Iraq, 300 bajas. – EL DESASTRE DE HALCÓN: LA INFORMACIÓN QUE NO FUE

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Había caído el sol del 10 de octubre de 2006 cuando grupos de la resistencia iraquí atacaron con morteros y cohetería Katyuska y Grad la inmensa Forward Base Falcon (base Halcón), la más grande instalación militar estadounidense ubicada a unos 13 kilómetros al sur de la «zona verde» de la capital.

Halcón aloja buena parte de la soldadesca estadounidense en el área, la mayor parte elementos de la cuarta división de infantería, provenientes de Fuerte Bliss, Texas. Cuando el ataque, unos 3.000 efectivos se encontraban en la base, en cuya santabárbara no faltaban municiones –y tanques y otros vehículos en los estacionamientos amén de depósitos de combustible.

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El campamento, en cuya construcción participaron empresas iraquíes, ocupa una superficie de alrededor de dos kilómetros cuadrados, protegido por muros de concreto y atalayas para la vigilancia. Del ataque se desprende que la guerrilla disponía de información precisa sobre los controles, defensas y ubicación de los blancos.

Iniciado el bombardeo, comenzaron a arder los depósitos de combustible y estallar las municiones; las llamas pudieron ser vistas, y escuchadas las explosiones, tan lejos como en la llamada «zona verde», donde se ubican las oficinas de la diplomacia, administración y comandos militares estadounidenses en Bagdad. Los incendios y explosiones –inmensas, según personal de la BBC– continuaron durante gran parte de la noche.

La respuesta no se hizo esperar: la fuerza aérea estadounidense descargó bombas y misiles sobre la ciudad intentando acabar con los puestos de lanzamiento de los cohetes de la resistencia, informaron periodistas de France Presse y la BBC. El corresponsal de la BBC en Bagdad Andrew North dijo que las explosiones comenzaron al filo de las 23 y fueron «aun más frecuentes» mientras los incendios se extendían por la base militar, alimentados por los estallidos de los tanques de combustible y la santabárbara.

El teniente-coronel Jonathan Withington –portavoz de la cuarta división de infantería– dijo al día siguiente: «La inteligencia indica que civiles unidos a organizaciones de milicianos fueron responsables por el ataque con morteros de anoche».

Un informe emitido por el departamento (ministerio) de Defensa señaló posteriormente «El 10 de octubre de 2006, aproximadamente a las 10.40 p.m. un proyectil de mortero de 82 mm, disparado por la milicia desde un área residencial en Abi T-Shir causó un incendio en un depósito para el suministro de municiones en la base Halcón. En este depósito, que contenía proyectiles para la artillería de los tanques además de balas de pequeño calibre, se produjeron una serie de grandes explosiones. Alrededor de 100 efectivos de la cuarta división de infantería estaban a la sazón en la base, pero no se ha informado de heridos.

«Los daños en el sector no implican disminución alguna en la capacidad operativa de la División Multinacional Bagdad».

Una vez controlado el fuego en la mañana del 11 de octubre –fundamentalmente porque en la práctica todo el campamento fue anegado– los integrantes de los equipos periodísticos extranjeros
(esto es: no de EEUU)
ubicados en las afueras de la base pudieron observar la partida de nueve grandes transportes militares terrestres, con bien visibles cruces rojas, cargados con muertos y heridos.

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Sobre 300 personas, incluyendo personal del ejército, «marines», agentes de la CIA e intérpretes fueron las bajas del ataque; hubo también 165 heridos de gravedad, 39 con lesiones menores, 122 soldados iraquíes muertos y otros 90 heridos, que fueron evacuados junto con las tropas estadounidenses al hospital militar norteamericano instalado en Al-Jabaniya, a unos 70/80 kilómetros al oeste de Bagdad.

Fotografías satelitales y aéreas de fuentes no comprometidas indican que la base Halcón sufrió daños mayores en su estructura y que prácticamente todas las reservas de municiones para armas individuales, artillería y cohetes, además de toneladas de combustible, seis helicópteros Apache y un número no determinado, pero importante, de vehículos ligeros –como «Humvees» y camiones de abastecimiento– fueron dañados o totalmente destruidos.

Los periodistas extranjeros observaron «una interminable parada» de vehículos militares remolcando tanques y blindados a otra base cercana a Bagdad.

Muchas de las murallas y atalayas del campamento resultaron dañadas o derribadas, igual que barracas, talleres, salones de recreación, gimnasio, cancha de básquetbol y piscinas que podían albergar hasta 3.000 efectivos, así como las oficinas administrativas.

Aunque los documentos oficiales niegan la existencia de bajas y aseguran que sólo 100 hombres custodiaban una base militar en la que había millones de dólares de equipo militar de vital importancia, asegurando que sólo dos elementos resultaron con heridos leves, lo cierto es que la realidad es más dolorosa que esa propaganda. foto No sólo perdió la maquinaria bélica de EEUU buena parte de su poder de fuego y transporte –y todas su reservas de municiones y combustible–, sino que el listado fúnebre superó el primer día los 300 nombres.

El hospital militar que mantiene Estados Unidos en Al-Jabaniya, el mayor de los existentes en el país ocupado, se inauguró el 12 de mayo de 2006, como necesidad debido al incremento de las bajas que vienen soportando las tropas invasoras. En un primer momento las autoridades médicas emitieron una primera lista de heridos y muertos, que se puede consultar en la URL que se indica más abajo.

Fuente: Por la libre
www.porlalibre.org.

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* Periodista no «incrustado» en las tropas estadounidenses. La información originalmente se publico en inglés en Iraqwar.mirror.

Traducción: redacción Piel de Leopardo.

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