Incertidumbre para el futuro económico del planeta

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Gabriela Guerra Rey * 

Turbulencias a nivel internacional en los mercados de dinero, combustibles y alimentos crean por estos días la idea de estar asistiendo a una decadencia global, por lo que la incertidumbre del planeta eleva sus pronósticos hacia el futuro.
 
Según el escritor español Ignacio Ramonet, esto no había ocurrido jamás; “por vez primera en la historia económica moderna tres crisis de gran amplitud coinciden, confluyen y se combinan”.
 
Cada una de ellas interactúa sobre las demás, agrega el intelectual en un artículo reciente sobre el tema, donde alerta acerca del agravamiento exponencial del deterioro de los mercados mundiales.
 
A propósito, Juan Luis Rodríguez, del diario digital español Rebelión, considera que se trata, efectivamente, de una sola catástrofe materializada en la debacle del poder económico sobre las poblaciones.
 
Es la que sufren las personas ante los efectos de las inmensas acumulaciones de dinero que circulan desde el sector inmobiliario al energético, pasando por la industria de la alimentación, explicó.
 
El objetivo es obtener más beneficios y engrosar el poder especulativo que esa masa de capital sea capaz de generar, acotó el periodista.
 
Causas
 
Las quiebras de prestigiosos bancos en todo el planeta, el estallido de la burbuja financiera, la especulación monetaria y la caída del dólar, son algunas de las causas principales del arruinado sistema monetario internacional.
 
De igual manera, los conflictos entre países, la hecatombe en el sector del crédito, y el mal manejo de políticas fiscales por parte de los gobiernos, malogran el crecimiento de muchas naciones, tanto en vías de desarrollo como industrializadas.
 
Ramonet reconoce pérdidas en las entidades afectadas de 250 mil millones de euros, mientras que el Fondo Monetario Internacional, a pesar de ser un organismo conservador, estima que para salir del desastre se necesitarán alrededor de 610 mil millones de euros.
 
Las mismas razones que desequilibraron el sector del dinero han llevado a un alza de precios sin precedentes en la industria energética, fortalecida con la contracción de muchas economías ante los desatinos de la crisis financiera.
 
En julio de este año el barril de petróleo tocó un máximo de 147 dólares, arrastrando hacia arriba a todo el mercado de combustibles.
 
Sin embargo, el mayor banco de inversiones estadounidense, Goldman Sachs, considera que el 60 por ciento del aumento del valor del petróleo se debe a la especulación y el 30 por ciento a la caída del dólar.
 
La crisis de energía llevó en la última década a la producción de biocombustibles, alternativa que pone al límite la disponibilidad de alimentos, encarece los precios básicos de ese sector, y marca el destino de millones de personas.
 
A ello se suma un incremento de la demanda de comestibles en las naciones emergentes o en países afectados por eventos bélicos o climatológicos.
 
Todos los elementos que conducen al desastre financiero continúan hacia los mercados básicos de materias primas, en este caso los más afectados son petróleo e insumos alimenticios, alertan los expertos.
 
Asimismo, una elevación del precio del crudo influyó directamente en la producción y el importe de estos últimos, así como en la búsqueda de fuentes alternativas para mantener iluminado el planeta.
 
Consecuencias
 
Unas y otras crisis se retroalimentan y dificultan el equilibrio global. Recientemente el banco suizo UBS consideró que Estados Unidos va hacia la recesión en el segundo semestre de 2008, mientras la ralentización en Europa crecerá.
 
Recalcó, además, que las naciones asiáticas resisten, pero la extrema desaceleración será inevitable para las más afectadas por los desequilibrios coyunturales, como la japonesa.
 
Como dijera Ramonet, este es el saldo deplorable que deja un cuarto de siglo de neoliberalismo: tres venenosas crisis entrelazadas.
 
Los desajustes son todos graves; sin embargo, el de la alimentación significa vida o muerte. Por alcanzar lo primero resisten casi mil millones de habitantes en el planeta en condiciones de extrema pobreza.
 
En junio último la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), convocó a una reunión extraordinaria en Roma para brindar soluciones al hambre que cada vez se impone con mayor fuerza.
 
Pero la prensa tuvo que concluir entonces con la advertencia de que la comunidad internacional se muestra incapaz de resolver el problema de llenar los estómagos.
 
Las esperanzas para dar término a los conflictos del dinero o insumos como el petróleo son todavía más remotas, lo que impide determinar a dónde irán a desembocar estos eventos que son en realidad la crisis del hombre.

* Publicado en Prensa Latina

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