Itaipú: Paraguay reclama y Brasil mira para otro lado

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Nuria Gonzalez Rouco*
 
Desde que llegó a la presidencia, Fernando Lugo se propuso revisar, discutir y modificar el tratado que mantiene con Brasil por la represa de Itaipú. Pero Lula se niega a cualquier cambio. 

Paraguay es consciente que el problema energético afecta a todo el mundo por igual. Por ende quiere insertarse en el mercado internacional exportando un recurso tan necesario y carente como la energía eléctrica, que ellos producen en conjunto con Argentina –Yacyretá- y con Brasil –Itaipú-.

La represa hidroeléctrica de Itaipú inaugurada oficialmente en 1973, por entonces la mayor represa del mundo, está ubicada en el Río Paraná -14 kilómetros al norte del Puente de la Amistad- en el trecho fronterizo entre Brasil y Pragiay.

De acuerdo al “Acta de Iguazú” firmada el 22 de junio de 1966 entre los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países, la energía producida se dividiría en partes iguales. Sin embargo, una de las cláusulas de dicha declaración estipula el excedente de energía que no fuera utilizada por uno de los dos países, sería vendido en exclusividad al otro país participante del proyecto. (Ver: “Relaciones energéticas desiguales”. APM 29/08/2008).

Otro dato importante es que a la hora de construir la central hidroeléctrica, la inversión fue totalmente brasilera, en tanto que Paraguay se comprometía a pagar su parte con lo recaudado por la venta de energía eléctrica. Esto se acordó como consecuencia de que la nación guaraní dispondría de una cantidad de electricidad excedentaria para el tamaño de su población y economía. (Ver: “Paraguay quiere discutir los precios”. APM 27/04/2008).

Entonces se fijó un precio "de amigos", que significaba que el valor de la unidad eléctrica se vendería "al costo" de producción. Por estos tiempos, Asunción satisface el 90 por ciento su demanda con el 5 por ciento de la energía producida en Itaipú. El 95 por ciento restante acaba en Brasil, que paga por ella unos 300 millones de dólares.

Lugo sostiene que ese precio debe revisarse y aumentar hasta unos 2.000 millones de dólares, pero Brasilia no lo acepta y sostiene que solo puede discutir ese asunto a partir del 2023, cuando vencerá el tratado.

Principalmente, éstos son los puntos del tratado de Itaipú que Lugo quiere modificar para que la economía paraguaya realmente vea los beneficios de exportar energía eléctrica.

El presidente guaraní, en conferencia de prensa dada a su arribo a San Pablo, manifestó que “el tratado puede cambiarse, lo concreto es abrir el debate y encontrar una solución justa para el tema energético”.

Si bien ambos mandatarios llegaban a la reunión del miércoles pasado en Brasilia con grandes diferencias, acordaron la conformación de una “mesa de diálogo y negociación”, que según el canciller brasileño, Celso Amorim, será coordinada por los ministerios de Minas y Energía de Brasil y de Obras Públicas de Paraguay y tendrá su primera reunión en un plazo de unos diez días.

Por su parte, el canciller paraguayo, Alejandro Hamed Franco explicó que su país "tiene urgencia para comenzar a trabajar" y aseguró que el presidente Lugo percibió del lado brasileño "una amplia voluntad para la colaboración y el entendimiento".

En la "mesa técnica", según ambos cancilleres, serán discutidos todos los puntos planteados por Paraguay, que abarcan la revisión de los precios de la electricidad y de varias cláusulas del tratado, como la que prohíbe la venta de la electricidad no usada a terceros países.

Por su parte, Amorim dijo -a título de resumen- que en el encuentro entre ambos presidentes "se reafirmó el principio de la integración", que lleva a un país de las dimensiones económicas de Brasil a "comprender las dificultades de los más débiles".

Desde el otro lado, el canciller Hamed valoró los resultados de esa reunión y dijo que Paraguay está en búsqueda de "empresarios serios para invertir en el país " y "los ha encontrado" en San Pablo.

Por otro lado, el embajador brasilero en Asunción, Valter Pecly Moreira explicó que para modificar cualquier punto del Tratado de Itaipú llevará aún “mucho tiempo”, teniendo en cuenta que en Brasil existen varios órganos políticos al que hay que convencer y citó primero al Congreso, a Itamaraty y luego al Ejecutivo.

