Indígenas de Colombia: «No somos subversivos y exigimos respeto»

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Judith Henríquez Acuña*

El presidente colombiano Álvaro Uribe ya admitió que las fuerzas de seguridad dispararon contra las protestas indígenas en el departamento de Cauca, pero no la muerte de tres manifestantes en la refriega, dijo a IPS Daniel Piñacué, dirigente de la comunidad nasa.

Piñacué es gobernador del cabildo de Calderas, en Inzá, uno de los municipios del sudoccidental departamento de Cauca, y miembro destacado del poderoso Consejo Regional Indígena del Cauca.

Esta organización ha convocado la minga, como se denomina la marcha de 35.000 personas que partió el martes del resguardo de La María -territorio donde conviven en paz comunidades indígenas- y que llegará el sábado a la ciudad de Cali, capital del occidental departamento de Cauca.

Piñacué es uno de los portavoces de la masiva protesta indígena reprimida a balazos por funcionarios de seguridad del gobierno del derechista Uribe. El líder nasa fue quien denunció a la prensa el uso de armas de fuego contra civiles, que el presidente reconoció, finalmente, este jueves.

Sin embargo, la denuncia le había valido a este líder aborigen una amenaza presidencial de cárcel.

Al atardecer del jueves, Uribe cedió. Llamó a Piñacué y le anunció que aceptaba reunirse con los indígenas en Cali. Allí tendrá que escuchar el reclamo por incumplimientos de sucesivos gobiernos desde 1971.

"Buscamos que el señor presidente fije fechas y tiempos de cumplimiento sobre esos compromisos, con la presencia de veedores nacionales e internacionales", dijo Piñacué a IPS este jueves, a su llegada a Villa Rica, poblado en el camino entre La María y Cali.

IPS: ¿Cuántas personas llegaron a Villa Rica en la marcha indígena este jueves?

Daniel Piñacué: Aproximadamente unas 25.000. Hemos encontrado comunidades provenientes de otros departamentos del país a todo lo largo de la vía Panamericana (que conecta a Popayán, capital del Cauca, con Cali), y que se han sumado a esta gran marcha.

IPS: Uribe reconoció el uso de armas de fuego contra la protesta. ¿Qué opina el movimiento indígena?

DP: El presidente reconoce finalmente -por un vídeo, y no porque lo haya creído cuando se lo expresamos públicamente- que la fuerza pública sí ha violentado la pacífica marcha indígena. Lo que debe reconocer también es que el saldo de la refriega con el ejército en La María fue de tres indígenas asesinados y más de 100 heridos, que son atendidos en hospitales de Popayán y Santander de Quilichao.

IPS: Uribe también aceptó dialogar. ¿Qué le plantearán ustedes?

DP: En primer lugar, y como hemos sido acusados de delincuentes incitadores de la violencia, el resarcimiento de nuestro buen nombre y que no se nos trate como ciudadanos de segunda categoría. Que se respeten nuestro idioma y nuestra cultura ancestral.
También solicitamos ampliación de resguardos, legalización y tierras suficientes para mantenernos culturalmente, para trabajarlas y obtener los productos necesarios para nuestras comunidades, evitando de esta manera los desplazamientos hacia las ciudades y la pérdida paulatina de identidad.
Que no se nos empuje con violencia a abandonar nuestras tierras, situación facilitada por el gobierno colombiano para que las transnacionales y multinacionales las exploten dejándonos sin recursos hídricos y sin los mejores minerales: hierro, níquel, oro, etcétera.
De igual manera, buscamos la derogación de un sinnúmero de leyes inconsultas, aprobadas por el Congreso colombiano (parlamento) ilegítimo, elegido por el narcoparamilitarismo de este país y que agrava nuestra situación como comunidad.
Entre esas leyes están la de páramos, la de aguas y el estatuto de desarrollo rural.

IPS: ¿Existe infiltración guerrillera dentro de la marcha indígena?

DP: Siempre en este país los gobernantes, cuando saben que hay una marcha, dicen a los medios de comunicación que detrás está la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), y que los subversivos manejan y utilizan a los indios (indígenas) o a los campesinos que se levantan en justa protesta.
Para nosotros eso ya es tradicional. Claro, hay que decirle a la opinión pública que aquí los únicos subversivos somos nosotros, los que nos levantamos para exigir el respeto de nuestros derechos y el cumplimiento de numerosos acuerdos soslayados. Los que exigimos respeto a la dignidad e integridad física, cultural y política de cada uno de los hermanos indígenas.
Que se diga que hay infiltración es falso e irresponsablemente pone nuestras vidas en peligro.

IPS: ¿Qué debe saber la comunidad internacional sobre las peticiones del movimiento indígena colombiano?

DP: Debe saber la realidad viva, pura. Que nosotros vivimos en un campo de batalla, así convertido por los sectores armados que durante muchos años nos han desplazado de las mejores tierras hacia la cordillera.
Debe saber que somos pueblos pacíficos, gente laboriosa, que exige de manera justa su espacio y el libre derecho a reclamar condiciones humanas y dignas para vivir en paz.

*Publicado en IPS
 

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