Historia conocida: frente al desastre en Guatemala muerde la avaricia de los empresarios

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Surysur.*

Tal un resoplido de bestia malvada y enorme, la tormenta Ágata cruzó Guatemala. Sobre 150.000 damnificados y una cifra de muertos que se acera a las 200 personas. Parece obvio un movimiento de solidaridad nacional (como parecía obvio en Haití o en Chile tras sus respectivos terremotos). Pero no es así. Se impuso la avaricia del gran empresario, que ve en este tipo de tragedia la forma para obtener mayores beneficios e incrementar su riqueza.

Mario Rodríguez, en la revista de asuntos sociales alternativa www.albedrio.org, señaló que desde el pasado lunes la cadena Walmart llamó a solidarizarse con los damnificados comprando en sus supermercados para que luego a través de una campaña publicitaria y evadiendo impuestos trasladen esas donaciones en su nombre. Hecho que los chilenos conocen —o padecieron— muy bien a lo largo del triste mes de marzo de este 2010.

Y también, como en Chile, en Guatemala la "industria bancaria" del sistema no se quedó atrás y en un derroche de recursos publicitarios anuncian por los medios de comunicación las cuentas habilitadas para depositar los donativos, que luego utilizarán para capitalizar sus intereses y obtener altas rentabilidades antes de ser trasladadas a los afectados.

Las embotelladoras de agua y bebidas gaseosas se frotan las manos al comprobar el incremento de sus ventas, ante las necesidades de las familias damnificadas.

Las grandes cadenas de radio y televisión anuncian ya sus maratónicas recaudaciones, apelando al nacionalismo y el sentido de solidaridad de los guatemaltecos, aprovechando para orientar el consumo de determinadas marcas y patrocinios, así se escuchan pedidos, no de víveres, sino de Maseca, agua salvavidas o sopas instantáneas.

El presidente Álvaro Colom manifestó en rueda de prensa que “la tragedia es bastante grande y humanamente es muy dolorosa”; y por eso resulta contraproducente que estas empresas lucren con el dolor de la gente —la gente, ese ser innominado de muchas caras y ningún rostro.

Sólo falta que en la república de América Central, como en Chile, se eximan del pago de impuestos aquellas entidades que "hagan" donaciones. Y que se entregue a pocas firmas el monopolio de la venta de materiales para la reconstrucción.

* Fuente:
Centro de reportes inormativos sore Guatemala (CERIGUA – www.cerigua.info).

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