“El procedimiento en el Congreso brasileño son normalmente muy largos, algo que se cambia en el tratado no se aprueba y si se aprueba se llevaría unos tres a cuatro años, o sea hay que ser también un poco realista en ese sentido”, sentenció el embajador. 
“La negociación sobre Itaipú no es una negociación fácil y el presidente Lula e Itamaraty está dispuesto a establecer con el Paraguay una cooperación mucho más grande de la que tenemos hoy”, añadió Moreira.

Si bien el tratado de Itaipú fue el eje primordial del encuentro, también se conformaron comisiones para iniciar proyectos industriales, comerciales y de inversión entre ambos países.

Entre estos proyectos, se encuentra el visto bueno del Parlamente brasilero para la construcción del segundo puente sobre el Río Paraná, creando así un nuevo punto de contacto entre las dos naciones. Además, se analizaron planes de cooperación en el área social y la situación de los brasileños en Paraguay.

Principalmente, este último punto hace referencia a los “brasiguayos” -productores agrícolas brasileños radicados en Paraguay- que se oponen a la reforma agraria del gobierno, que según palabras de Lugo las tierras que poseen en territorios fronterizos son fiscales, y por lo tanto serían utilizadas por el Estado para realizar la reforma agraria.

En tanto, en una reunión con empresarios brasileros el mandatario paraguayo defendió la reforma agraria, y señaló que se pretende “armonizar los intereses de las grandes explotaciones agropecuarias -muchas de ellas de brasileños o de origen brasileño- con los intereses del pequeño y mediano agricultor, generalmente paraguayo. La cuestión no representa confrontación sino integrar armónicamente el desarrollo".

También se tocó el tema del Régimen Tributario Unificado (RTU) con el fin de formalizar el circuito comercial fronterizo para los microimportadores paraguayos que unen Ciudad del Este y Foz de Iguazú.

”Todo hace suponer que la aprobación del RTU para Ciudad del Este estará incluida dentro del paquete negociador que tendrá Brasil con Paraguay, a cambio de no innovar en el tratado de Itaipú”, indicó el viceministro de Economía e Integración del Ministerio de Hacienda, Manuel Alarcón.

Se habló de la creación de un banco de inversiones en Brasil, el Banco del Sur, y de la cooperación ampliada que se abre especialmente para las pequeñas fincas de familiares de Paraguay. “En fin, yo creo que fue una reunión bastante positiva”, resumió Lugo en conferencia de prensa en la embajada paraguaya en Brasil.

Además, afirmó que se crearon “comisiones de seguimiento”, de tal manera a que las innumerables reuniones y acuerdos de siempre, no se queden estancados.

Sin embargo, al volver a Paraguay, la comitiva que había estado en Brasilia no estaba tan contenta como pareció en la conferencia de prensa brindada por los ministros de Relaciones Exteriores luego de la reunión.

A su regreso, Lugo fue entrevistado por el diario francés “Le Monde Diplomatique”, en donde reiteró que quiere revisar el contrato de explotación de la central hidroeléctrica de Itaipú con Brasil hasta que se agoten todas las instancias de diálogo y que "el recurso a tribunales internacionales es sólo una hipótesis".

Además, en la entrevista publicada el jueves pasado, advirtió que los paraguayos "no nos contentaremos con compensaciones financieras. No queremos regalos, sino un precio justo para nuestra energía".

“La energía de Itaipú ha favorecido el desarrollo de la industria brasileña, particularmente la de San Pablo. Es hora de que los paraguayos reclamen un precio justo para su energía, es decir, el precio del mercado”, sentenció Lugo.

En términos más generales, el nuevo presidente paraguayo reiteró que su "principal objetivo es bajar progresivamente el índice de corrupción para garantizar la institucionalidad de la República, para que Paraguay sea de nuevo creíble en el mundo y atraiga a los inversores".

Paraguay, de la mano de Fernando Lugo, quiere reinsertarse en el mercado mundial. Sabe que tiene recursos -como la energía hidroeléctrica- de los cuales puede sacar beneficios monetarios importantes.

Sin embargo parecería que sus “hermanos mayores” sudamericanos no se lo quisieran permitir. Tanto Argentina como Brasil no quieren revisar y modificar los tratados que los unen con Paraguay en relación a las represas que manejan conjuntamente.

Ambas potencias sudamericanas, que se llenan la boca hablando de “integración latinoamericana”, están más preocupadas en solucionar sus propios problemas energéticos, que en ayudar al porvenir de las economías regionales más empobrecidas. Así la integración es sólo una simple palabra.

*Publicado en APM.

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