aparatos eléctricos, celulares y droga; por estas anomalías fueron destituidos 37 funcionarios del Sistema. Son innumerables las víctimas de extorsión cuyos autores están alojados en dichos recintos.

El Gobierno deberá tensar sus fuerzas, apretar las tuercas y exigir al máximo a sus cuadros, para que estén a la altura de las calamidades.

*Periodista guatemalteca, directora de la Agencia Cerigua.

 

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