Jerusalén, la cerrada ciudad de todos

1.429

Juani Rishmawi.*

Bueno, exceptuando una vez y por casualidad, ya que, mediante las gestiones que la Iglesia hace cuando tenemos fiestas religiosas a las que estamos apuntados los cristianos, de vez en cuando nos regalan un permiso de un dia o dos para poder ir. Ese día que conseguí mi visado especial, lo dediqué a ir a ver a mi sobrino, que por esas fechas estaba gravemente enfermo y necesitaba más nuestro cariño. Pero me llevé una sorpresa mayúscula: iba en coche por las calles de la ciudad, y ¡cuánto había cambiado!

No podía creerlo, no la conocía, no era mi ciudad antigua, llena de color y vida, con las gentes entrando y saliendo de la muralla, anárquica, fascinante, con un atractivo por su milenaria historia. Encontré frialdad en ella, muchisimos soldados armados, cámaras de control en cada esquina, puentes y pasos subterráneos a las afueras de las murallas para aliviar el caos de coches que siempre ha tenido.

Faltaba el encanto de la vida auténtica y fiel al carácter de las personas que vivían allí. Sí, digo vivían. Jerusalén está vacía de esa población de palestinos —la originaria, presente desde hace miles de años— que paseaban y vendían verduras, especias, dulces de miel, artesanía de cuero, etc. Esa esencia de zoco que le daba una vida realmente espectacular, ese árabe tan particular y atractivo, de todo ello ya no queda casi nada.

Lo que se ve es la colonización de la ciudad antigua, su judeización, y las amenazas a la mezquita de Al Aqsa, que solo unos pocos privilegiados pueden visitar, siempre controlados por los militares israelíes.

Mi Jerusalén de antes está triste y sobre todo ha desaparecido su esencia de cultura milenaria. La han renovado tanto que parece de juguete.

Cientos de palestinos que daban vida y alegría han sido desterrados a barrios periféricos; las calles de Sheikh Jarrar y Salahedín, las arterias centrales de la vieja ciudad, se han levantado en los últimos meses con la expulsión de cientos de familias palestinas, echadas de sus hogares por reclamaciones ilegales de que esas casas ya no les pertenecen.

La despoblación de la comunidad palestina en Jerusalén ya es un hecho: la división de los barrios, el deterioramiento de las calles donde viven palestinos, Beit Hanina, Soafat, Ram, etc. Todos ellos sufren en sus carnes las dificultades en su vida diaria. Me cuenta mi amiga Soraya, que vive en Jerusalén, el miedo a que sus hijos salgan a las calles, llenas de jóvenes que venden drogas en la periferia del barrio; sus dificultades para salir de sus casas a calles embarradas y carreteras peligrosas en las que hay que vigilar en todo momento que los niños no se suelten de la mano.

Sí, su vida es muy dura. Además del exceso de impuestos especiales creados para ellos (el arnuna), no les dejan construir aunque sean dueños legales de sus tierras, y ven como sus casas son confiscadas y entregadas a judíos ultraortodoxos que reclaman como suyo todo lo que se les ponga por delante con la complacencia y el beneplácito del democrático gobierno israelí, y que incluso son financiados y por supuesto protegidos por las fuerzas militares israelíes.

Por tanto no nos queda más que llorar nuestra pérdida. ¿Qué hacer ante tanta injusticia? ¿Cómo se puede permitir tanta impunidad? No lo sabemos. Lo único que podemos hacer ahora es denunciar, explicar y pedir justicia en los tribunales internacionales ante el robo impune de un país que tiene en su política su principal baluarte en la desintegración y desaparición de todo rastro de algo que se llame Palestina y de los palestinos en Jerusalén.

Jerusalén es de todos y para todos. Tenemos una deuda con esta maravillosa ciudad. No permitamos que la situación vaya a más. Es cuna de las religiones monoteístas, ¿podemos permitir en nuestras conciencias esta injusticia?
* En Blog El Periódico de Catalunya, Palestina, día a día; en el Boletín Palestina Libre.

