Honduras: represión bien planificada y selectiva

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Néstor Francia.*

La derecha internacional, los medios del patio y la oposición criolla apoyan a los golpistas. Son sus cómplices solapados en un momento insurreccional, mientras se extiende el aislamiento de los golpistas, que están débiles, pero no entregados. Lo que plantea un dilema imperial: o Acuerdo de San José o Revolución Popular. Cabe, así, una pregunta

 

¿Consejo de Seguridad de la ONU: para qué? Es el poder mundial presionado por el pueblo de Honduras

La represión del gobierno de facto contra el pueblo de Honduras congregado frente a la embajada de Brasil era de esperarse. Es una represión bien medida, planificada, selectiva, que actúa frente a grandes manifestaciones, como la mencionada, con medios relativamente legales (inclusive aunque se produzcan varios muertos, les es muy fácil negarlos) y por otro lado asesina blancos escogidos apelando a paramilitares y bandas “no oficiales”, y tortura y desaparece líderes sociales.

Externamente esta represión cuenta con complicidades, inclusive de factores supuestamente opuestos al golpe, como Estados Unidos y Costa Rica, que por un lado “median” en el conflicto y por otro ayudan a darle largas a los golpistas y callan ante la feroz represión. Ni qué decir de los medios de la derecha de todo el continente, como en los casos venezolanos de Globovisión, El Nacional y El Universal, por ejemplo, para quienes el pueblo hondureño no existe y mucho menos la represión de los golpistas. De hecho, estos medios apoyan descaradamente el golpe de Estado, llaman al gobierno de facto “gobierno interino”, al usurpador Micheletti “Presidente interino” y a Zelaya “presidente destituido por el Congreso”, además de dar prioridad a las declaraciones de los funcionarios golpistas por encima de las del presidente legítimo.

Una muestra muy clara de las posiciones de la derecha internacional es el rechazo de la oposición brasileña a la protección brindada a Zelaya por la embajada de Brasil en Tegucigalpa, la cual tildan de “intervención en los asuntos internos de Honduras”. Así mismo, los voceros de la oposición venezolana justifican al gobierno de facto, contribuyen al desprestigio de Zelaya y sueñan con tener algún día un gorila propio que les haga la tarea. Es por eso, entre otras muchas cosas, que no puede haber ningún tipo de diálogo ni negociación con la oposición golpista criolla: son enemigos jurados de los pueblos y si llegaran a acceder al poder perseguirían con saña a nuestro pueblo y a sus dirigentes.

En cuanto a la situación interna de Honduras, se habla de un momento insurreccional, mientras al exterior se extiende el aislamiento del régimen. Esto explica la reedición y prolongación del toque de queda, y el discurso falsamente “conciliador” que pronunciara ayer, significativamente en inglés, el “canciller” del gobierno de facto, mostrándose dispuesto a la negociación con Zelaya, pero sólo si este acepta antes la legitimidad del gobierno de facto a través de las elecciones amañadas  Los golpistas quieren aparentar fortaleza pero es obvio que no la tienen. Esto no significa, sin embargo, que estén entregados.

Su plan sigue siendo prolongar su estadía en el gobierno hasta las elecciones del 29 de noviembre, en el cual, mediante un proceso fraudulento y sin controles, simularían participación masiva y transparencia, para luego reclamar el paulatino reconocimiento internacional, con la ayuda soterrada del imperialismo.

El gran dilema del imperio y de la derecha internacional, que a nivel oficial no tiene más remedio que pronunciarse contra el golpe de Estado, proviene de que el pueblo hondureño es un factor activo, fuerte, organizado, combativo y, sobre todo, independiente de todos los otros factores, incluido Zelaya.

La principal consigna del movimiento popular, además del retorno de Zelaya a la presidencia, es la convocatoria a Constituyente, la cual es negada por el “Acuerdo de San José”, principal carta del imperio en el momento actual. Ahí está el dilema del imperio: “Acuerdo de San José” o Revolución Popular, ante la imposibilidad de acabar con la resistencia del pueblo. Las elecciones de noviembre son solo una opción secundaria, y no deseada, dentro de los planes de la diplomacia Obama-Clinton.

La “comunidad” internacional mantiene su apoyo a Zelaya como presidente constitucional, lo cual es por supuesto muy importante para la resistencia interna. Brasil y Estados Unidos han llamado a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU ¿Saldrá de allí algo más que una declaración de compromiso? No lo sabemos, pero no hay duda de que los golpistas hondureños no son los únicos que están sintiendo la gran presión que ejerce el heroico pueblo de Honduras.


* Analista de asuntos políticos.

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