Una Disneylandia bíblica gana sitio en el Jerusalén palestino

Alberto Masegosa.*
De acuerdo con la alcaldía, la demolición servirá para levantar un centro turístico que ponga en valor el atractivo del parque, pero según grupos de la sociedad civil israelí su objetivo no es otro que proseguir la judeización de la llamada ciudad santa.

El conocido como "Parque Arqueológico del Rey David" abre sus puertas apenas unos metros al sur de la vieja ciudadela, en pleno barrio de Silwan, conquistado en 1967 por Israel, como el resto de los territorios palestinos, en la Guerra de los Seis Días.

El área alberga unas ruinas que se descubrieron en el siglo XIX pero que no habían llamado demasiado la atención hasta que a mediados del siglo XX, al poco de la creación del Estado judío, fueron identificadas como las de la capital de ese monarca.

La identificación se basó en la descripción que aparece en la Biblia de la ciudad que ese soberano -el más poderoso del Antiguo Israel, además de músico, buen poeta y mejor amante, según el relato bíblico-, construyó sobre la antigua Jerusalén cananea.

Lo que condujo a la organización de la extrema derecha religiosa israelí "El Ad", acrónimo de "A la Ciudad de David", a empezar a fines de los ochenta a colonizar la zona, que desde entonces se encarga de gestionar en exclusiva como parque arqueológico.

Unos 400 colonos judíos viven en la actualidad entre alrededor de 2.500 residentes palestinos en el recinto, donde El Ad organiza visitas, frecuentadas mayormente por escolares y soldados, en las que se glorifica el mítico monarca y el Antiguo Israel.

"Al principio pensábamos que se trataba de una iniciativa de los colonos pero ahora creemos que responde a una política planificada por el gobierno", dice Yudith Oppenheimer, directora del grupo "Ir Amim", que lucha contra las expropiaciones en el área.

"El Gobierno utiliza a los colonos para que le hagan el trabajo sucio. Silwan será crucial en un eventual acuerdo de paz por su cercanía a la vieja ciudadela. Y lo que el Gobierno pretende es quedarse con Silwan en ese eventual acuerdo de paz", afirma.

Oppenhemir denuncia que la última orden de demolición se enmarca en un proyecto urbanístico de mayor calado, que la alcaldía jerosolimitana baraja con el nombre de "Esquema 1155" y que implicaría la expulsión de otro millar de residentes palestinos.

Diseñado por el arquitecto Moshe Safdie, ese proyecto prevé ampliar el parque con la construcción de un complejo de 100.000 metros cuadrados y para el que se echaría abajo buena parte de Al Bustan, vecindad palestina próxima al yacimiento.

El asunto refleja lo intrincado de todo lo que atañe a Jerusalén, nudo gordiano del conflicto entre palestinos e israelíes y donde se mezclan a partes iguales la arqueología y la política cuando la segunda de esas disciplinas no utiliza a la primera.

Esa es la opinión del arqueólogo Rafi Greenberg, especialista de la Universidad de Tel Aviv y que mantiene que no hay en realidad evidencia alguna que demuestre sobre el terreno que el parque albergue las ruinas de la capital del Rey David.

Greenberg recuerda que en el yacimiento, un conjunto de bloques de piedras en el que no queda ningún edificio en pie, se han encontrado restos de hasta 5.000 años antes de Cristo pero que ninguna prueba arqueológica atestigua una presencia judía.

"Sabemos que el lugar ha estado habitado desde hace mucho tiempo pero desconocemos por completo si quienes lo habitaban eran judíos, creían en el dios de los judíos, o creían en muchos otros dioses", afirma el especialista de la Universidad de Tel Aviv.

Rafi Greenberg va más allá: asegura que no hay de hecho evidencia arqueológica de la existencia de judíos con anterioridad al siglo II antes de Cristo, cuando acabo de compilarse la Biblia, que habría sido lo que les dio identidad como pueblo.

Esto es, ocho siglos después de que, según la propia Biblia, hubiera vivido el Rey David.

*Periodista.

En www.palestinalibre.org —que cita como fuente a Agencia EFE.

 

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.